Inmigración y voto en las elecciones del 9-M

Ignacio Urquizu 

Tras las elecciones generales del 9-M, el Partido Socialista decide introducir algunos cambios. Entre éstos, destaca la renovación en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, donde Jesús Caldera da paso a Celestino Corbacho. Este cambio implica un discurso distinto en materia de inmigración. Podríamos pensar que esto es producto de un desgaste electoral. Es decir, que la anterior política de inmigración resta votos al Partido Socialista. Pero, ¿es realmente así?

Si realizamos una simple regresión entre las ganancias y pérdidas electorales del Partido Popular por provincias y el aumento de inmigrantes entre 2004 y 2007 en estos lugares –ver Gráfico 1-, veremos que en aquellas circunscripciones donde más inmigrantes llegaron, más votos ganó el PP. No obstante, de datos agregados no podemos inferir siempre comportamientos individuales. Es decir, esto no implica que los votantes castigaran la política de inmigración del Partido Socialista. Pero esta relación estadística nos presenta un puzle intrigante.   

Gráfico 1. Relación entre ganancias y pérdidas electorales del PP y aumento de inmigración (por provincias)

 

Fuente: Ignacio Urquizu (2008) “9-M: Elecciones tras la crispación”, Claves de la Razón Práctica, 181

 

La pregunta que surge a continuación es: ¿Cómo afecta la política de inmigración a la probabilidad de votar al Partido Popular y al Partido Socialista? En la encuesta postelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas se pregunta a los ciudadanos que evalúen de 0 a 10 la presencia de inmigrantes en España, siendo 0 una opinión positiva y 10 una consideración negativa. Usando estos datos, el gráfico 2 presenta la probabilidad de votar al PP y al PSOE cuando cambia la actitud ante la inmigración –he usado como variable de control la ideología de los entrevistados-. Se observa que para el Partido Socialista la opinión ante la inmigración no tiene ningún efecto. La línea es totalmente plana y el coeficiente de la regresión no es significativo. En cambio, la probabilidad de votar al Partido Popular aumenta notablemente cuanto más negativa es la opinión de los entrevistados sobre la llegada de extranjeros. Es decir, el partido de Mariano Rajoy sí que se beneficia de actitudes negativas ante la inmigración.      

Gráfico 2. Probabilidad de votar al PP y al PSOE según evaluación de la política de inmigración

Fuente: CIS 2757 (Postelectoral 2008)

 

El resultado de los votantes del PP es bastante intuitivo. Se cabe esperar que las personas más conservadores tengan actitudes de rechazo respecto a la inmigración. En cambio, más intrigante es el comportamiento de los votantes socialistas. Quizás la interpretación sea la siguiente.

La actitud ante la inmigración varía según analizemos la ideología de los ciudadanos, su clase social o su nivel de renta. Si nos detenemos en la ideología, veremos que los ciudadanos de izquierda y centro izquierda, que mayoritariamente votan al PSOE, tienen una opinión de la inmigración muy tolerante –ver tabla 1-. Los valores se encuentran entre 4,53 y 3,27.  Por lo tanto, esto tendría que llevar a un efecto positivo entre el apoyo al Partido Socialista y una actitud abierta ante la inmigración.

Si observamos la clase social, vemos que la valoración de la llegada de extranjeros varía poco entre categorías. De hecho, no hay diferencias significativas entre las clases sociales. En cambio, si en lugar de clase social analizamos la renta, vemos que la actitud ante la inmigración varía enormemente –ver tabla 1-. Los estratos de renta más bajos tiene una visión de la inmigración mucho más intolerante que aquellos que perciben rentas altas. Es razonable este resultado, puesto que muchos de los extranjeros que vienen a España compiten por los trabajos menos cualificados y con menores salarios. Las personas de menos renta se sienten “amenazadas” en sus puestos de trabajo y esto puede provocar visiones negativas de la inmigración.  

