La única hoja de ruta viable para el federalismo

 José Rodríguez

Uno de los grandes dramas que tiene el federalismo catalán es que no hay contraparte española. Eso explica su fracaso sistémico y el agotamiento de su hoja de ruta. La vía “peix al cove” de CiU ni la vía del pacto reformista se han visto exprimidas hasta el máximo. Los logros finales, después de una etapa de avance autonómico y de café para todos han sido una reacción recentralizadora, el incumplimiento de los acuerdos (aún ningún gobierno del estado ha cumplido las cláusulas de inversión del Estatut de Catalunya) y un Tribunal Constitucional aplicando la visión más reduccionista y centralista de la Constitución Española. Intentos posteriores para reabrir el pacto federalista se han saldado con la negativa a seguir negociando y el fracaso de cualquier propuesta de “pacte fiscal”. 

Los actores políticos españoles no son especialmente malignos. Catalunya y España son demos diferentes en cuanto a preferencias. La mayoría de catalanes o quieren más competencias, o formas de estado federal o la independencia. La mayoría de españoles quieren más recentralización o bien no avanzar en cesión de competencias. 

En democracia los partidos, incluso PODEMOS , se adaptan a las preferencias mayoritarias, sobre todo cuando estas son en temas donde los partidos no quieren diferenciarse. El PP no quiere ni oír de federalismo, el PSOE se arrepiente de la etapa de aperturismo de Zapatero y PODEMOS está eludiendo el debate “federal/nacional” por qué sabe que entrar en este marco lo que hace es restarle apoyos. 

Las últimas encuestas en Catalunya además muestran una cristalización y fortalecimiento del unionismo a costa del federalismo, que se suma al fortalecimiento y cristalización del independentismo anterior  también a costa de los federalistas. 

Los federalistas catalanes (más confederalistas que federalistas) lo tienen muy crudo. Pero aún tienen una última oportunidad. 

Los partidos españoles no van a responder a preferencias minoritarias en España por acomodar a los catalanes. A menos, eso sí, que la alternativa a no hacerlo sea una opción mucho peor. La única hoja de ruta viable para los federalistas catalanes es que el motor de la independencia siga funcionando y el procés avance. 

Muchos federalistas están en esa postura, esperando que un cambio de mayorías en España sumado al miedo a que los independentistas se salgan con la suya permita que haya una oferta.  Los federalistas de hecho se comportan de manera que mantendrán viva la llama de ambos motores de transformación. Esto explica el porqué el 9N más de 350.000 personas fueron a votar “sí – no” salvando del desastre subiendo un 15% la participación final en la “consulta”, y explica la dualidad del voto ERC/PODEMOS, CUP/PODEMOS que parecen predecir las encuestas y el diferencial de voto previsto para PODEMOS en las encuestas en Catalunya en autonómicas y en municipales y generales. 

No soy un purista y que alguien parasite mi hoja de ruta para conseguir la suya no es malo. Los que necesitan que mi hoja de ruta llegue al 90% son compañeros de viaje durante ese 90% del recorrido y si me ven trastabillar (9N, 27S) terminan echando un cable. Además si su hoja de ruta se ve fallida son posibles compañeros el 10% final del viaje. 

Hay federalistas que lo reconocen, y con los cuales es muy fácil construir en común una hoja de ruta rupturista que pueda generar ese escenario de oportunidad que ellos esperan y vaya a favor del procés. Pero hay otros a los que su anti-independentismo les ciega. 

Esos “federalistas” catalanes que en el fondo lo hacen por ser anti-independentistas y  a la vez no ser relacionados con el españolismo rancio de PP o Ciutadans, deberían dejar de engañarse a sí mismos. Si alguna oportunidad tienen, esta pasa en el fondo porqué los independentistas tengamos éxito en el 90% de nuestros objetivos.

7 comentarios en “La única hoja de ruta viable para el federalismo

  1. «Uno de los grandes dramas que tiene el federalismo catalán es que no» es capaz de aceptar la victoria. La España actual es un estado federal en la práctica, con gran descentralización y reconocimiento de su diversidad cultural y nacional, además de una democracia esperemos que sólida. En cambio, el «federalismo catalán» sigue evitando la autocrítica en Cataluña a la par que echando balones fuera con críticas gratuitas al «demos» de al lado. Vamos, que «Catalunya buena, España mala». Y esa insistencia, ese sentimiendo de superioridad, duelen, ¿sabéis?
    Claro que más que «federalismo catalán» habría que hablar de «nacionalismo catalán» o como se dice estos días «independentismo catalán», porque no sois nacionalistas sino independentistas. «Su fracaso sistémico y el agotamiento de su hoja de ruta» se deben a su incapacidad de gestionar su éxito, al hecho de que viven de la queja permanente y de la crítica del otro, en vez del sano orgullo y satisfacción de lo bien hecho desde el gobierno. Dicho esto, vistos los gobiernos catalanes de la autonomía, es normal que no se puedan sentir orgullosos, así que es razonable proyectar sus defectos al «otro» pero que algo sea justificable psicológicamente no lo hace justificable lógicamente. Porque, si «Catalunya buena, España mala», ¿cómo es posible que nuestros gobiernos autonómicos sean más corruptos que la media y que sean incapaces de gestionar bien? Es obvio, la culpa es de España, por el motivo que sea. Y si es posible, por un motivo y el opuesto.
    Porque, ¿qué decir de la mención a la «reacción recentralizadora», al «incumplimiento de los acuerdos» y al «Tribunal Constitucional aplicando la visión más reduccionista y centralista de la Constitución Española»? A base de repetirlos se hacen ciertos en la mente del que duda. Poca reacción recentralizadora veo yo, sobre todo en comparación con la invasión de competencias de la administración central por parte de la Generalitat, tan clamorosa que hasta el chiringuito del Consell de Garanties Estatutaries las critica. Y el hecho de que el TC haga un esfuerzo de decidir por unanimidad y dejar la puerta abierta para que se reforme la constitución en la dirección que se quiera se interpreta como «reduccionista y centralista». Menos mal que nos queda el President Mas, que en su mensaje institucional de Año Nuevo estuvo presumiendo de haberse saltado la «prohibición» del «estado. ¡Qué ejemplo para nuestros niños que estudian en la escuela! Así se respetan las leyes, así. Menos mal que lo arregló con su «Visca Catalunya» para terminar el mensaje. ¡Qué contraste con el rey Felipe VI, que terminó su mensaje institucional con un Feliz Navidad en las distintas lenguas cooficiales de España!

