Debateros de guardia

Alguien

Un año más nos damos un descanso en agosto aunque este año algo más tarde de lo normal por necesidades “electorales”. Tampoco va a ser mucho porque volvemos a la carga el lunes 4 de septiembre. Quizás para entonces tengamos algo más de claridad sobre la investidura – ¿se presentará finalmente Feijóo? ¿Esperará Sánchez a que pase la Diada para hacerlo? – y sobre alguna otra cosa – ¿conseguirá Ucrania romper finalmente las filas rusas y empezar a recuperar territorio significativamente? ¿amainará o se intensificará la tensión con China sobre Taiwan? – pero probablemente no demasiada porque son pocos días y, además, estamos tod@s tratando de disfrutar de las vacaciones.

Por supuesto el blog permanece abierto para que quién quiera deje sus comentarios sobre lo que tenga a bien, y quién quiera conteste si le parece.

¡Qué descansen y disfruten todo lo que puedan, especialmente los trabajados articulistas que mantienen este blog vivo temporada tras temporada!

La depresión y los suicidios se ceban en una Cuba azotada por la crisis y el desencanto…

Senyor G

Después del titular “La depresión y los suicidios se ceban en una Cuba azotada por la crisis y el desencanto” que me llevó a leer la noticia en el formato papel del 15 de mayo de 2023 lo primero que me llamó la atención es la foto con su pie “Una familia en su domicilio de La Habana, capital de Cuba”. No explica mucho la relación con la noticia, pero es claramente una imagen de algún drama del tercer mundo, muy dramática y chocante. Que diga que sea en papel y que sea el periódico de este mismo año es importante para lo que sigue.

Números y datos.

En el artículo se habla de casos diversos, algunos parecen ciertamente recientes y otros se remontan a uno de los padres del marxismo y del movimiento obrero español, Paul Lafargue: cubano y yerno de Carlos Marx. Pasando por líderes destacados de la revolución cubana como Haydee Santamaría y Osvaldo Dorticós o críticos con ella como Reinaldo Arenas. No entro en la situación de Cuba en todos estos años, ni en la vinculación de estos suicidios con las crisis de Cuba y su revolución, ni si en España por ejemplo se habla siempre de muertes por suicido de forma directa o elíptica. Sí de que Haydeé Santamaría tiene suficiente entidad como para no ser presentada como la hermana de nadie. Pero sobre todo quiero entrar en cómo ponderar la gravedad de los datos y los números de los que se habla en el artículo, en una primera lectura no fui capaz. Los datos del artículo:

De acuerdo con las últimas estadísticas disponibles, la tasa de suicidios es de 14,11 por cada 100.000 habitantes, por encima de la media a nivel mundial, que es de 9,49. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ubica a Cuba en el séptimo lugar en la región. La mayor cantidad de casos se da entre las personas que pasaron los 60 años. El 70% de los episodios involucra a los hombres.Sigue leyendo

Dos idiotas irresponsables

Carlos Hidalgo

Como sabréis por artículos míos anteriores, siento una desconfianza y una aversión especial por los machitos millonarios de Silicon Valley. Más de una vez he dicho que son tan grotescos, tramposos, malvados y caprichosos como los villanos de James Bond, pero sin que el Estado pueda mandar a un agente Doble Cero para meterles en cintura.

Hablemos de dos de estos millonarios, Mark Zuckerberg, el creador de Facebook y dueño de su empresa matriz, Meta. Y de Elon Musk, el heredero de una mina de esmeraldas sudafricana y ahora dueño de Tesla, Space X y Twitter.

