Márgenes y límites en la Sanidad Pública

Barañain

Han empezado las rebajas y lo primero que se rebaja es el rigor en la gestión de los asuntos públicos  y el respeto debido a los ciudadanos. En año electoral, ya se sabe, vale todo. El gobierno del PP anuncia medidas novedosas respecto a lo que ha sido su práctica en toda la legislatura, medidas cuyo carácter electoralista nadie del gobierno -ni de sus propagandistas- se molestar en disimular. Y así es asumido por todo el mundo con la mayor naturalidad.  Ya se trate de impuestos, de estaciones de tren, de kilómetros de autovías, de construcción de centros sanitarios o de lo que sea, el espectáculo desatado -y sólo acaba de empezar – demuestra el poco recorrido que cabía esperar de tanta admonición como hemos tenido que soportar estos años, por parte de unos y de otros,  sobre el “despilfarro y mal uso del dinero público por parte de la clase política”. Y sobre la escasa conciencia de ello -y consiguiente escaso control social- por parte de la ciudadanía. Como es lógico, la oposición no se queda atrás. Lo dicho: vale todo.

 Programas a precio de saldo: a cada público se le dirá lo que se cree que ese público quiere escuchar y sin que importe lo más mínimo si el discurso ante unos es incoherente con el que se hace ante otros. Nadie se dejará superar  por el adversario a la hora de anunciar objetivos y compromisos, por más que sepa de sobra la inviabilidad de muchas de esas ocurrencias; sin ningún disimulo, llegada la hora de poner en práctica lo prometido el ganador  se desdecirá aduciendo dificultades sobrevenidas imprevisibles. Lo cual sólo a veces -pocas – es cierto. Puede ocurrir por supuesto que la divergencia entre lo prometido y lo que se tiene que ejecutar se deba a que previamente se valoró mal la situación. En otras, sin embargo, la divergencia entre lo que se hará y lo que se había prometido – divergencia que frustrará a la parroquia respectiva -, se debe pura y simplemente a que se había mentido. Es decir, a que conscientemente se habían minusvalorado las dificultades y se habían ocultado los planes verdaderos, seguramente los únicos posibles, quizás porque no se veía a los seguidores capaces de soportar la verdad. Por supuesto, no descubro nada nuevo ni se trata de un problema exclusivamente nuestro (que se lo pregunten, si no, a los electores de Dilma Rousseff o a los de Hollande).

Viene esto a cuento del conflicto actual en nuestro país por las dificultades de financiación de un tratamiento antiviral de última generación para  enfermos de hepatitis C (muchas decenas de miles sólo en España). Un conflicto que seguramente nadie esperaba que estallara, en la forma que lo ha hecho. El episodio -solo uno de los muchos similares que se dan continuamente en el ámbito sanitario-, pone de relieve que la complejidad de la gestión de la sanidad pública  -y de las expectativas de sus usuarios- alcanza tanto a su sostenibilidad financiera (dado su coste colosal, evidente para cualquiera a poco que se ponga a echar cuentas aunque  sea solo a partir de la experiencia que conoce en su entorno próximo), como a su gestión política y a los dilemas, incluso éticos, que debe afrontar.

También pone de relieve lo fácil que es caer en la demagogia y el oportunismo.  Es muy legítimo, y conveniente,  que se cuestione la política sanitaria del PP y es muy razonable la crítica concreta a la gestión gubernamental de la política farmacéutica. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Ante la evidencia de una limitación en el acceso a ese tratamiento, una vez convertida la cuestión en crisis política, el gobierno de Rajoy farfulla cosas ininteligibles y quienes están en la oposición dejan solo al PP: la presidenta socialista de Andalucía asegura que allí no faltará el medicamento a todos los que lo necesiten y lo mismo asegura el consejero de sanidad vasco, del PNV, que además dice garantizar que eso será así para cualquier tratamiento que pueda aparecer para cualquier enfermedad que sufra un vasco (¡ay, la famosa sobrefinanciación!).

