Defensa (apasionada) de la Política

Aitor Riveiro

Las elecciones legislativas celebradas en Estados Unidos la semana pasada han dejado un resultado claro si uno hace caso a los análisis de los generadores de opinión de todo el mundo: una derrota sin paliativos del presidente Barack Obama, que debe rediseñar su programa de aquí a 2012 si quiere optar a la reelección, moderando su mensaje para acercarse a las bases de su partido que le han dado la espalda.

Los resultados, sin embargo, presentan otra lectura: casi seis de cada 10 estadounidenses no votó en unas elecciones que durante semanas fueron calificadas de trascendentales para el devenir del país. Un dato inverso al que llevó al propio Obama a la Casa Blanca en 2008, cuando el 64% de los llamados a votar acudió a las urnas (todo un récord en EE UU). En ambas citas, los partidos (donaciones mediante) gastaron miles de millones de euros; tanto entonces como ahora, la crisis y las guerras de Afganistán e Irak copaban la actualidad.

Al otro lado del Atlántico, en España, un estudio de la Universidad Camilo José Cela señala que al 53,8% de los jóvenes les interesa poco o muy poco la política y la mayoría (el 37,3%) piensa que ningún partido representa sus ideas.

Mientras, el Centro de Investigaciones Sociológicas señala, barómetro tras barómetro, que los españoles perciben a la clase política y a los partidos como el segundo problema más grave del país, solo por detrás del paro y de los de índole económica. Ni el terrorismo, ni la vivienda, ni las drogas, ni las muertes en la carretera, la sanidad… La política es el problema.

Estos tres escenarios, tres fotografías fijas que por sí solas pueden no significar nada, tendrían una importancia relativa si la clase política predominante no estuviera lanzando desde hace tiempo el mensaje de que es necesaria una despolitización de la vida pública; un mensaje que, en otro ámbito de la vida, resultaría increíble.  Durante el último debate sobre el estado de la nación, el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, a la sazón máximos responsables de los principales partidos políticos españoles, abogaron por despolitizar los consejos de administración de las cajas de ahorros, el Tribunal Constitucional y los órganos de gobierno de los jueces. Es un ejemplo entre miles. No solo Zapatero y Rajoy desprestigian su propia labor por mor de unas encuestas que muestran una ciudadanía hastiada: la lista de presidentes autonómicos, periodistas, sociólogos, empresarios y demás gente de relumbrón que critica la política ‘per se’ es interminable.

Durante dicho debate, un diputado de la minoría subió a la tribuna y, entre sus críticas al Gobierno y a la oposición, deslizó una frase que, por razones lógicas, nadie llevó a las crónicas, pero que a quien esto escribe le llamó la atención por obvia. Gaspar Llamazares aseguró, primero, que él es un político y, segundo, que no se avergüenza de ello, sino de las malas prácticas de muchos de los que están en política.

Y son esas malas prácticas las que llevan al pueblo a desentenderse de la política. Porque, por mucho que algunos intenten convencernos de lo contrario, son muy pocos los ciudadanos que podríamos calificar realmente de apolíticos. ¿O no hablamos de política cuando criticamos las listas de espera en la sanidad? ¿No es política hablar de la situación de la educación? ¿Qué es, sino política, aborrecer al alcalde que sube las tasas indiscriminadamente mientras lapida el dinero de todos en remozar un palacio para uso y disfrute propio?

El problema no lo tienen los ciudadanos con la política, sino la política con los ciudadanos. Son los partidos los que han dado la espalda al pueblo y únicamente circunstancias muy especiales (Barack Obama, 11M, Prestige… ) son capaces de movilizar a un electorado al que se recurre cuando no hay más remedio.
Es absolutamente necesario explicar que el control político de las cajas, del poder judicial o del Tribunal Constitucional no hace sino garantizar que el Legislativo, única instancia que los españoles elegimos directamente, tenga capacidad de maniobra ante entidades poderosísimas cuyos miembros escapan al control de los ciudadanos.

No hay que despolitizar el CGPJ, sino relegar al fondo de la judicatura a las Margarita Robles o Francisco Requeros de turno; no hay que eliminar el control público de las cajas, sino meter en la cárcel sin dilación a los Moltó que todo lo pringan.

Y, sin embargo, nada de eso se hace. Los partidos políticos han decidido ignorar a la ciudadanía que representan y esta ha optado por dar la espalda a los políticos. Craso error. Es responsabilidad también del pueblo exigir a sus representantes hacer las cosas bien y, en caso contrario, echarles del poder.

Nada más lejos de la realidad. Los sondeos indican que el castigo que sufren los políticos corruptos, totalitarios; los pésimos administradores; los contrarios a los cimientos de la democracia y del estado del bienestar, no reciben ningún castigo en las urnas.

Es, pues, el momento de los jóvenes. España necesita que quienes ahora se están formando comprendan que su implicación política es fundamental, pues de ellos será el futuro que ahora estamos labrando otros. Y no parece que lo estemos haciendo especialmente bien: todo parece indicar que la generación que ahora está a caballo entre el instituto y la universidad vivirá peor que sus padres e, incluso, que sus hermanos mayores.

