Después de las presidenciales: resistencia y alternativa de poder

Ángel Crespo

Petro, como siempre, se hizo esperar para comparecer a los simpatizantes de la Colombia Humana que abarrotaban el centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada. Nosotros después de conocer los resultados del recuento por TV y después de algunas dudas decidimos ir, seguramente en Barcelona no hubiera ido, pero cuando llegamos me di cuenta que habíamos tomado la decisión acertada, seguramente los cientos de personas que llenaban el centro de convenciones, muchas con lágrimas en los ojos, pensaron lo mismo, que en una situación así, era necesario un ejercicio de catarsis colectiva.

La intervención de Petro fue la de una persona que ha evolucionado y ha pasado de ser un líder un tanto mesiánico a convertirse en un dirigente político consolidado y con proyecto de futuro capaz de seguir construyendo este proceso ilusionante para una buena parte de los colombianos y colombianas que ha supuesto que por primera vez una coalición de centro izquierda haya pasado a segunda vuelta y haya conseguido más de 8 millones de votos. El ambiente de la sala, si cerrabas los ojos, parecía de victoria.

He de reconocer que los últimos días de campaña llegué a pensar, como muchos otros, que la victoria de Petro era posible, es evidente que el ambiente que se vivía en Bogotá donde la Colombia Humana ganó con claridad y el ambiente general que llevo a casi duplicar el número de votos de la primera vuelta pudieron generar ese espejismo.

Como dijo Petro a la derecha le dio miedo la primera vuelta, la frescura de la campaña, sin dinero pero con mucha imaginación, donde las iniciativas surgían desde abajo, en los territorios, en las universidades, en la calle y en las redes sociales, una campaña que se llenó de ilusión y múltiples aportes más allá de las organizaciones de la Colombia Humana hasta tal punto que a la derecha le dio miedo y los llevo a reagrupar todos los partidos de las maquinarias, los partidos de la corrupción, el Partido de la U, los liberales, los conservadores, los partidos de las iglesias entorno a la candidatura de Uribe, es decir de Duque.

Por otra parte y aunque como se demostró en segunda vuelta su posición no fue determinante (el voto en blanco solo cosecho 500.000 votos más que en la primera vuelta, cuando el potencial de votos entre Fajardo y de la Calle era de casi 5 millones), la llamada al voto en blanco de un Fajardo que sucumbió ante los intereses del Sindicato Antioqueño (los empresarios que le daban soporte) y un De la Calle, que le faltó el valor que tuvo en campaña para denunciar que se estaban tirando la paz y refugiarse en un voto en blanco cobarde y cómplice con los poderosos.

En definitiva, un conglomerado de apoyos que supo poner sus intereses de clase, o de casta, por encima de los intereses del país y de uno de los temas fundamentales de futuro como es el proceso de paz, donde era más que evidente que tenían posiciones diferentes.

La participación que en la primera vuelta alcanzó records históricos para este país, en la segunda se estancó poco por debajo de la primera vuelta (menos de 0,40 puntos).

Pero lo significativo de esta elección no fue el voto de los poderosos, y una parte importante de los pobres del país que prefiere votar por ellos, en muchos casos a cambio de dinero (dicen que por 10.000 pesos se compraba un voto, algo así como tres euros), que apostar por cambiar el país. Síntoma de que sigue habiendo miedo y que el paramilitarismo sigue capeando a sus anchas por el país, hasta el punto de ser capaces de elegir un presidente que los represente, o como mínimo eso parece.

Lo significativo de estas elecciones fue el fenómeno de la Colombia Humana, que por primera vez después de muchos años ha entusiasmado en una campaña tremendamente austera, pero muy imaginativa, ha conseguido en primer lugar conseguir más de 4 millones de votos y pasar a la disputa de la segunda vuelta, y casi duplicar la cifra de votos en segunda vuelta, de hecho los votos obtenidos por la formula Petro y Ángela Mª Robledo ha obtenido más votos que con los que el actual presidente, Juan Manuel Santos ha gobernado los últimos años.