Desde luego, sería magnífico que todos los enfermos de hepatitis C dispusieran sin coste del tratamiento antiviral novedoso. Pero el asunto de este tratamiento farmacológico tan caro, aunque sea llamativo,  no tiene nada de sorprendente; ninguno de sus rasgos habrá resultado extraño a nadie que haya tenido responsabilidades en la política sanitaria nacional o autonómica o que conozca minimamente ese terreno. Y el caso es que las condiciones de autorización del tratamiento en cuestión se validaron -como en otros casos de nuevas prestaciones- en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud en el que se sientan los consejeros de sanidad de todas las comunidades autónomas con el ministro del ramo, es decir, tanto populares, como socialistas (Andalucía, Asturias) y nacionalistas (Euskadi, Cataluña, Canarias). Tal vez esté confundido pero no me suena que se plantearan allí discrepancias por parte de nadie. O si las hubo -y eso fue hace unos meses- no se trasladaron fuera.  

Este pasado lunes, víspera de Reyes, Tomás Gómez (PSOE de Madrid) se acercaba a las puertas del hospital La Princesa de Madrid tras haberse reunido con profesionales médicos de ese centro.y anunciaba acciones legales de todo tipo contra el gobierno “si en cinco días, en el próximo Consejo de Ministros, no aseguran el tratamiento a todos los pacientes de hepatitis C que lo necesiten”. No me parece una buena idea que un partido político judicialice así esa cuestión pero me preocupa más otra cosa: ¿están seguros de que no les habría ocurrido algo parecido de haber estado ellos al frente del ministerio de sanidad?  ¿están seguros de que no les ocurrirá algo similar cuando vuelvan ellos al gobierno? Mas aún: ¿de verdad se creen que todo se reduce a que “los recortes matan”? (esta es una pregunta retórica; ya sé de sobra que no se lo creen).

El PSOE ha venido defendiendo en esta legislatura que se asuma como suelo financiero de la sanidad el 7% del PIB (incluso que sea por ley, en el contexto del blindaje social de la Constitución que reclaman). No me parece mal defender ese “suelo” (no así lo de su blindaje constitucional) pero ¿y el “techo”? ¿O es que alguien cree que en un ámbito como el de la sanidad, en el que aparte de los recursos humanos pesan tantísmo las nuevas tecnologías y la innovación terapéutica, no hay techo para el gasto?

La oposición en general y la  izquierda en particular  (me refiero a la izquierda solvente: de la actuación de Podemos en este asunto ya he opinado ayer, comentando el post anterior a este mío, así que no abundaré sobre el esperpento) explicará que hay margen financiero para garantizar el tratamiento a todos los enfermos de hepatitis C, al coste que razonablemente se pueda conseguir,  y no dudo de que eso sea posible. Y también puede haber margen para solventar otras necesidades no menos acuciantes que ya existan o que surjan. Pero si existen márgenes de actuación es porque existen límites. O sea, hablar de un márgen lleva implícito -aunque no se exteriorice- que hay un límite.  Está bien aferrarse a ese margen de actuación o incluso tratar de ensancharlo pero en algún momento habrá que empezar a hablar también del límite. Si ahora no es el momento oportuno, ¿lo será estando en el gobierno si no se ha advertido previamente de ello?

 Es lamentable que se desperdicie la oportunidad -en un asunto de tal calado y que afecta tanto a tanta gente-  de hacer un poco de pedagogía política sobre las implicaciones, dificultades, riesgos y costes de un elemento básico del llamado estado de bienestar como es la sanidad pública. Al menos debería evitarse  propagar entre la ciudadanía la idea de  que  no hay límite al gasto sanitario y que podrá seguir garantizándose todo, a todos, y  a todos a la vez, al coste que sea, en todo momento y durante el tiempo que sea, con todos los medios (humanos y materiales) que sea preciso poner a su servicio, etc. Sin duda, debe ser difícil traducir esta necesidad de sinceridad en propuestas políticas que no sean pasto de los demagogos. Pero, al fin y al cabo, de eso trata la política, de los márgenes y los límites de la actuación de los gobiernos.

