Claridad, no marrullería

Barañain

Todavía coleaba la tramposa ocurrencia de Artur Mas sobre la pregunta a  formular a los ciudadanos catalanes (“¿Quiere Vd. que Cataluña sea un nuevo estado de la UE?”) cuando leemos los términos del acuerdo -el texto de un escueto folio-, al que han llegado el primer ministro británico Cameron y el presidente escocés Salmond para que el parlamento regional de Escocia organice un referéndum vinculante sobre la independencia de esa nación que junto con Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte componen el Reino Unido.  La única pregunta en el plebiscito escocés será, según el acuerdo alcanzado, inequívoca: si se está o no a favor de que Escocia abandone el Reino Unido.

Viendo los planteamientos de aquí y de allá y la forma con la que en cada país se ha enfocado el asunto y por mucho que nos disguste reconocer la certeza del tópico es imposible no apreciar el contraste  entre nuestra verborrea ocurrente e irresponsable (¡ah, la pasión española!)  y el  pragmatismo flemático  británico.

 Cierto que también allí se han tenido que sortear trampas y se ha pagado algún peaje. Los nacionalistas escoceses pretendían introducir  una segunda cuestión  para que los ciudadanos se pronunciaran -si es que no había respuesta mayoritariamente afirmativa a la primera pregunta-, sobre la permanencia en el Reino Unido con un grado mayor de autonomía del que ahora disfrutan. Así, los nacionalistas ganaban de cualquier modo. Lógicamente por ahí no ha pasado el gobierno de Su Majestad. A cambio, los promotores del referéndum han conseguido que el referéndum no tenga lugar hasta 2014 (esperan capitalizar el éxito de determinados eventos deportivos que tendrán lugar ese año) y que se amplíe el censo en esta ocasión de manera que puedan participar los jóvenes de 16 y 17 años, a los que los independentistas consideran más favorables a sus tesis. Ya es raro que,  después de tanta murga, sean los unionistas los que quieran que el pueblo se pronuncie cuanto antes y los secesionistas los que lo demoren y no suena muy bien que se modifique la normativa electoral  precisamente para una ocasión como esta pero, como digo, son pequeñas  concesiones en pro de un acuerdo pacífico.

 El pragmatismo británico no sólo contrasta con nuestra tradición. Su simplicidad impresiona de minimalista  si lo comparamos con el tortuoso proceso político vivido en Canadá en relación con las aspiraciones secesionistas en la provincia de Quebec, que se tradujo en la minuciosa “ley de claridad” – la que fija las condiciones en las cuales el gobierno canadiense  podría entrar en negociaciones para la posible secesión de una de sus provincias tras un referéndum -, que a su vez provocó la aprobación de una ley quebequesa en defensa de sus prerrogativas, etc.

( Recuérdese que el origen de esa ley es el referéndum que los soberanistas promovieron en 1995 en el que  plantearon a sus conciudadanos lo que, más que una pregunta clara, parecía una tomadura de pelo:  «¿Está usted de acuerdo en que Quebec debería convertirse en soberano después de haber hecho una oferta formal a Canadá para una nueva asociación económica y política en el ámbito de aplicación del proyecto de ley sobre el futuro de Quebec y del acuerdo firmado el 12 de junio de 1995?». A pesar del galimatías -o quizás por ello-, los soberanistas perdieron por poco. No se lo esperaban. En vísperas de la votación quisieron tranquilizar a sus rivales asegurando que al día siguiente “todos serían quebequeses” por igual, sin importar lo que hubieran votado. Pero al día siguiente, cuando se vieron perdedores, no proclamaron que “todos eran canadienses” por igual. Simplemente anunciaron que volverían a intentarlo hasta conseguirlo. Eso sí, si lo conseguían, no tuvieron reparo alguno en asegurar que no habría nuevo intento que posibilitara una vuelta a la situación anterior. O sea que, una vez ganada la secesión, no habría lugar para nuevas consultas.)

