Vuelve la política

Alfonso Samerón

Siete años separan el Sí se puede de las plazas al Sí se puede de la bancada de Unidos Podemos en el Congreso el día de la moción de censura de Pedro Sánchez.

Siete años que quizá encierran todo un ciclo político. Siete años en los que han pasado muchísimas cosas en la política española. Siete años en los que por ejemplo, Podemos ha pasado de la tentativa al asalto de los cielos que finiquitara el bipartidismo al aplauso cerrado a la vuelta al posibilismo reformista de la alternancia política.

Así es la vida. Así también es la política. Siete años, sobretodo, y eso no está saliendo en las crónicas del cambio de gobierno, en los que la aplicación de las recetas de ajuste económico dictadas por el sanedrín europeo han empeorado notablemente las condiciones de vida objetivas de la clase trabajadora española, tanto por la pérdida de poder adquisitivo de sus salarios como la pérdida de cobertura de los servicios públicos. ¿Acaso no era ese el objetivo de la crisis? En el bicentenario de Marx no seré yo quien abjure del materialismo como instrumento de análisis.

El gobierno de Zapatero cayó con las botas de las recetas keynesianas puestas hasta que los capos del cartel monetario europeo le obligaron a modificar por lo civil o lo criminal el artículo 135, que daría a la postre, el gobierno al Partido Popular. Un harakiri político que permitió pilotar las medidas de ajuste con mano de hierro y mucho más margen de maniobra. Había que hacer lo que tocaba hacer (lo que mandaban los mercados) Sin los complejos de un nostálgico socialdemócrata.

Y así ha sido. Mano de hierro en lo económico y en lo social. Asfixia económica para las clases populares y asfixia democrática ante el más mínimo intento de contestación (ley mordaza, utilización del TC contra el procés catalán) El gobierno de Rajoy ha ejercido un férreo control sobre todos los poderes del Estado, incluyendo entre ellos, todos los grandes grupos de comunicación y sólo ha caído, cuando ha sido imposible disimular el nauseabundo olor a mierda de la corrupción que salpicaba al propio presidente del gobierno, y del partido. M.Rajoy.

Para aquellos a los que nos gusta hasta apasionarnos esa materia que llamamos política, la moción de censura de Pedro Sánchez ha sido algo verdaderamente fascinante. Que en apenas una semana Rajoy pasara de asegurarse la estabilidad parlamentaria con la aprobación de los presupuestos a la derrota en la moción de censura, teniendo en ambos casos al PNV como protagonista circunstancial indispensable, muestra como, a pesar de todos los pesares, la política tiene todavía hoy una no despreciable capacidad para cambiar el sentido de las cosas.

La victoria de Pedro Sánchez y la configuración de un gobierno prácticamente impecable, con el borrón del efímero ministro Huerta, cuya renuncia ha sido resuelta de manera intachable por otra parte, ha caído como agua de mayo sobre la tierra quemada política española arrasada por el Partido Popular. El gobierno de Rajoy había tensado tanto las cuerdas, que como se ha escrito acertadamente durante los últimos días, conseguir un clima de distensión política es ya un objetivo en sí mismo para poder adquirir un mínimo de perspectiva para afrontar el futuro. Como dijera de manera inteligente con fina ironía el flamante ministro de Ciencia e Innovación, el objetivo es plantearse en los primeros días tener un objetivo. Un gobierno que piense y además muestre sentido del humor es tanto, que se antoja casi demasiado.

Sin embargo, conviene hacer recuento de las oportunidades perdidas estos últimos largos siete años, más que nada para no dejarnos engañar por el bienestar sensorial que produce un gabinete que está demostrando una resuelta capacidad de seducción. Y para ser justos, cada una de esas oportunidades que se nos han escapado, deberíamos anotarla en el debe de la incapacidad de la izquierda para levantar un proyecto alternativo y en el haber de un régimen político, que ha exhibido una enorme capacidad para hacer frente a los dos grandes ejes desestabilizadores de la política española en los últimos años, en la forma de nuevo sujeto político emergente con voluntad de cambio político y de la crisis territorial sin precedentes que ha supuesto la amenaza soberanista de Catalunya.