14 comentarios en “Márgenes y límites en la Sanidad Pública

  1. Interesante y valiente artículo el de hoy, que suscribo en su integridad.
    Tambien se lee y oye mucho sobre el derecho a la defensa de la sanidad del ciudadano, pero se lee poco y se oye menos sobre un derecho que la ciudadanía, en su conjunto por el gran coste que se evitaría con ello, debería también tener en cuanto a esperar del ciudadano que considere paralelamente una obligación, el llevar una vida sana. Tabaco, alcohol, drogas y otros hábitos que pueden terminar siendo muy perniciosos, generan un costo sanitario tambien muy elevado. Habría que considerar esa obligación de vida sana como la respuesta alternativa a lo que se espera, y se exige, recibir del estado.

  2. Me parece que no es exactamente así como lo percibe la ciudadanía. Por supuesto que son necesarios limites en todo, también en sanidad, pero lo que el personal cuestiona, y no sin razón, es que las prioridades del gobierno siempre descansan sobre los dineros de unos y a favor de la riqueza de otros. Lo que vemos es un gobierno que rescata un sistema financiero con más de 60.000 millones de € a fondo perdido, como lentejas, que indemniza a empresas con cargo al presupuesto cuando sus negocios son ruinosos, sea Castor o las autopistas, por no hablar del reparto de la carga fiscal, mientras le niega unos medicamentos a unos ciudadanos. Es así como se percibe porque es así como ocurre. Las prioridades marcan la ideología del gobierno, en Sanidad y en todo.
    Establezcamos los límites de nuestro gasto sanitario pero mucho antes acabemos con las desigualdades que está dejando en nuestra sociedad las lamentables politicas economicas de nuestros gobernantes nacionales y europeos.Me parece que hablar del límite sanitario antes de atajar otras cuestiones es empezar la casa por el tejado. La casa de los más pobres, como siempre.

  3. El País 12: Agencias París 7 ENE 2015 – 12:33 CET
    «Tiroteo en París. Hombres armados atacan la sede del semanario satírico ‘Charlie Hebdo’ con armas automáticas. Hay 10 muertos, según la Fiscalía de París. La revista publicó las caricaturas de Mahoma en 2006».

  4. Hollande en el lugar del atentado informando a la prensa. Alguno en este país debería aprender.

  5. «Reacciones. El primer ministro británico, David Cameron, ha condenado el atentado y ha calificado de «enfermos» a los autores. «Estamos con el pueblo francés en la lucha contra el terror y en la defensa de la libertad de expresión», ha afirmado.»

    ¡Qué raro, aquí también hay unos «enfermos», pero de una «enfermedad” que no se quiere nombrar! ¿Por qué será? Ese va a ser seguramente el tono de las reacciones iniciales de los «prudentes” políticos europeos y de los medios politicamente más correctos.

  6. ¿No deberían mañana todos los periódicos y revistas europeos publicar una caricatura de Mahoma? Sería un buen gesto de solidaridad con sus colegas franceses y un valiente acto de defensa de la libertad de expresión.

  7. Totalmente de acuerdo PMQNQ. Aunque dudo que veamos algo así, dados los precedentes. Acabo de ver a tres portavoces de otros tantos partidos españoles: Luena (PSOE), Llamazares (IU) y Hernando (PP) y parecían paralíticos, con un habla ortopédica, que les impedía pronunciar lo innombrable. Los tres, como cortados por un mismo patrón, como si se hubieran puesto previamente de acuerdo en no hablar de lo que hay que hablar. He sentido vergüenza ajena.

    En Francia misma la reacción que ahora es más visible va de «Je Suis CHARLIE», y de énfasis en la defensa de la libertad de expresión, que es mucho menos comprometido que hablar del islam y del islamismo. Recordando lo ocurrido tras los asesinatos de Toulousse -marzo de 2012- no sé si cabe esperar algo más incisivo. Hoy mismo salía en Francia a la calle la novela «Sumisión» (Islam), de Houllebecq, y la polémica previa desatada en torno a esa obra de ficción, ilustra bien el ambiente que se respira, un ambiente miserable (muy europeo, ciertamente) en el que difícilmente pueden esperarse reacciones como la que sugieres, que sería la más decente (si un relato futurista provoca tan inquisitorial rechazo del establishment mediático, no les veo con las caricaturas de Mahoma en sus portadas).

