Lo peor de cada bando

Carlos Hidalgo 

Ayer sufrí, como muchos otros, la comparecencia de Aznar en el Congreso de los Diputados, para declarar sobre la llamada “Caja B” del PP. Aparte de sufrir al personaje en sí, me disgustaron las intervenciones de los señores diputados. Pocas preguntas se hicieron que pudieran poner en apuros a un señor que fue a marcar paquete, a chulear y a no decir la verdad, por expresarlo de manera suave. Me tiraba de los pelos viendo a un vacilante Simancas, cuyas preguntas poco pudieron apurar al expresidente del exbigote. Tratándose de un caso ya juzgado, con una sentencia que da muchos hechos como probados, ver al que pudo ser presidente de la Comunidad de Madrid hacer las preguntas equivocadas y dejar al interfecto oxígeno suficiente como para que se riera de él, me enervó. Esperaba más del grupo parlamentario socialista y me encontré con muy poco.  

Pero me enfadó especialmente el duelo Aznar-Rufián. Ambos personajes fueron dispuestos a lucirse, a dar espectáculo y a ignorar deliberadamente el objeto de la Comisión de Investigación, a faltarse al respeto el uno al otro y a ignorar la dignidad de la Cámara Baja, que debe representar la voluntad del pueblo y lo que se representó fue un sainete de dudosa calidad.  

José María Anzar y Gabriel Rufián se ajustaron perfectamente a los prejucios del contrario. Aznar fue autoritario, arrogante y despreciativo, el perfecto señor de derechas, el facha de casino, la fuerza viva de su provincia que no consiente que los plebeyos le falten al respeto. Rufián, por su parte, fue el perfecto ejemplo de persona sin oficio ni beneficio colocada en un cargo remunerado, el perezoso que se esconde tras una supuesta ideología de izquierdas, que no tiene preparación, ni la desea y que suelta una consigna detrás de otra sin que nada tenga mucho significado. Y para colmar todas las expectativas de la derecha, por supuesto, orgulloso de querer romper España sin más afán que el de romper cosas. 

Dos malos personajes de comedia sin gracia, que si aparecieran en una serie como “La Que Se Avecina” serían desechados por exagerados, huecos y maniqueos. Como era de esperar, ambos sabían que su particular exhibición tendría su público y se dedicaron a contentar a la respectiva grada con los trucos más baratos de sus respectivas chisteras. A Aznar le faltó pedir fusilamientos y dar vivas a Franco y a Rufián fumarse un porro en la sala de comisiones y querer ligar apelando al amor libre.  

La política debería ser algo más que lo representado por estos dos personajes. Y nuestro nivel de exigencia el suficiente como para exigir más nivel a un lado y a otro de las barreras ideológicas. Porque en ambos bandos hay personas con ideas, con voluntad de servicio y ganas de resolver los problemas de todos. Lo que tuvimos, sin embargo, fue a dos profesionales del sillón que ofrecen a su público satisfacer sus bajos instintos en lugar de intentar representar lo mejor de la gente que les vota y que les sufre.  

Lo peor fue que este duelo destacó para mal porque el resto de sus señorías tampoco destacaron para bien. De Toni Cantó no hay mucho que decir, de Pablo Iglesias, que su tono quejumbroso y pretendidamente institucional me recordaba más al Pedrojota santurrón en las tertulias de Jiménez Losantos que al líder de quien se pretende alternativa al PSOE. Y del PSOE… ay el PSOE. Ojalá hubiera intervenido Artemi Rallo, que tal vez sea peor orador o caiga peor a la dirección del grupo, pero que al menos se sabe preparar las preguntas de una Comisión de Investigación.  

Lo del martes fue una falta de respeto. Entre ellos y a quienes les votamos. Y lo que nos queda. Podemos ser mejores y deberíamos exigir a quienes nos representan que lo sean.

6 comentarios en “Lo peor de cada bando

  1. Carlos Hidalgo insiste en esperar dignidad de una Comisión de Investigación en donde los convocados carecen de los derechos que cualquier tribunal de justicia concede a sus imputados y se otorgan pseudo poderes fiscalizadores a verdaderos mamarrachos , como este Rufián, cuya sola presencia desacredita toda la tramoya.

    Estas Comisiones de Investigación que autoriza el art.76 de la CE se han alejado tanto de sus propósitos fiscalizadores de los asuntos públicos que lo único que cabe es divertirse con ellas o no asistir al espectáculo.