Un fenómeno que tuvo que afrontar ataques y mentiras desde los partidos de la corrupción y desde los pulpitos de las iglesias de forma generalizada, desde la acusación de castro chavismo, o que iban a cerrar cientos de iglesias, o iban a expropiar la tierra de los campesinos, o una retahíla de mentiras impresionante, que en el fondo expresan que esta derecha rancia y goda, como dicen por aquí, en el fondo no perdona que un exguerrillero (de bajo perfil en esa etapa) pueda ser presidente del país.

Creo que varios son los factores que han contribuido a ese resultado, que como dicen algunos analistas pueden ser el preámbulo de una victoria de la izquierda dentro de cuatro años, en el marco de lo que pueda ser un nuevo ciclo de avance de las fuerzas progresistas en América Latina.

El primer elemento ha sido sin lugar a dudas el cambio político que han supuesto los acuerdos de paz entre las FARC-EP y el Gobierno Colombiano. En eso hay que reconocerle a la guerrilla un valor enorme en la defensa de los acuerdos y sus constantes gestos para la reconciliación, pese a los evidentes incumplimientos y provocaciones desde el Estado. Pero esos acuerdos, casi todo el mundo con el que he hablado-evidentemente no hablo mucho con gentes de derechas- dice que el clima en el país es diferente, que la gente habla donde antes callaba y que ha generado un nuevo ambiente en el país.

En segundo lugar, el programa propuesto, pese a las calumnias, era un programa mesurado, huyendo del izquierdismo y centrándose en aquellos elementos que puedan suponer un cambio democrático y un avance social en el país. Lucha contra la corrupción, reforma de la justicia, cambio de modelo productivo poniendo el eje en el respeto al medio ambiente, poner en valor su tradición campesina, y mejorar las condiciones del trabajo y las pensiones y el acceso a la educación y a la salud para todos.

Por tanto, un programa que busca relanzar la economía del país aprovechando las potencialidades existentes con la industrialización de la producción agrícola, el incremento del gasto social que a un tiempo potenciaría el consumo interno y la lucha contra la corrupción que además del ahorro que supondría pueda evitar catástrofes como la que se cierne sobre Hituango y finalmente una apuesta por consolidar el proceso de paz.

Lo que se podría definir como un programa socialdemócrata prudente o incluso social liberal, pero que afronta problemas estructurales de un país que es el tercero más desigual del mundo, donde mientras una parte no despreciable de la población vive con estándares de las capas medias europeas, una parte muy importante malvive con un dólar al día o menos, una economía donde más de la mitad de su mano de obra está en empleos informales, donde la corrupción no se conforma con el 3 ni el 5% y donde la justicia (la social y la otra) no existe.

Un programa que ha entusiasmado a una parte importante de la juventud, de las mujeres, de los indígenas y afrodescendientes, de los trabajadores, artistas e intelectuales, en definitiva, a una parte importantísima de la sociedad que se ha erigido en la semilla del cambio, un programa que se ha convertido en el eje del debate a la presidencia al que todos los candidatos han tenido que referenciarse para denostarlos en parte, deformarlo y/o asumirlo en otra. Un programa que ha convertido los temas sociales y el cuestionamiento de la política extractivita en uno de los ejes del debate electoral, lo que en sí mismo muestra su fortaleza.

En tercer lugar, creo que es de señalar la capacidad de auto organización y adhesión por abajo que ha tenido la campaña electoral. La propuesta de Petro recoge lo que ahora se denomina un voto de opinión, fruto de la sociedad líquida. En su origen en las elecciones legislativas se conforma una coalición de fuerzas con tradiciones diferentes, la gente que viene de progresistas donde el punto fuerte es el propio Petro, la Unión Patriótica, una fuerza que fue objeto de un genocidio enorme con más de 7000 asesinados y donde se reconoce el PCC, y MAIS (Movimiento alternativo indígena y social), un movimiento de base indígena. Pero como coalición no se trata de una fuerza con organización y estructura en todo el país.

El dato, el fenómeno que se ha producido es como han aparecido de forma espontánea grupos de apoyo a la candidatura de Petro y Ángela Mª Robledo a lo largo y ancho de todo el territorio, que con las uñas, es decir a fuerza de voluntad e ilusión han hecho posible una campaña que ha llenado las plazas de todo el país, que llenado de vídeos y mensajes las redes sociales, que ha pintado murales, elaborado carteles y folletos propios y repartirlos y ha generado un entusiasmo que hacía tiempo que no se vivía en el país.

