La elección

Julio Embid 

Hoy les voy a hablar de una serie de televisión. Los que me conozcan saben que me encantan las series futuristas y los superhéroes y por eso les hablaré de esta que aúna ambas materias: «Krypton». 

Los protagonistas son bastante flojos y la serie es bastante cutre y se nota que está realizada con escaso presupuesto. No se ve ninguna escena de exteriores. Todo son decorados de callejuelas espaciales o palacios hechos de corchopán. Sin embargo, me ha enganchado hasta el final por su componente político (la lucha de clases) y su componente ético (la toma de decisiones). 

El argumento es el siguiente: 200 años antes de que explote Krypton, el planeta de Supermán, el abuelo del mismo es un chaval «sin rango» (sin derechos políticos o laborales) que sobrevive estafando gente en tabernas de una ciudad futurista hierocrática. Un malvado alienígena llamado Brainac viene a conquistarles y coleccionarles y otro malvado del futuro, el general Zod, viaja al pasado para defenderles. 

Hasta ahí lo normal en una serie de superhéroes. El debate político radica en si la ciudad debe regirse por un Sumo Sacerdote, abolir los rangos y los gremios para que todos los ciudadanos sean iguales o implantar una dictadura militar que establezca un ejército fuerte capaz de defenderse de las amenazas exteriores. El debate ético o moral pasa por las elecciones cuando un protagonista debe elegir entre su propia vida o el honor de su familia, entre la vida de su familia o el futuro de su ciudad-estado o incluso entre el presente de su planeta o un futuro donde la galaxia será destruida. 

La vida se resume en una toma constante de decisiones. Algunos además defendemos la necesidad de responsabilizarse de las mismas. Por eso cuando aceptamos la llegada de refugiados africanos en barcos a la deriva en el Mediterráneo, admitimos la necesidad de enfrentarnos a los que siembran miedo para sus intereses políticos. Cuando anteponemos los intereses de la humanidad frente al egoísmo individualista se nos exige una labor divulgativa coherente y una respuesta contundente frente a los gobiernos casi fascistas que campean por Europa. Porque la inacción no es sólo una decisión. Es que dicha elección siempre favorece a los más poderosos y tú no estás entre ellos. 

Feliz verano.

 

 

 

5 comentarios en “La elección

  1. De todas las series que se no podrían sugerir, el senyor Embiid se decanta por Krypton. Antes nos referíamos a películas de serie B para citar trabajos fílmicos de bajo presupuesto, al principio asociados al género western y después más al terror y la ciencia ficción. Pues bien, Krypton podría ser una «serie de serie B», como su pariente lejano «los Inhumanos», con quien sin duda compite en «maldad».

    Con muchos menos ecos sociológicos pero sí algunos neurocientíficos y numerosas referencia lynchianas, céntrense en «Legión», que esta sí es una serie digna de mencionarse y de verse. También con superhéroes. O algo parecido.

  2. No me gustó Legión porque me raya la cabeza de mala manera. No soy buen seguidor de las historias con la psicosis en papeles principales, tampoco me gustan mucho las cosas de miedo porque me asusto.
    Me va lo de superhéroes, la Scl-Fi y lo futurista. lean ya mismo la trilogía de Marte (Rojo/Verde/Azul) de Kim Stanley Robinson y sabrán lo que es bueno. De series, The Expanse.
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    Tras el preámbulo, y con todo respeto a J Embid, al que no considero responsable de todo contra lo que me voy a despachar, voy a aprovechar que la deja botando para reventar al balón: basta ya de esgrimir la conducta ante la inmigración como único ámbito donde se muestran los valores europeos o la prueba de toque de la «europeidad». Basta ya en dividir entre “europeos buenos y malos” sólo atendiendo a la última polémica de turno

