Silencios

Barañain

En una época como esta, caracterizada por la inmediatez con que se transmiten toda clase de sucesos – nimios o trascendentales-, y por la sensibilización del cuerpo social ante la crisis económica y la correlativa degradación del sistema institucional, sorprende que los actores políticos destacados no hayan asumido aún  la necesidad de salir a la palestra con esa misma inmediatez cuando un nuevo mazazo –como el de ayer-, golpea a la opinión pública. En las circunstancias actuales, el silencio no debería ser una opción para los responsables políticos.

Cuando escribo esto, no se conoce aún reacción alguna del presidente del gobierno y del Partido Popular. Sí, ya lo sé, no debería sorprenderme esa actitud en Rajoy. Nada me puede sorprender, a estas alturas, de un gobernante que ha sobrevivido –sin un  rasguño político-, a la insólita experiencia de las ruedas de prensa a través de pantallas de plasma.  Que yo sepa, tampoco ha salido a mostrar su bochorno su número dos en el partido, Dolores de Cospedal. González Pons ha leído una nota, más bien alicaída, que cuadraba poco con la envergadura de la operación anticorrupción desvelada ayer y con la presencia de nombres tan destacados como los de Granados y el actual presidente de la Diputación de León.

Sólo Esperanza Aguirre supo dar la talla y mostrarse como el animal político que es.  Tuvo reflejos para exteriorizar su estupor y  asumir su responsabilidad –o declararlo así al menos, aunque eso no se concrete en  ninguna medida práctica-, y para recordar, como quien no quiere la cosa, su pasado distanciamiento de Granados. Y sobre todo, al reconocer que el PP había dilapidado el capital político acumulado, asumía como merecido el reproche social. Se ponía simbólicamente a la altura de los ciudadanos decepcionados, mostrándose como una más de entre ellos.

Tampoco había hecho acto de presencia ante los medios ni en ningún órgano político el secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, que además ha sido  antecesor al frente del ayuntamiento de Parla de uno de los detenidos. Ni por supuesto Pedro Sánchez, pese a su demostrada querencia por las cámaras y las redes sociales, de quien no he conocido siquiera un mísero Twitter. Es posible que 140 caracteres no bastaran para una declaración con fuste y que podrían  haberse interpretado como una frivolidad más, pero quizás hubieran servido para exteriorizar el malestar y empatizar con el hartazgo de los ciudadanos. El responsable de organización del PSOE,  César Luena,  trató de enfatizar la rapidez con que se expulsaba de su partido a los implicados, como algo que lo distinguiría de la pasividad generalmente  mostrada por los populares  siguiendo una línea ya consolidada en su organización. Dudo que eso sirva ya de mucho consuelo. Sigue como asignatura pendiente el control de las actuaciones de sus cargos institucionales (que no son tantos), de cuyas fechorías  parece obligado a enterarse cuando ya es demasiado tarde (pero no siempre tendría por qué ser así).

Es posible que los más listillos de cada organización hayan hecho su cálculo y racionalicen su silencio –al menos en estas primeras horas-, como si fuera una muestra de respeto hacia una opinión pública en riesgo de saturación.  No dudo que en los próximos días asistiremos a iniciativas diversas de respuesta al espectáculo de las últimas horas pero nada aliviará ya la sensación de shock que ayer tarde transmitieron los responsables políticos.

Tras el silencio, la desvergüenza. Leo en un diario de la derecha, que como el resto de los medios cubre con amplitud la noticia de los arrestos y del funcionamiento de la red corrupta,  que lo  del ayuntamiento de Parla “pone en jaque al Psoe”. Es curioso, no ha llegado a semejante conclusión al repasar la abrumadora lista de cargos populares detenidos que se suma al rosario de noticias judiciales calamitosas para ese partido. Este diario ilustra su compungido editorial con una viñeta que muestra una manifestación popular en la que se enarbola una pancarta que reza: “Todos somos Rinconete y Cortadillo”.