Sin llegar al retorcimiento de sus colegas quebequeses, Artur Mas plantea una pregunta oscura y tramposa. Oscura, porque lo que se trata de saber, se supone, es si los consultados quieren separarse o no del resto de España para constituirse en una entidad o estado independiente. No si les gustaría, en el caso de independizarse, entrar en la Unión Europea.  Ni está en juego ahora la integración en la UE de una hipotética Cataluña independiente, ni hay una oferta o invitación en ese sentido por parte de la UE, ni ello dependería de la voluntad de los consultados. A Artur Mas le gustaría evitar la dureza de un inequívoco pronunciamiento sobre la separación de España deduciendo indirectamente tal conclusión de una afirmación europeísta. A estas alturas, no valen esas marrullerías ni pueden interpretarse como una invitación fiable al diálogo. Y el diálogo es imprescindible. 

Del referéndum escocés lo más llamativo del asunto es, letra pequeña aparte, que se organiza sobre la base de un acuerdo político previo  con el gobierno del Reino Unido, largamente negociado, sin aspavientos ni palabrería “sagrada”, sin desafíos ni amenazas; un acuerdo facilitado sin duda tanto por la propia historia de la relación actual entre las comunidades que lo forman como por la ausencia de una norma constituyente que defina el sujeto que ostenta la soberanía (ambas, diferencias obvias con el caso español) y respecto al cual, por cierto,  ninguna fuerza política de ámbito supra-escocés se ha opuesto por principio.

Esa es la primera o más importante lección que deberían interiorizar quienes plantean la cuestión como la simple expresión de una voluntad unilateral que el otro necesariamente ha de aceptar, sí o sí, o como si sólo se exigiera  hacer efectivo un pretendido derecho democrático (por más que no haya rastro del mismo en constitución democrática alguna a lo largo y ancho del mundo). Y también quienes afrontan el “desafío” no como lo que es, una cuestión política que requiere un tratamiento político, sino como una cuestión de orden público o seguridad nacional susceptible de resolver blandiendo, simplemente,  el código penal. Sí, la invocación de “sagrados principios” -sea en una u otra versión, más emparentadas entre sí de lo que a sus respectivos valedores les gustaría reconocer-, y el tremendismo deben formar también parte de esa “pasión” con la que, al parecer, se nos identifica colectivamente.

17 comentarios en “Claridad, no marrullería

  1. Opino parecido a Barañain cuando leo lo que el gobierno británico y los escoceses han hecho, y el cómo. Importante el detalle de que los escoceses asumen con toda tranquilidad que el que convoca el referendum es el gobierno de Londres (calcando la terminologia vigente aqui), porque es quien está legalmente habilitado para ello, mientras que Edimburgo (o Glasgow?) lo ejecuta en su nombre. O sea, parece haber un propósito real por ambas partes de hacer un referendum, cediendo cada uno algo en postureo farruco de cara a sus galerías -que no serán las mismas galerías que aquí, bien es verdad-

    Yo también pensé que si la pregunta que quiere hacer Mas es esa, menuda tomadura de pelo. Cuando leo algo asi, me da la impresión de que el propósito principal es preguntar algo a lo que no se pueda decir que no, independientemente (valga la frase) de que esto sea una salida posible. Una vez más, con disgusto y no sintiéndome muy orgulloso de ello porque es una interpretacion mezquina, tengo la impresión de que el objetivo del nacionalismo catalán en esta materia es pasar a la siguiente etapa del eterno «conflicto con «Madrid» (ese ente), a fin de mantener el banderín de enganche. Quedar bien con los propios, dejando a la altura del betún a los no propios.