    La construcción europea es una labor titánica. Básicamente desde 2003 ha tenido mas sinsabores que momentos felices. No se trata de culpar a nadie, ni a países, ni a políticos, ni a sociedades, ni a culturas, ni a identidades, ni a instituciones, ni a diseños institucionales, pero todas tienen parte en el resultado hoy.
    Especialmente con la crisis, pero ya viniendo un poco desde antes, «Europa» ha apostado por un determinado proceso integrador en el que se han primado -posiblemente porque también fuera más sencillo a varios niveles-una aproximación a través de lo que beneficia a la óptica del negocio económico que a través de procesos de cohesión social. Ya desde el inicio, según cuentan los mas viejos del lugar, hubo oposición a que los países del Sur fueran suficientemente europeos como para ser europeos de primera , más aún cuando de golpe se añadieron los 10 del Este.
    Al proceso de integración europeo le ha importado muy poco la existencia de paraísos fiscales dentro de la unión, le ha importado aún menos la equiparación de derechos laborales dentro de los países que la componen, y casi casi casi se podría decir que su estructura institucional facto impide la equiparación de derechos sociales al supeditar toda la política economica a unas reglas sobre défict y endeudamiento fiscal que dificultan hasta lo kafkiano que los estados miembros puedan llevar a cabo otras políticas economicas que las de un signo determinado. Esta sería una respuesta muy larga si entrase en detalles, pero baste decir que el BCE y la Comisión han tenido «de facto» que violar sus propias normas para salir de la crisis.

    A «Europa» no le importó como quedaban sus valores cuando impuso un plan de ajuste a Grecia con un coste social enorme, cuando había otras vías, ni mantener su deuda sin reestructurar durante años cuando de manera unánime se sabia que esta dinámica era insostenible no sabemos muy bien por que motivos, A «Europa» no le importó como quedaban sus valores cuando desde algunos estados miembros se irrumpia en los procesos democráticos de otros, o cuando se impusieron presidentes que no habian pasado por las urnas. A Europa no le importa -demasiado- que druante la crisis se hayan implementado medidas en varios estados miembros (siendo amplio el abanico) en las que a ciudadnos de la unión se les exigian x garantias para residir o darles servicios sanitarios. Europa no se pregunta como de cuestionados quedan sus valores cuando en el lado de una determinada frontera las relaciones laborales son la envidia del mundo, pero al traspasarla hacia otro país esos mismos empleadores exigen al país de destino que conculquen, no progresen o renuncien a exigir cosas parecidas en el suyo. «Europa» cuando se firma un tratado comercial y se le llama la atención sobre la salvaguarda de determinados derechos laborales (y no hablamos de 22 dias de vacaciones y 5 moscosos, sino de no explotación infantil, no esclavitud, derecho a organizarse etc) muestra una escasa preocupación por «sus valores» y contesta que si no «nadie querria firmar tratados con nosotros». Y así se podria seguir y seguir.
    Europa es un proyecto político apasionante, posiblemente la mejor manera de que la humanidad avance a la par de lo que avanzan las capacidades humanas y las tecnologías, un respuesta institucional de altura que permitiría redistribuir los beneficios del progreso economico y convertirse en una escala de poder supervisión, control y resolucion de conflictos de primer orden .Supranacional, como son ahora las relaciones que dan forma al futuro, y sometida al principio democrático, que no es nada práctico, pero que es el más digno. Y si, también de plataforma para unos determinados valores de derechos y libertades que varios países de emergente potencia económica ni valoran ni tienen intención…
    pero «Europa» tiene que hacer algo más que insultar a sus propios ciudadanos cuando se enfadan e investirse de una superioridad moral que puede realmente, por su praxis pasada y presente, cuestionarse bastante. Todo problema puede solucionarse si se pone voluntad ingenio y recursos a ello.

  3. Ejem….no se si Laertes es consciente del poco espacio que me deja para comentar…no seas acaparador…jeje.
    Bien sabéis que mi cabeza esta repleta de SCIFi de todos los colores.
    Si en la musica es Frank Zappa «My Mother of Invention»,en la SciFi es Philip K.Dick «My Kill the Father»
    Leer entre lineas.
    Laertes no me ha dejado mucho espacio y estoy seguro de que Mr Mulligan querrá decirnos algo,no seré quien le reste espacio…jiji.

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