Zuckerberg, en una absurda huida hacia adelante para no afrontar su responsabilidad por la violación de la privacidad en Facebook, su uso para diseminar noticias falsas y la falta de control de sus contenidos, que ha costado (sin exagerar) miles de vidas; Zuckerberg, decíamos, en lugar de intentar arreglar Facebook metió miles de millones en llamado “metaverso”, que viene a ser reinventar internet para que sólo pueda navegarse con gafas de realidad virtual. Sigue leyendo

El tablero del fútbol global

Juanjo Cáceres

Casi sin que nos diéramos cuenta, fueron asentándose en nuestros comedores. Venían con fuerza, pero la pandemia les dio el impulso definitivo. Desde entonces, buena parte de los hogares españoles quedaron conectados a Netflix, como muchos otros ya lo estaban a Movistar. Estar suscritos a streamings diversos, llámense Disney+, HBO, Apple TV, Filmin, Amazon Prime, DAZN y un larguísimo etcétera, se ha convertido en algo tan habitual en las familias, como unos años atrás era descargar productos piratas en redes P2P o con torrents – que, por cierto, no por ello han dejado de existir. Pero la noticia no es que ahora aceptemos de buen grado pagar un servicio de streaming por ver series y partidos en nuestras televisiones de altísima definición, cuando antes, ni pudiendo, lo hacíamos, sino lo que ello representa: que las grandes empresas globales se han colado en casa. Y si las llamamos globales, es porque ese servicio de streaming que recibimos, tiene básicamente el mismo catálogo que ofrecen en Londres, Budapest, Nueva Delhi, Hong Kong y Los Ángeles, lo que implica que son servicios dirigidos a audiencias globales, entre las que cada uno de nosotros no somos mucho más que un átomo. Sigue leyendo

Disparates en los libros de texto

David Rodríguez

Los libros de texto que caen en manos del alumnado español ya han sido objeto de polémica en más de una ocasión, pero el problema está lejos de ser resuelto. Quería destacar aquí una joya que aparece en el libro de “Economía de la Empresa” de segundo curso de Bachillerato, y que hace referencia a la primera característica que según la autoría del libro presentan las pequeñas y medianas empresas: “Poca formación empresarial. El empresario tiene pocos conocimientos técnicos, que frecuentemente ha adquirido en la gestión de la misma empresa. Al gestionarla, se mueve más por impulsos y ganas que por una formación académica adecuada”.

Más allá del mantenimiento del lenguaje sexista en pleno año 2023, las afirmaciones que se realizan son completamente disparatadas, ajenas a la realidad y totalmente prejuiciosas hacia las pequeñas y medianas empresas de nuestro país. Además, destilan un cierto clasismo simplista, ya que parecen reducir las pymes al tejido comercial de nuestros barrios, donde resulta que las personas que las gestionan no tienen la formación adecuada para atender a la clientela, como si las grandes multinacionales prestaran un magnífico servicio en este sentido. Sigue leyendo

Terra baixa (Reconstrucció d’un crim)

Senyor G

No sé si conocen el argumento de Terra Baixa (Tierra Baja), obra del Ángel Guimerà (1845-1924), entre otras cosas dramaturgo catalán nacido en Las Canarias dentro del movimiento de la Renaixença (el resurgimiento de la lengua y cultura catalanas de finales del siglo XIX). Creo que no he visto esta obra de teatro pero sí que la leí durante el bachillerato.

De lo que me queda en la memoria, el argumento de Terra Baixa, que al estilo de la convención revolucionaria francesa, contrapone las tierras altas de la naturaleza, la pureza y la bondad a la tierra baja de las malas pasiones y las cosas de los hombres. De la tierra alta baja un pastor llamado Manelic para casarse en la tierra baja con la amante del señor de las tierras, de las de arriba y de las de abajo y todo lo que se mueve por ellas, incluso las personas. Ese matrimonio es para que “l’amo” mantenga su estatus dentro de las convenciones sociales y su voluntad. Se contrapone también el carácter del hombre sencillo y bueno contra el del señor dominado por las bajas pasiones y su voluntad de poder, que acaba dramáticamente con la muerte, no me atreveré a decir que justa, del malvado señor. Sigue leyendo

La chica del flequillo

Julio Embid

Hace tres semanas estuve en tu casa de Las Águilas, en el quinto pino, desayunando. Te llevé palmeras de chocolate, que sabía que siempre te habían gustado las marranadas dulces para comer. Me preguntaste si te veía más flaquita y te dijo que no, que desde que nos conocimos hace trece años en un segundo piso de la calle Zurbano currando en la misma Fundación Alternativas, siempre te había visto más flaquita que yo, alimentándote exclusivamente de risketos, triskis y coca-cola light. Nos reímos mucho, muchas veces estos años. Y siempre te tuve mucho cariño porque eras energía pura, una gran jefa de prensa que leía sin parar y que era capaz de vender un paper en el desierto. Allí donde trabajaste: en la FAPE, en Reporteros Sin Fronteras o en Alternativas, dejaste buen recuerdo.