    El discurso de Mas es de óscar, no pierde comba en tres frentes: decir a los catalanes lo cívicos y estupendos que son, aunque el camino sugerido hasta ahora se salte todas las leyes vigentes, estatutos, constituciones y lo que se ponga por delante (normas que no tiene ninguna más de 40 años, y de mucho calado, oiga); escamotear una reflexión real sobre lo difícil que es secesionarse unilateralmente; y la situación, muy grave, que acarrearía un divorcio en malos términos de España. No solo por el encaje institucional del futuro estado, sino por el «mal rollo» que se iba a generar entre dos sociedades que llevan viviendo juntas, mezcladas, muy imbricadas desde hace siglos. Fiinalmente, no perder ni una ocasión en aflamencar la postura delante del PP (porque es sobre todo el PP), no ahorrando ni media ocasión para arrearles un buen desplante.

    De todos es sabido que el PP ha utilizado a su gusto el argumento de firmeza ante los nacionalismos, y por que no, se ha gustado especialmente en el anticatalanismo, mientras que eso no les ha impedido en ocasiones gobernar gracias a CIU o con CIU. Pero reconozco que en este caso, a mi me resulta muy dificil encontrar hipotéticamente un acomodo aunque sea aparentemente legal a la situación que se plantea en los términos que se plantea. Es que las secesiones, por muy democráticos que sean los estados, no se preven en constitución alguna; de hecho, hasta la Ley de Claridad canadiense, el contexto legal que más se usaba como vía de actuación era (según he oido) ni más ni menos que la Guerra de Secesión americana. Da pánico. No se trata solo de que el PP sea el PP, con todas sus cositas, es que la situación no es grano de anís. Se habla mucho de en qué tejado está la pelota, cuando lo que hay aquí es un balón medicinal cargado de sustancias nada inocuas.

    En mi opinión, Mas cabalgando el tigre. Todos intentando iniciar un amago de proceso independentista que descarrile lo antes posible, incluso haciendo por que descarrile, y así crear un buena veta de cabreo sordo qué minar durante otra generación. Es más sencillo transformar un reactor nuclear en una bomba que al contrario. Los cabreos, sordos o ruidosos, es lo último que ningún politico deberia querer fomentar; tienen consecuencias siempre malas y la horrenda costumbre de ser duraderos e imprevisibles.

  2. Buenos días a todos

    FInalmente no tuve ocasión ayer, de opiniar sobre la ópera y la novela negra, temas del artículo de Lobison. Lo reconozco: me encanta la novela negra, afición que me viene de la lecturas de Wallander. Donna Leon está bien, (me gustó mucho La muerte en la Fenice) aunque es más divertido Camilleri. De Markaris he leido la última, Con el agua al cuello, y también algún lúcido análisis suyo sobre la realidad griega (muy sospechosamente parecida a la realidad espeañola en muchos más aspectos de los que podríamos imaginar).

    La ópera no es un género que me entusiasme, sé tan poco de ella como José Roselló, pero no me siento tan atrevida como Don Cicuta como para descalificar tan alegremente a un género entero, que además ha dado obras muy distintas entre sí. Ni toda la ópera es italiana, ni todas las obras duran cuatro horas (como Wagner, al que no soporto).

    De la ópera me quedo sobre todo con las de Mozart. Hay que tener un gusto un tanto especial para no disfrutar con La flauta mágica, a mi modesto entender. Esta delicia además, la concibió Mozart como un puro divertimento, y le salió una de las piezas más hermosas de la historia de la música. ¿Enferma por disfrutar de algunas de las árias de La Flauta Mágica? Todo pudiera ser…

  3. De acuerdo con el artículo de Barañain. Un poco de la flema británica nunca viene mal para abordar temas espinosos.

    La pregunta del referendum de Quebec me ha dejado sin palabras. No me extraña que perdieran…

    Que Mar juegue con trampas, no es nuevo, desde luego. Es muy propio tanto del nacionalismo catalán como del vasco…

    Buen día tengan ustedes…

  4. Muy bien argumentado. Estoy totalmente de acuerdo. Que se dejen de monsergas constitucionales y esencias patrióticas y que negocien un referéndum claro en Cataluña. Es la única forma de resolver estas cuestiones. Pero saldrán nuestros constitucionalistas diciendo que eso es imposible… Me ha parecido lamentable que el PSOE votara en el Parlamento en contra del referéndum. Si quiere jugar a españolista cerril, el PP le saca demasiada ventaja. ¿Por qué el PSOE no se atreve a defender que ante este tipo de conflicto político lo mejor es convocar un referéndum que zanje la cuestión de qué es lo que quieren los catalanes? No sólo tendría así el PSOE una posición propia, sino que podría abanderar la resolución democrática de este tipo de problemas sin mojarse ni con el nacionalismo catalán ni con el español.

