Europa como espacio de esperanza

Lluis Camprubí

En algún artículo anterior ya señalé los que a mi entender son los cinco principales desafíos a los que se enfrenta nuestra generación política, digamos para los próximos 20 años: 1) Domesticar los algoritmos y dominar la Inteligencia Artificial para hacerla responsable ante el interés general, así como regular la «interfaz cerebro-computadora» y otras disrupciones tecnológicas; 2) Consolidar los estados de bienestar y limitar el crecimiento de las desigualdades; 3) Preservar la Ilustración y la democracia y combatir todas las formas de reacción; 4) Detener el empeoramiento del cambio / caos climático y el colapso ecológico; y 5) Establecer un marco institucional multinivel que facilite / permita políticas alternativas que puedan superar la actual impotencia democrática 

Para muchos de ellos Europa es el área desde donde disputarlos con efectividad y a su vez poder ser palanca de cambio global.

En un mundo donde la gobernanza global se está volviendo más desordenada y más transaccional, Europa necesita encontrar su lugar y su papel en los asuntos mundiales. Las cuestiones clave que deben abordarse son cómo preservar el multilateralismo, promover la paz y los derechos humanos y mejorar la legitimidad de la ONU. Pero tan importante como ellos, es definir los medios (también el abandono de la unanimidad) para perseguir gradualmente una política exterior europea coherente y hacer operativa la «autonomía estratégica» (legitimada políticamente) con una Defensa Europea (ahora que ha quedado claro que EE.UU. no es un socio confiable y sus intereses divergen de los europeos).

La Unión Europea debe abordar urgentemente la especificidad de algunas de sus crisis. La UEM sufrió con especial severidad la crisis económico-financiera debido a fallas en su diseño y a malas decisiones políticas. Un primer paso necesario requiere superar (como se está empezando a hacer) el paradigma de la austeridad, y otorgar capacidad fiscal y legitimidad democrática a la zona euro para que esté completamente equipada para afrontar la próxima crisis financiera / económica antes de encontrarnos dentro de ella. De manera relacionada, para evitar el malestar económico, la divergencia territorial y el cumplimiento ambicioso del Acuerdo de París sobre emisiones de GEI, Europa debe alinear la política industrial, el modelo productivo y las estrategias de inversión pública en un Nuevo Acuerdo Verde, que sólo puede tener éxito a nivel europeo. No es necesario decir que debe ir acompañado de programas de transición justos para los sectores económicos y áreas que deben ser transformados. Para hacer todo esto más factible se requiere, entre otros elementos, una profundización de la colaboración política y la convergencia programática entre las tres familias políticas progresistas en Europa con una intensidad y velocidad que deberían ir más allá de nuestra zona de tranquilidad y comodidad.

España tiene declinaciones internas de estos desafíos y algunos específicos, lo que, una vez más, un contexto y una perspectiva europea ayudaría a resolver / mitigar. La cuestión catalana en primer lugar necesitará un enfoque consensual y un diálogo sincero dentro de la sociedad catalana (no más esfuerzos que contribuyan a dividirla en dos mitades internamente). Pero también un reconocimiento de que el vínculo entre nación, estado y soberanía no es algo progresista y positivo, y que las confrontaciones de «nosotros contra ellos» basadas en la identidad son una pendiente resbaladiza peligrosa. En España, salir de la crisis económica ha generado un alto coste social, ya que un número creciente de personas que trabajan a tiempo completo se considera “pobre” y se ha abierto una creciente divergencia entre los niveles de ingresos, especialmente debido al estancamiento en los niveles más bajos. El tercer desafío es cómo enfrentar la extrema derecha emergente. Existe la necesidad de que los partidos de derecha democrática no colaboren con ellos ni les den propulsores institucionales, ni asuman sus ideas. Pero lo que es relevante para los partidos de izquierdas es cómo llevar y retener a los partidos de derecha democrática en el dominio pluralista, en lugar de por táctica electoral contribuir a empujarlos hacia el polo de extrema derecha. Para los tres desafíos, la piedra angular es cómo preservamos la mayoría de la izquierda plural que impulsó el actual gobierno español. Si se derrumba, las perspectivas son sombrías.

Para todos estos desafíos y para evitar la competencia en espiral descendente entre los estados miembros como mecanismo competitivo inevitable, Europa, con su interdependencia y complejidad, es el campo apropiado para enfrentarlos. Y debería ser también el área donde las diferentes alternativas políticas pueden confrontar sus diferentes proyectos. No es necesario decir que esto sólo será posible promoviendo el enfoque del método comunitario, no reforzando el paradigma intergubernamental.

Desde un punto de vista de izquierdas, estos son momentos en los que cosas que dimos por sentado o que no consideramos como bandera deben colocarse en el centro de nuestra lucha como una condición previa para otros logros. Necesitamos valorizar el pluralismo político y hacer todos los esfuerzos para preservarlo. Y con la misma intensidad defender el Estado de Derecho contra todos los actores (a nivel nacional y europeo) que intentan degradarlo. Además, y quizás es aún más contrario a la intuición, debemos preservar el diálogo político y la distensión, en contra de aquellos que buscan la polarización y la confrontación como estrategia. Abandonando la recurrente tentación de pensar que la polarización beneficia, ya que la polarización no cristalizaría en los ejes que nos gustaría. Las divisiones dominantes pensables en el horizonte son de “nosotros contra ellos” basados en nacionalidades o identidades, no de conflictos de redistribución de clase / socioeconómicos. Además no parece que tengamos la fuerza ni las alianzas sociales para hacer y sostener avances factibles, duraderos y hegemónicos a través del enfoque de confrontación.

Demos pues a Europa y a la Esperanza una perspectiva larga, mientras abordamos las urgencias de la época.

Un comentario en «Europa como espacio de esperanza»

  1. Si, muy partidario del marco institucional multinivel.
    y por añadir, mas laborismo

Deja una respuesta