Tiananmen

Lobisón

 

En la madrugada del 4 de junio de 1989 se produjo la matanza de Tiananmen: cientos de personas murieron bajo la acción del ejército chino, poniendo fin a semanas de protestas, de las que la plaza de Tiananmen se había convertido en escenario y símbolo. Se reclamaba democracia, ciertamente, pero también se protestaba contra la inflación y la corrupción. Una respuesta previsible a los aspectos negativos del nuevo crecimiento económico, doce años después del paso del gobierno ideológico de la Banda de los Cuatro al desarrollismo de Deng Xiaoping y su idea de que no importaba el color del gato si cazaba ratones.

 

Hace pocas semanas se han publicado en Hong Kong las memorias póstumas de Zhao Ziyang, el entonces secretario general del PCCh, desplazado del cargo en 1990 por oponerse al uso de la fuerza y sometido a arresto domiciliario hasta su muerte en 2005. En su interpretación, fue el primer ministro Li Peng quien convenció a Deng de la necesidad de la represión. Además se apunta que en realidad Deng no sabía nada de gatos, y que había comprado el paquete de reformas económicas de Zhao con la intención de modernizar y desarrollar la economía china, sin ninguna reflexión sobre el paso a una política más democrática para acompasar esa modernización económica.

 

Es sugerente el paralelismo con el ascenso de los tecnócratas en España, ahora que se cumple medio siglo del Plan de Estabilización. Ellos defendían en privado que la democracia no era posible hasta que el PIB per cápita español alcanzara una determinada cifra, cifra que fueron revisando al alza hasta que la muerte de Franco les obligó a decidir si había llegado por fin el momento. El recuerdo de su alineamiento durante la transición deja pocas dudas de que, si por ellos hubiera sido, habría que haber seguido esperando a mayores cotas de desarrollo.

 

Durante estos últimos veinte años Li Peng ha quedado como el malo, mientras que a Deng se le ha identificado con el éxito de las reformas económicas, esas reformas que al parecer no pensó ni diseñó. Pero incluso con el testimonio de Zhao es inevitable que Deng ofrezca un perfil positivo frente a los desastres ocasionados anteriormente por las ambiciones de poder de Mao, las terribles hambrunas provocadas por el Gran Salto Adelante y la masacre cultural y humana a las que dio origen la Revolución Cultural, tan alabada por los hijos de papá en la Sorbona.

 

Hay otro factor que puede servir de argumento para la defensa de Deng. En 1989 la URSS ya se estaba cayendo a trozos a consecuencia del empantanamiento de las reformas. Era más fácil culpar a la perestroika que reconocer la ingenuidad con la que Gorbachov la había abordado, sin una estrategia para coaligar a los sectores reformistas como la que —ya muy tarde— insinuó en su debate con Yeltsin tras el intento de golpe de 1991. Pero en cualquier caso el temor al caos reforzó el conservadurismo de la dirección china: probablemente Li Peng no tuvo que esforzarse demasiado para convencer a Deng de la necesidad de aplastar las protestas para evitar que el desastre soviético se reprodujera en China.

 

Lo que cuesta mucho más entender, y es imposible justificar, es la brutal crueldad de la represión. No existía ciertamente un hábito de manejar con cierta habilidad la disidencia, como el que habían desarrollado antes de esa época los gobiernos húngaro o polaco, y la historia de las décadas anteriores —los años de Mao y de la Banda de los Cuatro— no era tampoco un buen precedente. Pero incluso ahora, veinte años después, sigue llamando la atención la cruda rigidez con la que los gobernantes chinos repoden a cualquier desafío a su autoridad, recurriendo a una retórica inverosímil y sin valorar las consecuencias negativas de sus actos y de sus palabras.

 

Por otro lado, no hay duda de que el gato siguió cazando ratones, y cada vez más. Tomando como base (100) el año 1952, la economía china había pasado de 422,2 en 1977 a 1.279,8 en 1989. Ese año el PIB per cápita fue de 398 US$, y en 2007 ya era de 2.136, a la vez que el país se convertía en la tercera potencia mundial, por detrás de Estados Unidos y Japón y por delante de Alemania.