En cuarto lugar, quiero mencionar algo que me ha sorprendido enormemente, y es la convicción y adhesión a la candidatura de la Colombia Humana por todos los sectores de la izquierda política tan acostumbrados al sectarismo. En las múltiples conversaciones que he mantenido estos días, prevalecía lo positivo por encima de lo negativo, no se discutía el matiz, sino lo fundamental y como lo fundamental era empezar a cambiar el país, absolutamente todo el mundo se sentía comprometido en el proyecto.

Ha sido también muy importante el nivel de adhesión alcanzado en la segunda vuelta con la incorporación de las fórmulas a la vicepresidencia de Fajardo y De la Calle, Claudia López y Clara López, la adhesión de destacados dirigentes de Alternativa verde como el popular Antanas Mockus y Antonio Navarro entre otros, la decisión del Polo Democrático, de sumarse a la campaña de la Colombia Humana o de sectores del Partido liberal, los auténticos liberales en boca de Petro.

A ello hay que unir la gran cantidad de intelectuales, artistas, organizaciones sindicales, movimientos campesinos, indígenas y afrodescendientes, organizaciones sociales, de mujeres, derechos humanos, el movimiento de víctimas y un largo etc. de iniciativas imposible de enumerar.

Creo que es justo señalar a los candidatos a la Presidencia y a la vicepresidencia, como factores importantes en el éxito de la candidatura. Gustavo Petro, que ha ido creciendo a medida que han avanzado las campañas, ha ido consolidando su discurso y se ha ido convirtiendo en un dirigente político carismático y al mismo tiempo con visión de futuro. Lejos quedan los días en que fue destituido de la Alcaldía de Bogotá injustamente, recuerdo que coincidiendo que estaba en Bogotá me uní a la protesta que se realizó en la plaza Bolívar, pero el discurso de Petro, lógicamente mediatizado por la destitución, me pareció demasiado “iluminado”. En cambio, en esta campaña, sin dejar de ser él, ha ido evolucionando a un discurso más elaborado, donde puedes o no coincidir con él, pero has de reconocerle preparación, ideas claras sobre a donde ir, rehuyendo la demagogia y contextualizando bien el momento para no caer en la simplificación de las propuestas. Eso ha hecho crecer exponencialmente su liderazgo.

Y no quiero olvidar el papel de Ángela María, que en mi modesta opinión ha sido fundamental en esta segunda vuelta. El día del recuento de la primera vuelta ella manifestó que en su vida siempre había sido tejedora y que se ponía a ello de cara a la segunda vuelta, y creo que el hecho que las tres candidatas progresistas que se presentaban a la vicepresidencia en la primera vuelta arroparan la candidatura en la segunda o apoyos como el de Antanas o del movimiento de mujeres de forma muy amplia, tienen que ver con su trabajo y presencia que creció exponencialmente en la segunda vuelta.

Ahora queda por ver que pasará. La primera gran duda es si Duque se plegara a los intereses de su progenitor Álvaro Uribe o trazará su propio camino. Esto por baladí que parezca es muy importante, el gran interés de Uribe es evitar la multitud de procesos judiciales que tiene en su contra. El siniestro personaje de Uribe es algo así como el de Attila, interpretado por Donald Sutherland en Novecento, primero come de la mano de los poderosos, para finalmente hacerse con el poder e imponer el imperio del mal, de la violencia y el despojo.

La segunda duda es si se someterá a las maquinarias de la corrupción y el poder tradicional o afrontará un proceso de modernización capitalista del país.

Y por último que actitud tomara sobre el proceso de paz, del que ha venido planteando, creo que cada vez con menos intensidad que había que modificar sustancialmente los acuerdos de La Habana y a lo que las FARC ya han respondido con contundencia.

Creo que son tres cuestiones relevantes y tienen un condicionante importante, los 8 millones de votos de la Colombia Humana, pero también la determinación del movimiento social de no dejarse pisotear por el poder establecido.