  2. Para sentimiento de superioridad el «no nacionalista» y su nosotros buenos vosotros, los separatistas malos: antiespañoles, desleales al rey, judeomasones, contrarios a la República, desafectos al Régimen, comunistas, comoyugoslavia, nazis, replegamiento nacional, tontos útiles del yihadismo (epítetos ordenados cronológicamente por uso de lo nonacionalistas)
    Haced autocrítica, pero no referendums.

    «Poca reacción recentralizadora veo yo,»

    http://www.opticas.info/optica/primera-optics-bienzobas.2476

    ::
    «Más corruptos de la media»
    Pruebas.Datos,. O algo… no se

    No digo que en Catalunya no haya corrupción, Dios me libre. No quiero defender a los Pujol, ni aún cuando todo lo que hayan hecho sea legal, es etica y políticsment una mierda.
    Dicho esto, porqué superior a la media. Cual esa media y cómo la calcula. Mas allá de los prejuicios propios. Porque hay más en Catalunya que en Madrid, Andaluía, Baleares o El País Valenciano. En número de casos? en volumen de dinero corrompido? Ya lo pondera por población, por número de políticos?

    No es coña, porque hasta ahora sale por debajo de la media. Con todo es grave. Lo contrario es mentira

  3. Pues si, Laertes, pereza. Harto del tema, si, y padeciendolo.
    Porque al final, el horario de las tiendas, el catalán en la escuela, las inversiones no hechas, los impuestos sobre los depósitos bancários, la ley de pobreza energética estaban aprovadas. Y va el gobierno y se las peta. Da igual lo que votes, Ellos con sus leyes se petan tus votos. Nunca pierden.

    Me dirá que hay algo parecido pasa en Madrid. NO, ahí gana el PP. Es triste pero es lo que hay. En Catalunya no, pero da igual lo que se vote… se lo cargan vía leyes, o via TC. Cosas que a la gente de RestoEspanya (dejando a parte las inverisones y la pasta) les debería dar igual.

    Ser demócrata, en ESpaña, es que las tiendas cierren a la hora que diga el ministro, no vaya a ser que en «provincias» impongamos un horario en paln nazi.
    y así todo.

  4. Pues eso, que voto a albert Rivera en Andalucía..
    Se lo debo como español que soy por su posición en el tema separatismo catalán. Y espero que, aunque aquí sea un voto más bien perdido, sirva paracolaborar en el ascenso de ciudadanos en Madrid y en Cataluña.

  5. ¿Sedes de partidos de gobierno embargadas? ¿Caso Pallerols? ¿Caso Millet? ¿Palau de la Música? ¿Alcaldes por doquier imputados? ¿Corrupción en el AMB? ¿En Sabadell? ¿Bartomeu Muñoz? ¿Los directivos del Barça imputados y/o presos? ¿El dinero que se va a Andorra? ¿El 3% de los contratos? ¿El 4%? ¿El Molt Honorable President Pujol y su dinero oculto? Yo veo demasiados ejemplos, muchos más de los que hay a nivel de gobierno central. Si acaso, el nivel parecería comparable a la Valencia del PP o la Andalucía del PSOE.
    Mis palabras se referían al «estado federal en la práctica, con gran descentralización y reconocimiento de su diversidad cultural y nacional». Pero vamos, que si al «demos catalán» le molesta que las CCAA no tengan voto en tanto que tales en la reforma constitucional, me quito el sombrero por su alto nivel. Como soy escéptico de esta posibilidad, me quedo con la idea de que os quejáis porque vivís de la queja permanente. Mira, en el resto de España hemos hecho un esfuerzo para superar la dialética de las dos Españas. Y hay gente que lo intentamos hacer cada día. Todos estamos en el mismo bote. Son los nacionalistas quejosos los que viven en esta dialéctica de demonizar al otro. Una cosa es aceptar el derecho de los nacionalistas a proponer lo que les dé la gana, incluyendo la ruptura del país. Otra muy distinta es que usen los poderes del estado para hacerlo, vulnerando el juramento que han hecho de respetar las leyes fundamentales. Por no volver a las lecciones que nos queréis dar de «democracia». Vamos, que no solo es a nosotros, sino a todo el mundo, porque habéis descubierto unas cuantas leyes fundamentales de la organización del estado que nadie conocía.

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