Cuando llegué a tu casa me sorprendió la luz que tenía, brillaba a través del ventanal del salón. Y tus dos gaticos dando vueltas alrededor de nosotros subiendo por encima de la mesa que casi nos tiran los cafés y hablamos de cómics, de libros, de Carmen (Es di-vi-na dijiste el día que la conociste), de nuestro amigo Carlos y de tantas cosas que, estos años, desde que me había ido a Zaragoza a vivir, no nos habíamos podido contar con tanta frecuencia. Sigue leyendo

El otro lado de Welles

Juanjo Cáceres

Cualquier persona nacida hace más de cien años se nos hace extraña a todos los que ni siquiera hemos vivido la mitad de esa cifra, pero las personalidades más importantes de nuestro pasado reciente no deberían de sernos desconocidas, ni quedar en el olvido. Es inevitable, no obstante, que ello suceda, salvo que las cosas del presente hagan que se rescaten de algún modo y que con ello descubramos parte de lo que fueron e hicieron.

Puede que esto último le haya estado sucediendo a Orson Welles, un personaje del que probablemente en nuestro país no hacemos demasiada memoria. Más aun cuando hace solo unos pocos años que reapareció mágicamente ante nosotros con un producto “nuevo”, Netflix mediante. No diremos que fuera un éxito de audiencia, porque no lo fue, ni tampoco que el hecho sirviera de excusa para redescubrir todo su legado cinematográfico, que tampoco. Y no precisamente porque no sea necesario reivindicar al autor intelectual de la considerada por algunos la mejor película de la historia, Ciudadano Kane, su gran obra maestra: una composición que por el inevitable paso del tiempo es probable que resulte cada vez menos conocida entre el público más joven y que para otros no tan jóvenes duerma el dulce sueño del olvido. Sigue leyendo

Mi 2022 en Debate Callejero: un año de furia

Juanjo Cáceres

Cuando llega el final de año, hay gente que elige echar la vista atrás y otros que prefieren mirar hacia adelante. En mi caso me siento en la necesidad de hacer diversos balances y de los mismos no está excluido Debate Callejero, espacio al que he contribuido durante 2022 con 24 textos, que culminan con el que tienen ante ustedes, el vigésimo quinto. En mi caso, mirar hacia atrás me sirve para revisar cuáles han sido los ejes temáticos que me han llamado la atención y para comprobar en primera persona si lo aquí redactado han sido ocurrencias puntuales, simples disparates o bien ha quedado alguna idea relevante sobre el papel.

Creo que la guerra de Ucrania ha sido en buena medida el centro de gravedad sobre el que ha basculado todo. En El mundo después de Putin y Paradojas bélicas la he abordado como tema central, pero cuando la guerra reaparece en Europa, creo que lo más necesario es recuperar la perspectiva histórica (quizás debido a un sesgo de itinerario, dados los numerosísimos años que dediqué a formarme en la materia). Este 2022 lo he hecho en varias ocasiones: en Miradas 104 años después (Primera Guerra Mundial), El último soviético (Imperio soviético) y, fuera de la temática ucraniana, en Exilio a cuerpo de rey (sobre la monarquía borbónica). También en otro texto más reciente, Una vida cualquiera, donde recurriendo a la falsa biografía y con escaso eco, traté de poner en perspectiva algo más de cuarenta años de historia reciente, para evocar lo que para mí es una de las claves del presente: un profundo, impreciso y a veces intangible malestar civilizatorio. Sigue leyendo