Me atrevería a decir que ambos desafíos han quedado cuando menos aplazados. Tengo la impresión, que es sólo eso, una impresión que si quieren podemos elevar a la categoría de conjetura, de que los poderes del Estado detectaron que Ciudadanos, que hasta hace bien poco, parecía ser la fuerza elegida para la alternancia política del nuevo ciclo político, iba perdiendo definitivamente fuelle y carecía del sustrato necesario para relevar al PP como fuerza de gobierno de suficientes garantías. En esa línea, Ciudadanos tal vez resultara ser un artefacto más imprevisible y difícil de controlar que el PSOE. Es entonces, cuando apuestan por la baza Pedro Sánchez, o como mínimo, deciden no oponerse frontalmente. A la postre es en definitiva, uno de los nuestros, tal vez pensaron. Un partido del que siempre los que atesoran verdaderamente el poder han podido fiarse. No me parece baladí, en ese sentido, el impecable relevo de carteras que se produjo en los ministerios, ni la prontitud con la que Mariano Rajoy ha convocado el congreso del PP.

Como si de una jugada de billar español a tres bandas se tratara, la moción de censura ha conseguido desactivar de una sola tacada a tres factores de desestabilización de la política española, a Podemos como fuerza opositora que todavía atesora una nada despreciable capacidad de movilización, al independentismo catalán y a Ciudadanos, partido que ha quedado en una situación de flagrante fuera de juego.

Habrá que estar muy atentos a las decisiones que tomen unos y otros en las próximas semanas. La agenda política que ha insinuado Pedro Sánchez parece diseñada para seducir a un electorado de centro izquierda ávido de buenas nuevas. Un agenda digna del mejor partido demócrata americano: con el diálogo, la cultura y los derechos civiles en su frontispicio. Partido Popular y Ciudadanos van a disputarse el espacio de la derecha española y Unidos Podemos tiene ante sí el difícil reto de acompañar al nuevo gobierno en su propuesta de reforma a la vez que mantener la movilización para poder incorporar en la agenda política las cuestiones más incómodas. A saber, la recuperación del poder adquisitivo perdido por las clases populares a causa del ajuste. Es decir, la prueba del algodón de la voluntad de profundidad de la reforma política abanderada por el nuevo presidente. Este parece que va a ser el tablero político en los próximos meses. Vuelve la política. Bendita sea.

8 comentarios en “Vuelve la política

  1. Interesante artículo, tanto por lo que dice como por lo que sugiere, esto último no exento de misticismo.
    ¿ Quienes son los verdaderos poderes y como se articulan para producir esta notable carambola de billar a tres bandas ?
    Por un momento he recreado una escena de la inquietante Eyes Wide Shut del gran S. Kubrick.

  2. Ell número de candidaturas que habrá en el Congreso tal vez nos dé una pista de hasta qué punto resultaba imposible un acuerdo express en ese sentido.

  3. Alucinante el vídeo de Sánchez trotando por Moncloa en camiseta blanca y con leyenda “ Barcelona 92 ”
    Es un mensaje para que todo el mundo entienda que ha llegado ( con mucho esfuerzo ) para quedarse.
    No suda , solo se desplaza.
    Marketing, ting , ting, ting.

  4. Yo si…ejem…Rajopiyus no fue consciente de lo que iba a pasarle hasta que sucedio.
    Cuando fue consciente fue demasiado tarde.
    Y es que ante un milagro como el de la moción de censura de Peter Sanchez,no hay Dios ,ni Santísima Virgen,que pueda evitar que El Espíritu Santo lo lleve a cabo….ejem.

    Otra posibilidad es que realmente estaba hasta la coronilla de aguantar a semejante tropa parlamentaria,lo demuestra su ausencia durante el debate,mirando los toros desde la barrera del restaurante.
    Rajopiyus no podía más , estaba exhausto.
    El signo de los tiempos,es hacer politica y eso no estaba en su ADN.

    También existe otra posibilidad paralela,que Rajopiyus no estaba dispuesto a darle su cabeza a Albert Riverside ….ni jarto vino.

    En fin…quizás lo sepamos realmente algún dia ,cuando el decida darme la razón..o no…. Jeje.

  5. Tiene un puntito de razón ,Mr Mulligan al ver mucho marqueting..ing..ing…
    Creo que se habrá dado cuenta que en la entrevista que le hicieron ayer a Peter Sanchez en La Moncloa ,otra sutileza del marqueting:
    Las puertas y ventanas de la sala estaban abiertas de par en par….
    Y eso me hace cantar esa de…Sisa

    Oh! Benvinguts, passeu, passeu.
    de les tristors en farem fum.
    A casa meva és casa vostra,
    si és que hi ha casa d’algú.
    ….
    iViva er marketing!…jeje.

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