  5. Totalmente en contra de un referéndum en Cataluña en los términos planteados por Mas (que sigue envuelto en la bandera para esconder su fracaso en la gestión de la crisis, de la que no se habla). Me alegra que el PSOE mantenga la sensatez en este punto y no se haga eco de los cantos de sirena de la tierra a que nos tiene acostumbrado el nacionalismo. ¡Ya era hora, Alfredo!. Un referéndum sobre la independencia de Cataluña es ilegal, Constitución en mano, y supondría la quiebra total (sin consultar al resto de españoles: ¿por qué se nos niega opinión?) de la España nacida en 1978. No se puede pedir en nombre de no se sabe qué derecho a la autodeterminación ( que no existe en este caso) que el resto de españoles vayamos al suicidio político, como ha puesto de manifiesto Felipe González. O como mantiene IU, con Cayo Lara a la cabeza. Mas se presentó en las últimas elecciones al grito de que el problema de Cataluña era el «tripartito». «Derrochadores de impuestos», les llamó. Que haya cambiado al Tripartito por España como origen de todos los males de Cataluña sólo se explica por su fracaso político en la gestión de la crisis. No es España, sino Mas, quien está privatizando Cataluña. Y ayudando a Rajoy en Madrid para hacer lo mismo (y Rajoy a Mas en Cataluña). Es lo que nos debería preocupar. Son la derechas. Nada pinta en esas cortinas de humo la izquierda.

  6. Yo hace días que no escribo en el blog. Aunque lo leo siempre. Y me río a veces como ayer.
    ¿Por qué no se ponen todos a tratar de sacar este país (España, quiero decir) adelante, y dejamos los separatismos y los españolismos para mejor ocasión? Ver ayer a Wert y a Mas juntos en el premio Planeta y tratar de decidir cuál es más borrico de los dos, era un ejercicio ciertamente difícil.

  7. El suicidio político consiste en negarse a dar cauce democrático a la demanda de muchos catalanes de secesión. Hasta un constitucionalista como Rubio Llorente lo ha visto claro. Hagase el referéndum y que cada uno haga campaña a favor de lo que quiera. Si Polonio quiere que los catalanes no se marchen, que luche para convercerlos. Yo desde luego, si hubiera referéndum, daría toda clase de razones para convencer a los catalanes de que voten no a la secesión. Pero la cuestión es que primero los catalanes tienen que aclararse, hay que ver si hay una mayoría que quiere irse o no. Si no hay mayoría, asunto arreglado. Si la hay, habrá que negociar cómo se gestiona la independencia. No es un asunto de derechas o de izquierdas, sino de principios democráticos. Tampoco es el famoso «derecho de autodeterminación», que en este caso no se aplica. Es más sencillo: hay que averiguar si una mayoría de los catalanes quieren irse o no. Para saberlo, no se ha inventado nada mejor que un referéndum.

  8. Hola!! Mr. Barañaín, muchas gracias por el artículo!! (otra vez…… jejeje cuántos van seguidos?)

    Quisiera comentar una frase de D. Cicuta que dice: «hay que averiguar si una mayoría de los catalanes quieren irse o no». Yo pienso que lo que hay que sacar a la luz son las verdaderas razones que Mas y Cia (o Ciu) ocultan. También habría que averiguar cómo informar a los catalanes más creyentes del engaño al que les están sometiendo….

    Saludos!