Si estos políticos y estos partidos políticos no son los suyos es hora de que comiencen a pensar en una alternativa real. O será tarde.

10 comentarios en “Defensa (apasionada) de la Política

  1. Buenos dias Aitor Riveiro,caballeros callejeros y cabelleras al viento:

    Voy a soltar unas barbaridades de ordago,pero que me perdonen los afectados.

    Es curioso comprobar que cuando la Oposicion al gobierno se dedica continuamente a poner palos en las ruedas de un consenso necesario,los primeros que dudan de la capacidad de los politicos para llegar a acuerdos son los ciudadanos menos «politizados»,asi no es de extrañar que esos mismos ciudadanos cargen contra el gobierno viendo sus grandes vigas e incapaces de decirle a la Oposicion que ya es hora de que dejen de tocar las pelotas por su estrategia intransigente.
    Otra cosa es que la juventud se crea que todo lo que hemos conseguido para ellos no se lo tengan que ganar diariamente dando un paso mas.
    Puede que haya miles de jovenes,abogados,arquitectos,ingenieros,medicos, informaticos o cualquier otra asignatura universitaria o academica en paro,pero su nula capacidad de convertirse en «cooperativas para el bien social» me dice que son incapaces de arrimar el hombro por no se que escusa existencial provocada por estar en paro .
    Pongo un ejemplo :¿Por que no van un grupo de ingenieros ,arquitectos y abogados a los barrios marginales para que sus chavolas e infraestructuras les permitan vivir con mas dignidad,sin esperar a que las instituciones les subvencionen?.

    En fin tenemos una juventud llena de grandes personas instruidas que si no ven beneficios inmediatos en su bolsillo dejan de hacer todo aquello para lo que han sido preparados y se dedican a perder el tiempo metiendo las ultimas fotografias de fin de semana en el Faceboock.

  2. Totalmente de acuerdo en el fondo el artículo, de hecho se podría decir en defensa de la civilización, o de la sociedad. Por otra parte algunas dudas, no tengo claro que realmente Obama deba moderar su mensaje, viendo la cifras de las que hablas de participación. Por cierto alguien tiene cifras de abstencionismo en estas elecciones en USA comparables a las de España. Digo comparables porque en España el censo somos todos y en los USA sólo los que se quieren apuntar y creo que tampoco tienen DNI…

    Por otra parte es brutal la campaña antidemocrática de algunos medios y columnistas, que además hablan ciertamente como si no fuesen políticos y los son o tienen muuuuuucha más incidencia que muchos afiliados.

    Sobre el desapego de la política, está bien ser crítico con los políticos, pero toca ya serlo con los ciudadanos. ¿Hay alguna encuesta del CIS sobre criterio y conocimiento políticos de los españoles? Por ejemplo cuantos saben cómo se elige al presidente del gobierno, o a que gobierno hay que echarle la culpa o felicitar por la gestión de las listas de espera en los hospitales (aquí a más de un federal se nos caería el alma al suelo) o los resultados académicos. O cuantos son demócratas activos: que tengan voluntad de enterarse y contrastar los debates, que sepan o conozcan entidades y asociaciones,… Porque para la dictadura con que tenga partidario basta, para la democracia es necesario tener muchos y activos partidarios, y me temo que en España decir que se es católico o demócrata cuesta poco y es un opinión que no se tiene que basar en hechos.

    Y finalmente cuando más se queja la gente de que todos son iguales más vota la gente a los 2 más iguales: PP y PSOE, sistema electoral a parte.

  3. Yo tambien me considero un firme defensor de lo politico y la politica, pero precisamente el párrafo que habla de echar o encarcelar a los Robles, los Requero y los Moltó, no me parece el mas afortunado del mundo, la verdad.

  4. Sicilia, ya que esto no se anima podías contestarme a la pregunta de ayer: ¿Si la vida de cada ser humano se considerara un valor de subsistencia se podría crear sobre esta base un subsidio de subsistencia proveniente de este valor?. Si lo piensas verás que no es mala idea.

    Saludos.

  5. Hay maneras más o menos divertidas de «castigar» a la clase política. Beppo Grillo se presenta en Italia, los del Best Party consiguen ser el partido más votado de la capital islendesa, etc. Ninguno llega al nivel del Partido del Rinoceronte del Canadà, hay que decirlo.

    A un nivel más local tenemos la Cori, que consiguió concejal por Reus. Un concejal que acude a trabajar vestido de Elvis Presley. Curiosamente Reus es uno de los municipios más opacos de Catalunya en cuanto a gestión pública, segun los que hacen este tipo de clasificaciones. Es un dato espureo o esta relacinado?