    Como señala Javier Sánchez Sánchez , letrado de la Asamblea de Madrid :

    » En la práctica política, las comisiones parlamentarias de investigación se encuentran inmersas en las mismas circunstancias sociales, institucionales y políticas que los órganos a los que pertenecen; por ello, si en los sistemas presidencialistas tienen un ámbito de actuación autónomo, el mismo se difumina en los sistemas de gobierno parlamentario en donde la original ecuación del gobierno como dependiente de la confianza del parlamento, y sujeto a su control, se ha trucado como consecuencia de la evolución política de la segunda mitad del siglo XX en la real situación de dependencia inversa que determina que sea el gobierno el que realmente controle la actuación del parlamento »

    Y también:

    » En aquellos países, como España, en los que el sistema de gobierno parlamentario se combina con un sistema electoral de listas cerradas y bloqueadas, el régimen de actuación real de las comisiones de investigación depende de la voluntad del gobierno en relación con el asunto objeto de investigación. El grupo que ha alcanzado el gobierno lo ha hecho gracias al partido que lo sustenta y éste controla con mano férrea la disciplina de los diputados que integran la mayoría parlamentaria. En consecuencia, el ejecutivo, a través del aparato del partido político, controla los órganos de dirección de las cámaras parlamentarias, correspondiendo a estos la decisión sobre tres aspectos esenciales de la vida de una comisión de investigación: su constitución, su calendario de trabajos y sus normas de funcionamiento.»

    Y concluye:

    «Todo ello ha provocado una mutación institucional de la naturaleza de las Comisiones de Investigación en nuestro sistema político, de forma tal que sólo podrán desarrollar adecuadamente su función y el ejercicio pleno de sus competencias cuando hayan de investigar asuntos que no impliquen control alguno
    del ejecutivo y que puedan tener interés o relevancia social general alejada de la esfera política (cuestiones sanitarias, quebrantos económicos de instituciones particulares, funcionamiento de mercados, etc.). En estos casos, las comisiones parlamentarias de investigación pueden desempeñar una función más útil que otro tipo de organismos o procedimientos por integrar en su seno una concordancia de las fuerzas políticas relevantes y un objetivo común para todas ellas.
    A esta nueva situación ha coadyuvado el cambio en el régimen de publicidad de las comisiones de investigación, que al hacer públicas las sesiones de comparecencia, ofrece una posibilidad de rentabilidad mediática que los grupos políticos mayoritarios no han dudado en aprovechar.»

    El hecho de mi animadversión por Rufián no esconde una secreta admiración por el ex presidente Aznar, pero en la comedia de enredo cuyo guión escribían a dos manos , los gags de éste último superaban con mucho los de su pareja.

  2. En realidad lo que pasó ayer en la comisión, es que el tema está tan trillado y se ha discutido hasta la extenuación y los argumentos hiperventilados,que lo único que cabía esperar de Aznar y los portavoces políticos,era lo que fue.

    Un aburrido esperpento político.

    Ver a Aznar salir sonriente diciendo que se lo pasó pipa y que le llamen cuantas veces quieran,lo convirtió en un remake del «Silencio de los corderos»
    Iiifffiiiiffffiiiiiffff….glups.

  3. Yo diria que Aznar es politicamente irrelevante. Espectaculo da, eso si. Para algunos lamentable, para otros…bueno, el ámbito de las perversiones es vasto. En mi opinión creo que el piensa íntimamente que si se presentase otra vez, ganaría.

    Yo pienso intimamente que si no hubiera prescripción, estaría entre dos guardias civiles -o policias judiciales- más pronto que tarde.

    El se basa en lo mucho que le jalea la derecha española más militante, y yo en en la sentencia de la Audiencia nacional.

    Paso muchísimo de los debates técnico-ampulosos sobre las comisiones de investigación en sí mismas. Tiene que haberlas porque es mejor que las haya que que no las haya. Hay poca tradición en España sobre estas cosas (como sobre cualquier otra cosa que signifique parlamentarismo, diria uno).
    Ya le echó valor Carlos Hidalgo para oir a Aznar voluntariamente. (Por cierto, creo que El País lo van a poner al lado de Felipe para no se que de la Constitución ) yo no vi ni los resúmenes.

  4. 20 de Septiembre .
    Las plañideras independentistas,lloran en TV3,su sufrimiento por las detenciones y registros hechos por la guardia civil y la policía nacional bajo mandato judicial.
    La plañideras lloran y lloran.
    Puro teatro de la confusión.
    Tanta tinta de calamar con hepatitis no debe ser muy saludable,que digamos.
    Pero ya saben el dicho:
    Lo que no mata,engorda.

  5. Interesante e histórico debate entre Felipe y Aznar. Dos formas muy diferentes de ver España. Moderados por Sol Gallego. Se agradece ante tanto griterío.
    ::
    A mí sí me interesa lo que pueda decir Aznar sobre la financiación de su partido. O lo que no quiera decir. Sobre todo cuando se trata de una comisión de investigación sobre ese tema. De otra forma se degrada el parlamento, Por eso es tan lamentable que un sujeto como Rufián prefiera el insulto a prepararse su intervención y rebatir a Aznar. Normal que Aznar se lo merendase.

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