  9. Es justo todo lo contrario, Cicuta. Será quien plantea un referéndum sin soporte legal (constitucional) el que me tendrá que explicar, y convencer, que el bien alcanzado (una Cataluña sin España y una España sin Cataluña, ambas dos) merece la pena en esas condiciones. Se equivoca usted a la hora de situar la carga de la prueba.

    El cauce democrático ya existe, y se llama Constitución de 1978. Si vamos a cambiarla, a lo que en principio no me opongo siempre y cuando no me pidan que me suicide en nombre de ninguna patria, supongo que tendrá que ser con el visto bueno de TODOS. Creer que tras un referéndum en Cataluña sobre esa cuestión, sea cual sea el resultado final ( ¿sin retorno si gana la independencia y con prórroga y penaltis si gana la no independencia?) la vida seguirá igual para un catalán o un extremeño me parece muy ingenuo. Por supuesto que es un tema que nos afecta a todos. Y sin todos vamos al suicidio político, como decía Felipe.

    Cuando el nacionalismo plantea el debate en términos fiscales (niños extremeños que roban el futuro a niños catalanes o andaluces que se beben en los bares los éxitos de los empresarios catalanes) la cuestión es, más que nunca, de derechas o de izquierdas. Por supuesto que simplifico, pero «me se» entiende. Que existan tontos útiles en la izquierda que se sumen a ese discurso clasista sólo explica el erial en el que está ahora la izquierda (española y europea), confundiendo la velocidad con el tocino.

    Mi postura es clara: desde el pacto nacional (nacional de España) con el acuerdo de todos (los españoles), hágase lo que se acuerde. Y desde la legalidad constitucional. Cualquier otra vía está llamada al fracaso. O algo peor.

    Mientras, Mas y Rajoy me parecen lo mismo. Me importa poco que uno se envuelva en la bandera española y el otro en la catalana. Allá quien les compre su mercancía averiada. No es mi caso.

  10. A mi Mas y Rajoy también me dan igual, la verdad. Lo que no me da igual es que desde hace ya unos años, encuesta tras encuesta muestre un aumento de la demanda separatista. Tampoco me da igual que las movilizaciones en la calle hayan aumentado. Esto plantea un problema político que no se puede tapar con la Constitución de 1978, como quiere Rajoy y Polonio, puesto que la Constitución de 1978 no plantea ninguna vía institucional para resolver este tipo de problemas. Es mejor resolver el problema por las buenas, mediante referendum y negociación, que tapándolo con la Constitución de 1978. Refugiarse en la Constitución de 1978 es olvidar el problema democrático que se plantea y para el que no da solución la Constitución. Por eso, sería lógico que los dos gobiernos se pongan de acuerdo en cómo hacer el referéndum y, si lo ganan los independentistas, iniciar negociaciones. En la izquierda hay mucho tonto util que le está bailando el juego a la derechona españolista diciendo que todo se arregla con la Constitución por delante. Son esos izquierdistas tan coherentes que acaban coincidiendo con los Federicos de turno. Si se produce un conflicto entre democracia y constitución, yo me quedo con la primera. Cada cual que se retrate eligiendo.

  11. Sin despreciar en absoluto la importancia del debate entre Polonio y Cicuta, yo sigo con lo mío. Aquí, enestepaís, que de momento es España, incluida Cataluña, hay más de 5 millones de parados y vamos para más. Y hay que plantearse seriamente arrimar el hombro todos juntos para que esto empiece a cambiar y se cree empleo para que la gente no se muera de hambre. Que con recortes y más recortes, y menos crecimiento y más paro, y menos ingresos fiscales y más déficit, y más recortes y menos crecimiento y más paro……, al final, todos muertos, como decía Keynes.
    Luego ya, si eso, nos ponemos a discutir si referendum sí o si referendum no. Pero lo primero es lo primero.

  12. Creo que la cuestión tal y como se está planteando ahora mismo no es tanto un referendum si o referendum no (aunque no debe obviarse que estas cosas no son tan «normales» como se nos hace querer ver). Sino la escenificación de un pulso, siendo el referendum una herramienta más de ese pulso.