Si además sabemos que las personas de menos renta tienen una probabilidad mayor de votar al Partido Socialista que los votantes más pudientes –los datos de la encuesta postelectoral confirman esta afirmación-, quizás podamos entender porqué al PSOE no le afecta en su intención de voto la actitud ante la inmigración. En este partido se unen dos efectos contrapuestos. Por un lado, la ideología progresista está relacionada con la tolerancia. Nos resultaría llamativo encontrar personas de izquierda con actitudes xenófobas, por ejemplo. Por otro lado, la renta conduce a una visión menos optimista de la inmigración. En definitiva, estos dos sentimientos se dan al mismo tiempo en los votantes socialistas y pueden explicar porqué la actitud ante la inmigración no afecta al voto socialista.  

Tabla 1. Valoración de la inmigración según ideología, clase social y renta

 

Ideología

 

Clase social

 

Renta

 

Extrema izquierda

3,27

Alta

4,69

Menos o igual a 300 euros

5,61

Izquierda

3,63

Media-alta

3,71

De 301 a 600 euros

4,95

Centro izquierda

4,53

Media-media

4,16

De 601 a 900 euros

4,83

Centro derecha

4,89

Media-baja

4,59

De 901 a 1200 euros

4,57

Derecha

5,43

Baja

4,73

De 1201 a 1800 euros

4,33

Extrema derecha

5,86

 

 

De 1801 a 2400 euros

3,87

Sin ideología

4,72

 

 

De 2401 a 3000 euros

3,77

Media

4,29

 

 

De 3001 a 4500 euros

3,13

 

 

 

 

De 4501 a 6000 euros

3,59

 

 

 

 

Más de 6000 euros

4,22

 

Fuente: CIS 2757 (Postelectoral 2008)

Pero quizás éste no sea al final de la historia. ¿Y si los ciudadanos no dicen toda la verdad? Ser racista no es socialmente aceptable. Si los encuestados no están revelando su verdadera preferencia (por ejemplo, no respondiendo a las preguntas), quizás el gráfico 2 no sea correcto y la recta del Partido Socialista debería tener también alguna inclinanción. Dejo abierta esta puerta y quizás futuras investigaciones nos den más información.

Pincha para ver mejor Gráfico 1 y Gráfico 2

58 comentarios en “Inmigración y voto en las elecciones del 9-M

  1. PMQNQ y Millan…Yo voy de boutade en boutade…ya se que decir que el estudiante es el que decide lo que aprende es una falacia,si no se parte de una premisa clave :
    En la Universidad que este le quieren enseñar.
    Si eso no se produce se viene todo abajo y nos podemos encontrar con el caso que nos expone Antesala 47. u otros mas sangrantes.

    Yo lo que noto en falta ,dado que estoy alejado del mundo universitario,es la falta de iniciativa social y politica de las universidades y mas concretamente de los estudiantes…no se si sera una cuestion de nostalgia…pero a veces desearia que siguieran los grises en las callaes …para volver a hacer aquellas dichosas carreritas en noimbre de la libertad y de la democracia …en fin…voy a seguir haciendo mi doctorado con el Google….jeje.

  2. ECO: A mí me parece que el que dice estupideces sin cuento es usted, fíjese lo que son las cosas.

  3. CONTRA SÁNCHEZ-CUENCA.

    El artículo del Profesor Sánchez-Cuenca en El País de hoy es uno de los que prodiga últimamente: tienen la enorme virtud de obligar a limpiarnos las telarañas del cerebro, pero pecan, en mi opinión, de un exceso de academicismo que conduce a planteamientos inasumibles y, en última instancia, contraproducentes.

    Tras haber elucubrado sobre el concepto de «terrorismo justo» en el blog, propugna hoy la voladura de la Constitución; no a través de su reforma, sino por métodos aconstitucionales. Dice (y creo que aquí acierta) que nuestro sistema no es capaz de acoger las demandas de los independentistas (en este sentido, lo de «cualquier proyecto político se puede defender por vías democráticas» es otro de los camelos de hogaño que los coleccionistas de estos objetos en el blog podrían diseccionar); pero, para dar cabida a las pretensiones secesionistas, ofrece como vía deseable que se apruebe una «ley de claridad» semejante a la canadiense.

    Por mi parte, pienso que ello abriría un proceso pesadillesco de negociaciones, consultas, componendas… con tantas posibilidades de descarrilamiento que resulta inverosímil, cuando no ingenuo, que eso pudiese «aplacar» a los nacionalistas. (El concepto de que hay que «privar de base» al victimismo nacionalista accediendo al programa máximo de los secesionistas -e imponiéndoselo, por tanto, a la mayoría no nacionalista- me parece inquietante).

