Navegar con mal tiempo

Arthur Mulligan

Contra lo que se pronosticaba como una consecuencia  de la victoria electoral del PSOE el escenario surgido de las últimas elecciones municipales y autonómicas no ha supuesto un mero remate para la izquierda, antes bien, se ha saldado con una importante recuperación del bloque de la derecha, con  Madrid como emblema. La desaparición del peso de la  ley dʼhont que había penalizado la excesiva fragmentación de la derecha -cada bloque cosechó unos once millones de votos-,  ha vuelto a equilibrar  el poder territorial.

La histeria desatada  tanto por el éxito como por la frustración en ambos bloques, ha reservado uno de los más bochornosos espectáculos de cómo se comporta nuestra clase política por no haber propuesto en el pasado  una ley electoral  más moderna que se acercase a la realidad política de nuestro país.

Pero no solo la ley electoral sino también  la Constitución, que como carta de ordenamiento de una democracia soberana moderna además de ser garante de libertad debe también fijar los límites de esa libertad con el propósito de que sea igual para todos.

La frecuencia de las palabras derecho(s) y deber(es) en la CE,  146 y 16 veces respectivamente, es concomitante con la de libertad (es) y obligación (es), 46 y 17 veces, lo que da un total de 192 alegrías contra 33 incomodidades .

Es decir en nuestra constitución proliferan los términos favorables y escasean las restricciones.

Comparando con la americana de los Estados Unidos, la palabra derecho (ríght) aparece sólo una vez y el «no “prohibitivo, de tradición bíblica,  aparece hasta   27 veces. Y también el  limitante ningún, en el sentido de “ningún Estado tomará parte en tratado alguno, alianza o confederación, etc.”,  o “ningún Estado, sin consentimiento del congreso, pondrá impuestos o cargas cualesquiera”, etc.

En fin, algo admirable por su sentido común y, como decía Henry Baldwin (1780-1844) magistrado de la corte suprema norteamericana,  «… nada de interpretaciones amplias, extendiendo los términos más allá de su sentido obvio. Como tampoco una aplicación estrecha que paralice al gobierno y le incapacite para su función. Una ley cuyo espíritu debe respetarse no menos que su letra, si bien el espíritu debe extraerse sobre todo de las palabras… »

Compárese con las recientes piruetas retóricas admitidas para acceder a cargos y emolumentos y que no ocultan su desprecio a la ley de leyes de todos y para todos. Por no mencionar lo que se  entiende como un nuevo estatus jurídico o diálogo entre diferentes (todos lo somos) y las famosas asimetrías territoriales.

Pero volviendo a nuestro momento, si por regla general el comportamiento de los electores ha sido impecable la coherencia que exige el sistema para dotarse de dirección en un marco estable  parece lejos de   alcanzarse por vetos y resistencias que se cruzan.

Destaca sin embargo  la pérdida por Ciudadanos de  un  millón cuatrocientos  mil votos en un mes, el abandono de Abascal por la mitad de su electorado y el hundimiento de Pablo Iglesias que pierde un millón quinientos mil votos, comprometiendo seriamente su desesperada negociación para pactar con Sánchez,  quien, paradojas de la vida, contempla la renovada  fortaleza de ERC y PNV.

Todo esto ha ocurrido mientras sigue amenazante  la borrasca de una recesión que puede pillarnos con las velas desplegadas de un déficit de 8.000 MM (un 30 % que en 2018 y solo entre Enero y Abril)  sin reducir su deuda,  que ya ronda el 100 %, y si los tipos y las primas de riesgo empiezan a subir, como ha sucedido en Italia, el pago de intereses y el déficit aumentarán y obligará a hacer recortes más intensos, esto es , a plegar velas.

Los mercados son impredecibles, como los huracanes, y nadie puede asegurar cuándo éstos  pueden retirarnos su apoyo en un contexto probable  – que ya ha ocurrido para nuestra desgracia – de  una prima de riesgo al alza y de pánico en cubierta.

También debería inquietar  al piloto unas nubes  que aparecen por barlovento, todavía en formación pero cada vez más negras que pueden dar en  tormenta tropical o algo más desagradable, quien sabe. Se trata de la sentencia del procés y las  incuestionables resistencias  desestabilizantes que cabe esperar del mundo secesionista.

Así las cosas, como se dice en  términos  marinos, o se capea  o se corre el temporal , porque ya nadie duda de su inminencia, y lo que se persigue sobre todo con esta maniobra es la seguridad de la nave , imprescindible para cualquier ulterior finalidad.

Bien, y con este panorama ¿dónde se encuentra el capitán?

El capitán está deshojando la margarita. En mi opinión o se pone a la capa ( proa al temporal ) y pacta algo de indefinido pero complicado nombre con podemos y los de palacagüina sin avanzar, o corre el temporal ( ofreciendo la popa a las olas y desplegando velas de mal tiempo ) avanzando con Rivera de contramaestre.

El partido de Rivera nació para acotar  la influencia de los nacionalismos en la gobernabilidad de España y coadyuvar en las necesarias y urgentes reformas.

Cabe por tanto la posibilidad – existen precedentes- de que bajo la presión amable de una oferta generosa por quien es más grande, se deje de lado la pretensión de una abstención estéril y se recomponga el desquiciado panorama.

Por mucho que se le insulte, el PP ha demostrado talento en la gestión de los pactos y puede y debe ser un aliado para abordar los intereses de estado.

No se trata de que nadie renuncie a sus programas; es algo más importante, es presentarse en la UE unidos en lo esencial  y desde la cooperación y consenso  , comenzar a reorganizar el estado desde una amplia base política y social.

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