    Obviando posturas esencialistas, que se apoderen de la constitución para darle con ella en la cabeza a los demás – en el límite, toda buena constitucion prevé los cauces para su propia reforma-, no me parece bien hecho tampoco este juego de aceptarla a beneficio de inventario o de «pasarsela por el forro» sin más consideraciones según convenga. Creo que eso no convierte al que lo sostenga en un tonto util, sino en alguien que se niega a jugar ua partida amañada.

    El actual estado de cosas se juega en clave estrictamente catalana.
    De manera similar a el programa electoral que Rajoy presento a las elecciones de 2011, destinado a no cumplirse y redactado de cara a lo que la gente queria oir, da la impresión de que Más esta gestionando esto de una manera parecida, hago surf sobre la ola independentista y luego ya veremos.
    Si quitasemos los nombres propios, de personas, países y comunidades autónomas de esta situación es posible que se vieran lo poco razonable de la baza de Mas. No puedes forzar la mano de una contraparte en una negociación hasta el punto en que la obligues simultaneamente a saltarse todas las normas existentes previamente acordades, además de saltarse todos sus principios (porque los valora tanto como tú los tuyos) , pretender tenerle despues como aliado para lo que luego se te pueda ocurrir y mientrasta tanto poniendolo de vuelta y media. Sirve para que los tuyos te quieran, punto. No para llevar a buen puerto el objetivo sobre lo que se negocia.

    El PSC no ha podido sustraerse de esto, y ya se lo ha llevado por delante. Los demás, creo, seria util barajar, esperar y ver hasta que se vea un poco más claro de verdad que pretende y hasta donde llegar Mas.

  13. Cicuta, lo de tonto útil no iba por usted, así que enfunde la pistola y argumente : ¿qué es eso de «resolver el problema por las buenas?». ¿Plantear un referéndum sí o sí es resolver el problema por las buenas? Espero entusiasmado esa hoja de ruta suya al margen de la Constitución para solucionar «democráticamente» el problema catalán. Me pasó lo mismo cuando leí el artículo de su amigo Sánchez Cuenca, y me quedé con las ganas. O igual reserva para el agónico El País la respuesta?

    Nota: acabo de leer unas declaraciones de Mas. Como era previsible, va reculando. Suelo pasar con los faroles. Habla ya de «reformar la Constitución». Eso es otra cosa. Bienvenido al club.

    Conviene no salir corriendo siempre a los primeros grititos del nacionalismo.

  14. A mi lo que me gusta del precedente escocés es que supone dar prioridad a la política, eso que está tan devaluado ahora en Europa. La cuestión no es fácil, por supuesto, pero lo que habría que defender es que la aproximación a la misma debe ser, en primerísimo lugar, política. No vale esgrimir el código penal como hace Gallardón y reclama la caverna. Y eso no quiere decir que no pueda llegar a ser necesario, pero es una última ratio, y muy pero que muy última. Recurrir a la constitución puede ser más de lo mismo, pues si el acuerdo político implica cambiarla, debe cambiarse. Está en su ADN. Se supone que la hicimos para que nos sirviera -reglas del juego-, para la convivencia no para que hiciera imposible esa convivencia (y convivir implica discutir y a poder ser con ánimo de acordar). Así que estoy más cerca de la postura de Cicuta que de la de Polonio.

    En esto de la autodeterminación y el derecho de secesión creo que un error de la izquierda democrática ha sido no querer entrar en el debate, confiando en que a fuerza de no darnos por enterados desistieran los “soberanistas”. Pero al actuar, aparte de contribuir a que se pudra el asunto, se les ha dejado mucho terreno a los talibanes a su disposición. Y encima se ha reforzado el otro nacionalismo, no menos esencialista que el periférico.