    Como es obvio, esta ley de claridad sería rigurosamente inconstitucional. Además, no es imaginable un marco político en que pudiera ser adoptada: no hay gobierno español que pueda llevar adelante semejante iniciativa. Así que es muy discutible que se proponga como solución al «contencioso» (al que el artículo da carta de naturaleza como algo consustancial y eterno) algo inaplicable e imposible.

    También es muy discutible que esa «solución» fuera, en su caso, deseable. Es cierto que una proporción de los vascos y catalanes quiere la independencia. También una proporción de los andaluces desea la propiedad colectiva de los medios de producción. A éstos, sin embargo, no les vamos a ofrecer una vía al margen de la constitución para la instauración de una república de sóviets de campesinos, obreros y soldados.

    Pretender destruir la Constitución fuera de la Constitución no sirve de nada. Es igual que querer modificar la ley de la gravedad. Estamos, como dice el Profesor, en un proceso abierto de configuración del Estado de las Autonomías. Tiene mucho recorrido aún. En un tiempo récord en términos históricos, un Estado fuertemente centralizado durante tres siglos se ha convertido en uno de los Estados más descentralizados del mundo. A mí no me parece que la realidad del sistema político actual en España implique la «frustración» de ninguna aspiración legítima. Conviene repetir lo obvio: por mucho que empaticemos con la causa nacionalista y procuremos ponernos en la piel de los secesionistas, la independencia de Cataluña, o de la «Cataluña Hispana», o de los Països Catalans (incluso Catalunya Nord) es una quimera peligrosa. Lo mismo puede decirse del País Vasco, con o sin Navarra, con o sin Iparralde. No hay alternativa a la conllevancia orteguiana. La imposición de modelos uniformizadores (tanto desde una visión castellanocéntrica como desde visiones periféricas) no puede prosperar en un país tan complejo como el nuestro. Estamos condenados a continuar negociando eternamente.

    La alternativa real a esto no es una ley más o menos virguera elaborada en el laboratorio del Profesor Bacterio, sino la guerra.

  4. … Y la Casa del Rey, que sale a aclarar las cosas.

    La pregunta es: ¿Pilar Urbano estaba autorizada a publicar eso? El comunicado parece indicar que no. Luego todo puede ser una indiscreción de la sedicente periodista, que queda en muy mal lugar. Otra cosa es que la Reina debería haber sido más prudente.

  5. #53 No! Un prejuicio basado en la «raza» (a discutir) es racismo. Aunque se puede dicutir que un Saudí no es visto como moro, apelativo que sí le damos a un marroquí pobre. Uso moro como insulto y no como sinónimo de bereber.

    Qué le parece esto?
    #54 Estamos, como dice el Profesor, en un proceso abierto de configuración religiosa del Estado. En un tiempo récord en términos históricos, un Estado fuertemente católico durante tres siglos se ha convertido en uno de los Estados más laicos del mundo. A mí no me parece que la realidad del sistema político actual en España implique la “frustración” de ninguna aspiración legítima. Conviene repetir lo obvio: por mucho que empaticemos con la causa laicista y procuremos ponernos en la piel de los ateos, agnósticos, etc, la independencia de la religión y el estado es una quimera peligrosa. No hay alternativa a la conllevancia orteguiana. La imposición de modelos uniformizadores (tanto desde una visión católica como desde visiones laicistas) no puede prosperar en un país tan complejo como el nuestro

    pesadillesco! Grande Teoura!

  6. Este corresponsal en nueva york constata que en este feudo democrata es casi imposible ver imagen alguna del candidato republicano McCain. Obama ocupa, de manera abrumadora, portadas de revistas de toda clase, de libros, de carteles, de pins (aunque sólo los he visto en solapas de gente de color), de pegatinas en parabrisas de vehículos, … hasta de condones. De Obama y Biden son desde las máscaras que pueblan escaparates en víspera de la noche de Halloween hasta ciertos fotomontajes de publicidad gay,
    Ni rastro de McCain…menos aún de Bush. Sí que lo hay de Sarah Palin, pero como objeto de chirigota.

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