Cupcakes

Julio Embid

Este fin de semana he tenido visita de mis amigos a la capital. Atrás quedaron los tiempos de salir de farra sin hora, comer de bocadillo, ir de discotecas hasta que se hiciera de día y desayunar pizza con resaca del día de ayer. Hoy lo que hacemos los treintañeros progres de clase media-alta es comer cupcakes. O eso me han dicho.

Acudimos a una tienda divinity para ver moldes, cortadores y demás herramientas de pastelería. La verdad es que me sorprendió ver tanto tipo de molde, tantos colorantes y tanta esencia de sabores, para en realidad, hacer una magdalena. Decidido a indagar sobre este mundo totalmente desconocido para un aficionado a los callos, la oreja y la sepia como yo, me puse a ver los canales de TDT presuntamente dirigidos a mujeres de clase media-alta de mediana edad.

Resulta que un cupcake se compone de cuatro partes: El envoltorio o cápsula de papel, que recubre el dulce, la masa que forma la base dentro del envoltorio y que después se hornea, el frosting o merengue que se pone encima de la masa ya horneada y el topping o decoración que se pone en la parte alta del mismo.

Sin embargo si algo caracteriza a los cupcakes y los diferencia de las magdalenas de toda la vida, es su artificialidad. Lleva mucho tiempo, esfuerzo, recursos, colorantes y edulcorantes para hacer ver algo que no existe en realidad. Me recuerdan a nuestro actual gobierno.

Cupcake Nuestro gobierno es como un cupcake. Su envoltorio siempre ha sido muy bonito, de papel de celofán azul con gaviotas blancas, que invitaban al pleno empleo, la recuperación económica y a hacer las cosas como Dios manda. La masa siempre se les pasa de cocción, en la escala del 0 al 10 de ubicación ideológica, siempre se pasan de frenada cuando gobiernan, siempre un poco más a la derecha de cuando estaban a la oposición y mucho más ‘hecha’ que sus propios votantes. Es lo que tiene cocinar siempre en diferido en forma efectivamente de simulación. El frosting azulado siempre se compone de una buena ración de ministros chulescos con aroma a rabo de toro y a cacahuete. El toque arenoso lo aportan las pepitas azules duras en su Interior y el azúcar glaseado empalagoso que sale de Moncloa. Por último como topping tenemos a presidente que aunque está, ya nadie le espera, porque evitando desgastarse lo menos posible, aparece lo menos posible.

Es evidente que a mucha gente le siguen gustando estos cupcakes populares simplemente porque el resto que se ofrecen en la tienda electoral tiene peor pinta. A algunos ya nos resultan rancios y secos, con mayor número de colorantes todavía. El problema es que todavía nos quedan dos años y nos vamos a hartar.

10 comentarios en “Cupcakes

  1. Y no digamos si en la valoración de repostería nos fijamos en el tipo de discurso de Susana Diaz, como muestra de pose de izquierda forzada al máximo empalago.

  2. Y mientras se llega al punto de ponerle la guinda, a lo que falta aún bastante, seguimos con el «pastel».

  3. Hola a todos!! Gracias por el artículo, Julio. Yo no soy muy de cupcakes, son demasiado empalagosas. Prefiero las magdalenas normalitas, o los sobaos, sobre todo unos sobaos de Santander que son enoooooormes y están riquísimos 🙂 Y qué decir de los Nicanores!!

    Desconozco cuales son los ‘canales de TDT presuntamente dirigidos a mujeres de clase media-alta de mediana edad’…. ¿Las mujeres de clase media-alta ven TDT? Yo creía que eran más bien del Plus y tal…… Es posible que te refieras a que en determinados canales de TDT hay programas dirigidos a mujeres, hay uno en concreto que es para buscar vestidos de boda que yo no podría asegurar si son mujeres de clase media-alta o mentalidad media-baja… Cuánto mal hace el peso de lo cultural en algunas mujeres!! Como podrán imaginar no me pierdo ni un capítulo de dicho programa, yo empiezo zapeando y siempre termino con Torrent, qué majo!! jajaja

    El PP no es Cupcake, es más bien Brownie……….. jejeje (tampoco me gusta el chocolate negro pero los brownies me salían ricos cuando los hacía de pequeña)

    Saludos!

  4. Muy brillante e ingenioso, enhorabuena al autor. Si el PP es más artificial que un cupcake, el PSOE de Rubalcaba es como una tarta Comtessa, fría, zafia y antigua.

  5. «Hoy lo que hacemos los treintañeros progres de clase media-alta es comer cupcakes. O eso me han dicho»

    Bueno, Julio Embid hablaba hace poco en un articulo de la posible perdida de contacto de la izquierda con los «chavs».

    Yo tengo que decir que pertenezco a los treintañeros no se muy bien de si clase media o que, que llevamos chupando paro cantidad de tiempo, y que los cupcakes los vemos por la tele.

    Sin acritu

  6. Muy buena toda la intervención de Sebastián en el programa Espejo Público. ¡Para que el jeta -pero nada tonto-, de MAR esté callado durante casi toda la entrevista—!).

    El País.com se hace eco de esa entrevista y sobre todo de unos twiter de David Taguas, arremetiendo contra Solbes. Siguiendo en su línea ahora titulan esas críticas -muy bien fundadas por otra parte- a Solbes como «ajuste de cuentas entre los miembros de la cúpula económica de Zapatero». Hace unos días editorializaban sobre el crédito que merecía la salida de Solbes a cuenta de su supuesto plan de ajuste fiscal… que nadie conoce. Ahora, cuando le dejan en evidencia, es que se trata de un ajuste de cuentas…ya se sabe, cosa de navajeros. Y sus «periodistas» siguen escribiendo al dictado de sus jefes, actuando como meros juntaletras a sueldo (¡a ver si consigo que algún día alguien me explique en que consiste eso de la «profesionalidad» en el periodismo!).

    http://economia.elpais.com/economia/2013/12/02/actualidad/1385997008_926466.html

    Muchos se preguntarán por qué se habrá metido Solbes en ese charco, qué necesidad tenía…Para mí la pregunta realmente interesante es quién le ha empujado a Solbes a ese charco.

  7. Llego tarde…..no soy una de las mujeres de clase media-alta de mediana edad.que ven tdt divina ,nova,energica,exploradora,pero me gustan los programas realitys americanos,canadienses o australianos,me gustan los programas de Casas de empeños en Chicago ,Detroit y Las Vegas ,en ellos he aprendido a entender como actúan los bancos….ejem..
    Pero uno de los que mas me pone es uno de tatuajes que se llama Pesadillas en su tinta, en el que los tatuadores se dedican a esconder esos tatuajes que nunca se deberían haber puesto en ningún lado.
    Creo que si bien el gobierno de Rajopiyus Lecter «El Displicente» es una bandeja llena de cupcaKas,no cabe duda que los tatuajes que nos están grabando a sangre y fuego en nuestras posaderas por la carcundia mediatica franquista serán nuestra «Pesadilla en su tinta de calamar»….asi que he decidido ponerme a dieta y comprarme un vestido de novia :
    ¡¡¡Quiero casarme con El Diablo!!!!..

    Ven Lucifer mio,ven que lo vamos a pasar de miedo…

    ¡No huyas ,cobarde!….JAJAJA….que nervios.

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