    Por eso, porque creo que es hora ya de hablar -también- de estas cosas no comparto del todo la postura de quienes creen que lo prudente es echarse a un lado y dejar que sean otros quienes se enfrasquen en ese debate. PMQNQ cree que hay otras cosas más importantes. Cierto, pero no es consuelo. Lo que demuestran las expectativas electorales en Euskadi y la crisis catalana es que por más que nos disguste, hay mucha gente en algunas comunidades que anteponen ciertos conflictos políticos. Y no podemos esconder la cabeza anteponiendo la crisis y el paro. Podemos y debemos hablar de lo uno y de lo otro.

    José D. Roselló se apunta al “wait and see”, a que Mas se acabe de retratar y cita de pasada al PSC que habría sido arrastrado por no haberse sustraído a este asunto diabólico. Yo creo que si el PSC está como está es porque esto le ha pillado en la situación de horas bajas que afecta al conjunto del PSOE (como afecta al PS de Euskadi, pese a que ha estado haciendo planteamientos bien diferentes) y tambie´n porque el PSOE no le acompañó en la batalla del Estatut.

    Viendo como bajan ahora las aguas catalanas, recuerdo mucho todo lo que se dijo -también entre las izquierdas españolas-, sobre la defensa del Estatut,…que si no era una prioridad, que si era una “maragallada”, que si los ciudadanos catalanes pasaban del asunto (¡lo que según muchos “sabios” quedó demostrado con la baja participación en el referendum estautario! ¡que Santa Lucía les conserve la vista!), etc… El estatut era bueno tal como salió de Cataluña (la sentencia del Tc fue impresentable)pero el PSOE se arrugó (lo había hecho ya casi desde el principio) ante la ofensiva de la derecha y luego no se le quiso hacer caso a Montilla cuando no se cansaba de advertir de la desfección creciente de los ctalanes hacia España Ahora, todo son lamentos y/o muestras de perplejidad.

    (Por cierto, una encuesta de La Vanguardia revela que más del 60% de quienes se declaran electores socialistas catalanes -¡electores, no militantes! -, comparten el planteamiento de quienes en el PSC -y algunos ya fuera, como Ernest Maragall- defienden un mayor compromiso del socialismo catalán con el soberanismo).

  15. Gracias Polonio y Don Cicuta por vuestros duetos operisticos con los contrapuntos de los demas..
    Soys un placer para el intelecto ganimediano..

    En vuestros giros vocales dentro de vuestros vericuetos argumentales tales,no habeis hablado de Ziluminatius ,como El Hombre Bueno que se adelantó a los tiempos que se avecinan.
    Sin duda su determinacion por reformar los estatutos de autonomia y adapatarlos a los tiempos ,su empeño por convertir el Senado en un verdadero organo territorial ,se vieron frustrados por la carcundia franquista que salió del armario con olor a naftalina y moho putrefacto.
    Sin duda los nacionalistas e independentistas catalanes no tendrian ninguna queja politica con el estado español si el Partido Popular hubiera aceptado el valor de las mayorias parlamentarias y el referendum del Statut de Catalunya ,retirando su recurso al Statut en el Tribunal Constitucional….pero jugaron sucio,desde el principio con todas sus artimañas y con viles estrategias lograron que lo que habia sido un acuerdo historico entre el Estado español y Catalunya ,se convirtiera con la sentencia del constitucional en una espada de doble filo que pende sobre el gobierno de Rajoyibus Lecter «El Displicente» lider de la carcundia franquista que nos asola….¡¡¡¡Un lio de Cojones!!!….por no haber sabido estar a la altura del unico Hombre Bueno que ha presidido el gobierno de España…mi apreciado Ziluminatius,al que nunca le daran las gracias por haber acabado con el terrorismo de ETA. ,porque se han ocupado de dilapidarlo….odio sobre odio ,aleteos de mariposa que se convierten en tempestades generados por una involucion politica que la izquierda es incapaz de ponerle freno.

    ¡¡¡¡Ziluminatius !!!..¡¡¡Por que nos has abandonado!!!

    Ante mi doy fe.
    AC/DC

    firmado:
    JAJAJA….que nervios.

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