    En cualqueir caso merece la pena ver el lip dub de presentación de su candidatura al Parlemanent: Autopista al Parlament

    http://www.youtube.com/watch?v=1wyjJ-lxk_Q

  6. Gracias Aitor por tu artículo. Se mezclan en él dos premisas que, a mi juicio, no son concatenables. La primera premisa la constituyen tanto el hecho de que los datos electorales de EEUU muestran que ha caido mucho la participación electoral, como que en España las encuestas del CIS muestran que «los españoles perciben a la clase política y a los partidos como el segundo problema más grave del país.» La segunda premisa es que «Durante el último debate sobre el estado de la nación, el Presidente del Gobierno y el líder de la oposición, a la sazón máximos responsables de los principales partidos políticos españoles, abogaron por despolitizar los consejos de administración de las cajas de ahorros, el Tribunal Constitucional y los órganos de gobierno de los jueces». De ahí Aitor deduce que son los propios políticos los que están tratando de despolitizar las instituciones. Solo hay un político que se opone a ello: César Llamazares.
    Bueno, yo creo que los datos de EEUU no apuntan en esa dirección. Si hay un país dónde las instituciones están muy politizadas, ese país es EEUU. El que Obama haya perdido el entusiasmo del electorado es achacable al incumplimiento de muchas de sus promesas. Pero ello se debe precisamente a la politización instituida por la Constitución americana. Es decir, que el partido demócrata tenía que conseguir la aprobación en la Cámara de representantes y en el Senado, ambas entidades totalmente políticas y Obama prefirió mayor consenso del estrictamente necesario. A la gente ajena a la política, le resulta fácil la crítica, sin pararse a pensar que dónde no hay consenso, no se puede imponer una sola opción por muy beneficiosa que parezca.
    En el caso de España, creo que Aitor se equivoca. Empecemos por el caso de las Cajas de Ahorro. La Caja de Ahorros de la Mancha, como todas las demás, lleva décadas superpolitizada y como consecuencia de ello, Moltó and company, con el beneplacito de los representantes sindicales, han hecho muy malas inversiones. Con la idea política de que invertir en tu región es lo mejor, cueste lo que cueste, que ya se lo cobraremos a los impositores -además de nuestros sueldos- han demostrado que es bueno despolitizar los órganos de gestión de las Cajas. Pero Llamazares sabe que esto puede significar eliminar cargos sindicales en dichos órganos y eso no le conviene a CCOO. En cuanto al Tribunal Constitucional y los organos de gobierno de los jueces, nadie aboga por su despolitización, sino porque se elija a los jueces que han demostrado mayor conocimiento o que han dado muestras de gran aptitud. Lo que no puede ser es que estos órganos y el TC estén paralizados sin poder tomar decisiones por culpa de que los 2 principales partidos se reparten todos los puestos y no los renuevan si están de mala leche. Pero, así como lo de las Cajas tiene mejor arreglo, lo otro es muy difícil de conseguir. Por ello, seguirán muy politizados a pesar de las bellas intenciones de los políticos.

  7. Está claro que nos empieza a poner algo nerviosos que la gente no castigue en las urnas a los políticos corruptos porque, cuando eso ocurre, la cosa se enfanga de forma peligrosa. Y vienen los (políticos y no políticos) que se aprovechan del río revuelto y confunden más, a propósito, echando contra la «clase política», como si de una clase se tratara. En España hubo una época en la democracia en que se identificaba la corrupción con el PSOE en el gobierno, y eso le hizo al PSOE perder las elecciones. Yo me pregunto por qué hoy no pasa lo mismo, pero a la inversa. No me estoy refiriendo a las elecciones generales, que aún están lejos, sino a esas Comunidades como la valenciana, donde no se vislumbra siquiera malestar entre los posibles votantes con semejante enfangamiento corrupto.
    Ya se, el PP hoy está en la oposición y se salva de la quema de la «responsabilidad» por la crisis, pero la corrupción de algunos, bastantes, líderes peperos es tan disparatada en la actualidad que resulta de todo punto incomprensible para mi que no haga más mella en sus correspondientes electorados.

    Estoy bastante más de acuerdo con Magallanes que con Aitor (gracias por tu artículo) en la conveniencia de despolitizar las Cajas, el TC y el CGPJ. Lo difícil será encontrar una fórmula eficaz y viable, teniendo en cuenta la negativa de la oposición pepera a mover ficha o consensuar nada que crea que le aleja de ganar las elecciones, aprovechándose en este caso de la crisis y el consiguiente desgaste del gobierno. En realidad, no hay duda de que esta característica del PP actual es enormemente responsable de la famosa desafección política de los ciudadanos.

    En cualquier caso, resulta refrescante y esperanzador leer el artículo de la Directora del Laboratorio de la Fundación Alternativas, Belén Barreiro, en el que señala tres condiciones importantes que no se dan en su análisis de los resultados de las encuestas, y que serían necesarias para que la oposición ganara las próximas elecciones: 1) el líder de la oposición no remonta en valoración y por tanto, no llega a imponerse a su adversario; 2) un equipo que solo se le ve más capaz en un ámbito cambiante, como es el de la economía y, 3) un partido, el PP, que está cada vez más alejado del centro.

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