    Reacción tipo en el mundo islámico francés:
    «Los líderes franceses musulmanes, consternados. Dalil Boubakeur, rector de la mezquita de París, manifiesta en el lugar del atentado de Charlie Hebdo su inquietud por el radicalismo religioso que golpea a tantos países, incluidos los musulmanes». Son vo
    El radicalismo religioso dice el tipo. Y se queda tan ancho el tipo. Vomitivo. Como si fuera eso lo caracteriza al mundo actual y no el casi monopolio del crimen, la intolerancia, y el fanatismo por parte del islamismo en sus múltiples versiones a cual más repugnante, a lo largo y ancho del mundo.

  8. Yo quería comentar sobre el artículo pero se nos ha cruzado el atentado…

    Creo que del integrismo islámico hay que hablar con claridad y me parecería excelente la publicación de las caricaturas en la prensa europea. No obstante, entendería que no se hiciera o se recomiende desde los gobiernos no hacerlo por temor a represalias violentas.

    Pero también me parece fundamental no caer en una condena genérica de la religión islámica. Primero, porque son los propios musulmanes las primeras victimas del integrismo homicida y segundo, porque la religión es ese árbol que nos impide ver el bosque: son las sociedades las que hacen que cobre una determinada forma, no la religión en sí, por eso se expresa de forma tan diferente una misma religión. Lo realmente peligroso no es el islam en general en este caso sino la islamofobia y me parece bien que los políticos sean prudentes en sus manifestaciones sobre el atentado.

    Hoy es muy mal día para los que han muerto pero tampoco para salir a la calle si eres un musulmán y vives en occidente.

  9. Respecto a la cobertura total de los enfermos de hepatitis, seguún los datos fácilitados por la prensa estos días, 60.000 enfermos por 60.000 euros de coste unitario resulta un coste total de 3.600 millones de euros.
    Respecto al islamismo radical, ni agua, y no nos olvidemos de lo implantado que lo tenemos en ciertas mezquitas de nuestro país. En mi pueblo hay dos mezquitas y según me explicó un policía, una de ellas ha requerido de una infiltracíión por parte de sus colegas.He visto a subsaharianos transformarse radicalmente de un islamismo tibio a putear a sus hijas con métodos diversos. Tampoco olvidemos quien armó financieramente a estos radicales -potencias petroleras del golfo- y quien indujo esta financiación -EEUU-.

  10. Fernando, sería cuestión de calcular lo que han pagado los consumidores de alcohol y tabaco a lo largo de su vida en impuestos especiales, no así los de drogas. Drogas legales y pagando impuestos, así de paso acabamos con ciertas mafias compra voluntades. ¿Verías lógico que a ciertos discapacitados o a personas proclives a heredar enfermedades se les exigiese un sobrecosto iimpositivo en base a su riesgo sanitario? ¿ Y a los practicantes de deportes de riesgo, o los glotones, o a los que no comen productos ecológicos , o a los que viven al lado de una vía con mucho tráfico y respiran humos? No deseemos vivir en una sociedad controlada por el Gran Hermano.

  11. Para que vean que fuera de España, en Francia en este caso, sí se acuerdan de que existió el Presidente Zapatero y de que hizo cosas muy importantes para este país, les cuelgo la siguiente noticia:

    Infolibre Actualizada 07/01/2015 a las 14:51

    La Universidad de Toulouse ha acordado otorgar el doctorado honoris causa al expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en reconocimiento a su “incesante” tarea para “ampliar los derechos civiles y sociales”, puesta de manifiesto en leyes como la integral contra la violencia de género (2004), de igualdad efectiva entre mujeres y hombres (2007), de interrupción del embarazo (2010) o en favor de las víctimas del terrorismo (2011).

    La universidad francesa también destaca que “bajo su liderazgo y por la fuerza de su perseverancia”, el proceso de paz en Euskadi, iniciado en 2005, concluyó en octubre de 2011 con el anuncio por parte de ETA del abandono de la violencia.