Ahora se trata de eso. Ya se consiguió que casi todo el mundo estuviera dispuesto a asumir su parte alícuota en el despilfarro del gasto público como explicación de la crisis y en aceptar haber vivido por encima de sus posibilidades. Ahora se pretenderá que asumamos como una evidencia indiscutible nuestra innata condición de tramposos y chorizos. Pues no, conmigo que no cuenten para la autoflagelación. Yo no soy ni Rinconete ni Cortadillo. Y conozco a muchas otras personas que tampoco lo son. Y hablo de gentes que han desempeñado durante muchísimo tiempo los más diversas responsabilidades en la gestión pública, a diferentes niveles, dejando un rastro de sobriedad, cumplimiento del deber y respeto a la ley.

Una cosa es reconocer el sustrato cultural (y religioso) que explica la particularidad de los países del sur latino en su relación con el dinero y la cosa pública y otra, muy distinta, convertir eso en un mea culpa colectivo que, a base de igualar a todo el mundo en el chapoteo del lodazal, evite el reproche político a quienes no sólo no han sido capaces de poner la más mínima distancia (efectiva) con los corruptos sino que, como organización, se han beneficiado de la corrupción. Y que, acumulando silencios, esperan  llegar al final del recorrido indemnes, confiando en que la amnesia ciudadana y la falta de alternativas permitan que sus pecados les sean (electoralmente) perdonados.

11 comentarios en “Silencios

  1. Así es. Los mismos que nos vendieron que vivíamos por encima de nuestras posibilidades nos quieren colocar ahora otra de sus mercancías: la corrupción forma parte de nuestra genética. Ya saben, la picaresca y bla bla bla. O esa variante tan recurrente que es la transversalidad. La socialización de la culpa lleva siempre a la impunidad de los verdaderos delincuentes. Ayer un concejal de UPYD en el ayuntamiento de Madrid pidio los contratos firmados por Botella con la empresa Cofely, principal beneficiaria de la «red púnica». El ayuntamiento se los negó. La corrupción tiene responsables y beneficiarios perfectamente identificables. Si no se hace nada para acabar con ella no es por razones genéticas o históricas sino porque hemos puesto al frente de la nave a corruptos, empezando por Mariano Rajoy. Y no es el único.

  2. Señor Maruhenda, yo tampoco soy Rinconete ni Cortadillo. Y no tengo nada que ver con ellos. Y me repugna lo que está pasando. Como le repugna a muchos otros ciudadanos, que tampoco tienen que ver con la corrupción.
    Los que son corruptos son unas personas concretas, muchas por cierto, pertenecientes a la política y a otros ámbitos de la sociedad. Y los que pertenecen a la política son responsables ellos mismos, los corruptos, y los que los han nombrado. Y la responsabilidad de los que los han nombrado y confiado en ellos no se asume saliendo lloroso o llorosa en televisión a contarnos su tremenda decepción (si es que la hay, porque a mí me cuesta mucho creer que uno trabaje estrechamente con alguien tanto tiempo y no le llegue el tufillo de la mierda, con perdón) y a pedír disculpas y perdones. No, eso no es asumir responsabilidades políticas. Asumir responsabilidades políticas implica dimitir, inmediatamente. Ya sé que eso no se lleva en este país, pero hay que irlo poniendo de moda. Y rápidamente. Antes de que el sunami de la indignación ciudadana, con el aprovechamiento de Podemos, se lleve todo por delante.
    Acabo de oír a Martín Pallín en la SER y resulta que no es tan difícil actuar, y de modo contundente. El gobierno tiene mayoría absoluta, por lo que no necesita pactos con nadie para tomar una serie de medidas imprescindibles, como declarar no prescribibles los delitos de corrupción. Seguro que ningún partido se opondría. El problema es que nos gobierna un partido que está corrupto en su médula y que, como consecuencia, no tiene más que una ligera fachada de querer acabar con la corrupción. Y es lógico, acabar con ella sería acabar con ellos.