Por otra parte, que va a pasar con la gran coalición creada en la segunda vuelta, que es la que ha garantizado ese importante resultado.

Ahí habrá que ver la actitud de la Alianza Verde (que no definió posición única en segunda vuelta), el Polo y los liberales que han apoyado la campaña, sobre si mantener su alianza con Fajardo (y Robledo del Polo) o De la Calle, que considero los grandes derrotados de la segunda vuelta por su complicidad con el poder a través del voto en blanco, que ha sido poco relevante en el escrutinio final. Pero incluso para su itinerario y aspiraciones de futuro habrían de estar interesados en mantener esa alianza con la Colombia Humana.

También cabrá ver la capacidad de superar posibles frustraciones por la no victoria, aunque todo parece indicar que la gente pese a la ilusión ha comprendido bien lo sucedido y además existen dos retos inmediatos que obligan a no bajar la guardia, un próximo referéndum sobre las medidas a tomar contra la corrupción y las elecciones a alcaldías y Gobernaciones que son un reto para consolidar y contribuir a organizar y estructurar el movimiento en el territorio, y desalojar a los clanes que han gobernado a través de la corrupción en muchas localidades, con la posibilidad vistos los resultados de las Presidenciales de ganar en importantes poblaciones, como Bogotá, donde se han obtenido 1.800.000 votos y en muchas ciudades y poblaciones de la costa.

Finalmente, Gustavo anuncio que iría al Senado, y con el escenario repleto de representantes políticos, institucionales y sociales, la decisión de ejercer oposición, de convocar a las fuerzas diversas que han caminado juntos para tomar decisiones de futuro, y la convicción de que la movilización es fundamental para defender el país que se necesita, y el grito de Resistencia que resonó en el Palacio de Convenciones junto al “Me llamo Gustavo Petro y quiero ser su dirigente” auguran que se está en el buen camino y que 8 millones de votos no son en balde.

*Discurso de Petro: https://www.semana.com/nacion/multimedia/elecciones-2018-discurso-de-gustavo-petro-segunda-vuelta/571663

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Acerca de Ángel

Soy un trabajador de seguros, comunista sin Partido, que lucha por la utopía de la felicidad. Pertenezco a una generación que viene del silencio, marcada por la derrota republicana, que llego tarde al antifranquismo y le impacto de lleno el desencanto de la transición con nuestras banderas rotas. Pese a todo somos como los viejos arboles que cantaba Labordeta con nuestras aspiraciones de un mundo con justicia, igualdad, libertad y fraternidad, y, debe ser por los años vividos, ya no nos conformamos con las migajas y queremos el pan entero, como cantaba Ovidi.

5 comentarios en “Después de las presidenciales: resistencia y alternativa de poder

  1. Lamento que se declare comunista , aunque tal vez lo sea de una manera personal e inatacable. Ahora, debe tener en cuenta el tipo de cosas que se han hecho en su nombre , en general desagradables.
    Deseo lo mejor para Colombia , ese bellísimo país hermano al que usted dedica un informe digno de un puntilloso embajador y espero que siga con nosotros.

  2. Bienvenido a este blog.
    Mis respetos por su ideología, que en paises de América Latina presumo que tiene que ser valorada de manera distinta a la de la Europa actual.

  3. Me sorprende , Fernando. ¿ Por qué debemos valorar el comunismo de forma diferente en Cuba , Corea del Norte , China o Alemania ?
    Es obvio que la persona del Sr. Crespo se merece todo nuestro respeto pero no veo la necesidad de extenderlo a un sistema de creencias que -sin excepción y en su devenir histórico- alienta la desaparición de la autonomía personal y recurre a métodos brutales de gobierno.
    Como señalaba en los ochenta el propio PCI , una experiencia globalmente negativa.

  4. Pensaba que en este blog se debatía sobre el contenido de los artículos y no sobre la ideología de los que escribían, menos desde esa actitud de superioridad ó supremacismo moral de lamentar lo que pueda pensar el otro. Cada uno es fruto de un contexto y de una clase y considero que en nuestro país, los comunistas, que no estamos exentos de equivocarnos, no tenemos nada de que avergonzarnos. .

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