    La ceremonia de entrega del doctorado tendrá lugar el próximo día 15 de enero, con un discurso de entrega a cargo del decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Hugues Kenfack, y otro de aceptación de Zapatero.

  12. Tiene razón Barañain en denunciar la hipocresía de cierta izquierda ( y casi toda la derecha ) cuando los crímenes se cometen en nombre del Islam. Entran en juego los eufemismos, las metáforas, las contextualizaciones y no pocas gilipolleces. Hasta he escuchado a un político qque «el atentado no estaba justificado», todo sin descomponer un músculo de su cretina cara. Creo que es portavoz de algo. Mañana asistiremos a un espectáculo unico: los mismos medios que criticaron las portadas de semanario sentenciarán que el atentado de hoy ha sido un ataque a la libertad de expresión. Y así todo.
    Por cierto, gran discurso de Hollande: » Han muerto defendiendo los valores de la República». Una pena que muchos no se dieran cuenta que esos valores los defendían con cada una de sus portadas. Era entonces cuando necesitaban toda nuestra solidaridad en la defensa de nuestra libertad.

  13. El 20.09.12 aparecía esta entrevista al redactor jefe de Charlie Hebdo. Muy interesante releerla para entender por qué hay mucho artificio y falsedad en el «Je Suis Charlie» que ahora se exhibe como muestra de condolencia y solidaridad (solidaridad facilona, porque es evidente que el que exhibe eso no está siendo Charlie; si quisiera pasar por Charlie estaría exhibiendo lo que exhibía Charlie, incluso aunque no lo compartiera del todo, porque eso fue por lo que les han matado; no sé si me explico).

    En esta entrevista se menciona cómo tanto el ministro de exteriores francés (Fabius) como la Casa Blanca habían sugerido que ellos, los humoristas, eran unos irresponsables. En las contestaciones del entrevistado una lúcida referencia a la falsedad más extendida en la Europa «bienpensante», la de la supuesta «islamofobia», que no es más que «la excusa que invocó el régimen iraní en tiempos de la fatua a Rushdie, para equipararse con el antisemitismo».

    «(…) P. El ministro de Exteriores, Laurent Fabius, y la Casa Blanca han sugerido que han sido ustedes unos irresponsables.

    R. ¿Cuál es la responsabilidad de un periodista? ¿Contar la actualidad o ceder a la violencia? Creo que es comentar lo que pasa, sobre todo si entra de lleno en la línea editorial como pasa en este caso. Nosotros combatimos las religiones, todas ellas, cuando entran en la esfera pública y política. ¿Cómo se puede justificar que unos periodistas se prohíban tratar la actualidad? La autocensura es el principio del totalitarismo. No podemos ceder a la violencia. Francia es un Estado de derecho laico y nos sometemos a la ley francesa, tenemos la misma responsabilidad que el resto de la prensa. No hemos insultado a nadie. Pero si alguien lo cree, puede ir a los tribunales.

    P. ¿Qué les parece la reacción del Gobierno francés?

    R. Nos parece que cerrar las embajadas y los colegios entra dentro de su papel protector. Si creen que hay riesgo es normal que lo hagan. Otra cosa es que Fabius se permita criticar a un diario satírico e independiente por hacer su trabajo. Hay dos líneas en el Gobierno. Unos reculan ante la libertad de expresión, y otros como Manuel Valls (Interior) o Vincent Peillon (Educación) nos han apoyado.

    P. Los imanes han dicho que las caricaturas denotan racismo e islamofobia.

    R. Criticar una religión no es racista. Una democracia no se define por su religión sino por la libre expresión de las ideas. La religión debe ser privada. Los musulmanes no son de una raza, son de todas las razas. Las personas que se definen como musulmanas exclusivamente se dejan manipular por sus líderes religiosos, que les dicen que su identidad es su religión. En Francia la identidad es la ciudadanía. No es Dios quien nos da el derecho al voto. Negamos de plano la acusación de racismo. Y la islamofobia es la excusa que invocó el régimen iraní en tiempos de la fatua a Rushdie, para equipararse con el antisemitismo. (…)»

    http://internacional.elpais.com/internacional/2012/09/20/actualidad/1348135924_463423.html

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