  3. Es curioso cómo algunos interpretan eso de «asumir responsabilidades». Como si consistiera en decir que se asumen, pedir disculpas y hacer propósito de enmienda. Sin que eso repercuta para nada en ellos. Era cómico ver a Rajoy en el Senado decir cuanto lamentaba lo que ocurría, cuando ha sido incapaz de explicar el caso Barcenas ni su propia relación personal con el personaje. Y es un poco ridículo vr a un profesional de la cosa como Gomez hablar de lo del alcalde Parla con un estilo casi de reality show. Parecía que era el a quien había que consolar o compadecer.

  4. Hola Barañain, pues siendo verdad que la picaresca es algo propio de la cultura española, aunque no sólo, yo distingo entre ser pícaro y ser ladrón continuado de millones, o entre ser pícaro y ser corrupto continuado de millones de abusos. Antes era culpa de los ciudadanos haber vivido por encima de nuestras posibilidades, ahora es culpa de los ciudadanos por tener ciertos genes. Esta gente justifica todas sus malas acciones echando la culpa al resto. Esto es un problema mental grave.

    «El interés que tienen los partidos en acabar con la corrupción se mide por la cantidad de veces que han denunciado a sus propios compañeros»

    Venga, que vayan cayendo cabezas….. 🙂

    Saludos!

  5. Quieren convertir un problema de responsabilidad política en una cuestión de confesionarios y conciencia. Que si perdón, que sin vergüenza… Piden perdón y siguen robando. Mientras negaban Gurtel , dando a entender que era algo del pasado, y ponían todos los impedimentos a la justicia , la red púnica robaba en los dos últimos años. Aguirre no quitó a Granados, como ahora vende mintiendo, por higiene democrática sino por las luchas internas del PP en Madrid. Los corruptos y la corrupción ahí siguen. Y lo de Tomas Gomez es de traca. Espero que Guridi nos cuente algo sobre el tema.

  6. Si gracias a su mayoría absoluta y absolutista el PP está haciendo lo que le da la real gana, desde la ley de educación hasta el nombramiento del presidente de TVE, ¿a qué va Pedro Sánchez a pactar las medidas anticorrupción? ¿Para que la opinión pública y política los meta, a PSOE y PP, en el mismo saco? Hay que ser pardillo. Que presente el PP sus medidas y que le responda el PSOE con las suyas, que tienen que ser valientes, muy valientes, desde la eliminación del partidismo en los órganos judiciales a la prohibición total de las tarjetas nominales y, en las corporativas, que se detalle el gasto. Si un ministro realiza una comida «de trabajo» debe decir con quién ha comido y para qué. Con todo, donde mejor y más barato se resuelven los problemas es en el despacho. Así que, del presidente para abajo, ¡microondas en el despacho! Y chutando.

  7. No es un problema de que hoy toque la corrupción del PP . Toca el espanto que produce este gobierno. Cualquiera puede entender que en el momento que vive este país la responsabilidad del presidente del gobierno, bien por acción o bien por omisión, es infinitamente mayor que la de cualquier presidente autonómico, alcalde u otro cargo. Si además existen datos de que el PP se ha financiado ilegalmente durante años y Rajoy ha amparado y se ha beneficiado de esa corrupción la cosa se complica exponencialmente. No seré yo quien quite gravedad al escándalo de los ERE , tan recurrente siempre, pero en este momento de España el gobierno de Rajoy , precisamente por su implicación en la corrupción, se ha convertido en un peligro para el sistema democrático, mucho más que cualquier Podemos. Es iluso pedirle a los pirómanos que hagan de bomberos y mucho mas si los piromanos están en el gobierno.

  8. Dice Hacienda que las donaciones en b al PP no tributan. Aunque sean ilegales , ya que las legales tampoco tributan. Este es el país que tenemos. Disfruten lo votado.

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