 

La gran pregunta sigue siendo hasta cuándo podrán soportarse los conflictos sin mecanismos democráticos de mediación en una economía que ha crecido a ese ritmo y con dramáticas desigualdades entre las ciudades y el campo, la costa y el interior. Por otra parte la crisis ha llevado a pronósticos muy alarmistas sobre la viabilidad del modelo económico y social, pero el gobierno es bien consciente de esos riesgos y está tratando de aprovechar a fondo los recursos centralizados de control de la economía. A mediados de abril se comenzaba a pensar que China lograría, gracias a un gigantesco estímulo fiscal, alcanzar su objetivo de un 8% de crecimiento en 2009, pese a que en el primer trimestre el crecimiento anualizado sólo había sido de un 6,1.

61 comentarios en “Tiananmen

  1. Sí que es bueno el articulo de Ignacio. Lo de no dar ni una con los personajes chinos/iraníes/etc …. es descojonante. Me recuerda los años de palmero de Chiquito de la Calzada en Japón, cuando en el hotel saludaba tres veces al mismo creyendo que eran personas diferentes. De todas formas, igual es impresión mía, pero cada vez se ven menos personajes incluidos en el estándar de «gafoso». Igual son los ambientes que uno frecuenta, no sé.

  2. Jon 52,es que ya no quedan cines de arte y ensayo,ahora todo son cines de alta definicion ,que a veces te destrozan los timpanos,por eso la gente no lleva gafas,se rompen los cristales……jeje.

  3. Yo recuerdo cariñosamente a una gafosa, antigua amiga, estudiante de Filosofía y Letras, con gafas de culo de vaso, en una exposición en Granada. Se plantó ante un cuadro en el que figuraban dos especie de «amorfas» (no me atreví a confundirlas con formas) con intención geométrica perfiladas a carboncillo, sobre las cuales estallaba una especie de huevo frito de color morado. Se quedó pensativa, expresó su emoción ante una «emoción plástica tan intensa» y acabó dándonos una tremenda perorata sobre el poder plasmado en el arte, la «liberación de la psique» y otras miliquinientas que nos hacían bostezar al cuarto de hora ya de modo inevitable y descarado. Siento parecer machista, pero nos quedamos aguantando el tirón porque, a pesar de sus gafas de aumento modelo «Manuel Barragán» y del tostón que nos estaba soltando, la puñetera era más que atractiva. Años después, sin gafas, con la vista operada y vistiendo de un modo más, digamos, convencional, reafirmé esta opinión berlusconiana (machista) que os comento.

  4. Tengo que desmentir los rumores que dicen que Amistad Civica pertenece al Partido Cívico Democrático (ODS) de Buitre Topolanek…..jeje.

  5. «Venga ya, PMQNQ 50…no me digas que no eres de los que leen “los titulares de Cultura del diario El Pais”….jeje.»

    Que no, que no, que ya no los leo…

  6. Oh, Amistad, ¿mantienes aún hoy cierta turgencia en tu cuerpo, carnes bien prietas, curvas de escándalo, ojos negros grandes y gafas de culo de vaso? A ver si …..

  7. Como dice Lobisón, en 1989 la URSS se estaba cayendo a pedazos y la élite china tenia un gran temor a que las libertades acabaran llevando a China a un desorden semejante a la de la ex-URSS. Ha habido, pues, 2 modelos de transición del comunismo al capitalismo. Pero en realidad, el modelo ruso ha evolucionado lentamente hasta convertirse en una dictadura de facto del partido de Putin. Los enemigos de la prensa han sido asesinados, los capitalistas que se forjaron un imperio economico sin permiso del Kremlin han sido encarcelados, muchos banqueros tambien fueron asesinados. No ha habido una masacre como la de Tianammen. La masacre ha ocurrido en Chechenia.

    En fin, que salvo Polonía, Chequía, Eslovenia, Hungría y las 3 repúblicas bálticas, todos los demás países de pasado comunista no han sabido evolucionar hacia una democracia. Bulgaria, por ejemplo, está dominada por una mafia. Ucrania no puede vivir sin el gas ruso. China es el ejemplo más perfecto del capitalismo de Estado. Las protestas de familias chinas porque sus hijos habían muerto en el terrremoto metidos en escuelas deficientemente construidas han sido acalladas al igual que lo fue Tianammen. El capitalismo de Estado no puede tolerar críticas, éstas van contra el crecimiento de la producción. El hombre nuevo del capitalismo de Estado es una persona con alto PIB per cápita, pero que carece de memoria sobre todo lo que ha debido sufrir la sociedad en el pasado guiada por El Partido.

    Naturalmente que veo muy problemático que Cuba pueda democratizarse y cada vez está mas claro que Venezuela va hacia el capitalismo de Estado, eso sí, todos vestidos de rojo.

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