Cataluña: el principio del final

LBNL

Del final del desafío, claro está, que no del final exitoso del procés. Porque el tiempo corre, septiembre se acerca y no hay ninguna señal de que el desafío soberanista catalán vaya a triunfar. Lo que no es óbice para que España tenga un problema, y suficientemente gordo: más de dos millones de catalanes apoyan de forma continuada en las encuestas la independencia como su opción preferida y han demostrado su adhesión a la causa repetidamente, saliendo a la calle masivamente cada Diada o participando en los diferentes sucedáneos de referendos y otras grandes “ocasiones” soberanistas, como los paseillos hasta los tribunales de los diferentes imputados hasta la fecha. Está por ver, sin embargo, que su preferencia independentista sea lo suficientemente intensa como para sumarse a la insurrección político-institucional que parece estar preparando la Generalitat. Más bien parece que no. Ni ellos, los soberanistas de base, ni mucho menos la legión de funcionarios cuyo empleo depende directa o indirectamente de la administración central.

Tampoco la comunidad internacional da muestras de proclividad al reconomiciento de un nuevo Estado catalán. Todo lo contrario. Puigdemont, Junqueras y Romeva han intensificado su agenda viajera, pero no hacen más que cosechar fracasos: apenas les reciben y los viajes no generan adhesiones. No pasa nada, dicen, también a Eslovenia se le prometía el aislamiento y sin embargo los países de la Unión Europea la reconocieron inmediatamente, hasta el punto de que hoy es miembro de pleno derecho. Ciertamente, pero aunque sabe dios que soy todo menos Marianista (en todos los sentidos), Rajoy no es Milosevic y, sintiéndolo mucho, Cataluña no es una república autónoma dentro de una Federación, como era Yugoslavia. Como también lo era Croacia, un ejemplo que los soberanistas prefieren dejar de lado, asumo que para evitar el incómodo recuerdo de los meses de cruenta guerra y los muchos muertos y heridos caídos en la guerra serbo-croata subsiguiente.

Alemania, Austria (que a la sazón no era miembro de la UE) y el Vaticano reconocieron inmediatamente la declaración unilateral de independencia de Croacia y Eslovenia, obligando al resto de la UE a hacer lo propio un dia después, pese a la preferencia británico-francesa por el mantenimiento de la integridad territorial de Yugoslavia. Alemania y sus dos cómplices reconocieron por varias razones, incluido el catolicismo de Croacia frente a la ortodoxia serbia. Afortunadamente la Unión Europea aprendió bastante del entuerto. Costó muchos años apagar el fuego alumbrado, una vez más, en los Balcanes y Alemania tuvo que alojar a varios cientos de miles de refugiados.

Hoy en día ni siquiera Eslovenia y Estonia o Letonia, tres países europeos afines por su historia reciente a reconocer el derecho de autodeterminación de otros, se atreverían a reconocer a Cataluña unilteralmente. De hacerlo, provocarían una crisis dentro de la Unión que les afectaría muy negativamente. Y, además, no tendría demasiado impacto internacional positivo para Cataluña porque en esto del reconocimiento, como en casi todo, cuenta la cantidad pero sobre todo la calidad. Y si no veáse el caso de Israel, cuya independencia jamás habría tenido posibilidades de consolidarse si, además de ganarle la guerra a los ejércitos árabes que la atacaron el día después de que se retiraran los británicos de su protectorado palestino, no hubiera contado con el reconomiciento inmediato de la URSS y EEUU.

Israel es un buen ejemplo que, de seguro, inspira a los soberanistas catalanes. Desde muchos lustros antes de la independencia, Israel se dedicó a construir las instituciones políticas, militares y educativas que le sirvieron como base para su Estado. Los soberanistas, a decir del ex senador Vidal y del congresista Rufián, están tratando de compilar listas de funcionarios y jueces afines -es decir, que estarían dispuestos a dar el salto a la “nueva legalidad”- y entrenando a grupos para que puedan operar como la base de un ejército y un servicio de inteligencia independientes. Cuentan, además, con todo el entramado institucional de la Generalitat. Sin embargo, tienen un gran handicap respecto a Israel: toda la legitimidad legal parte de la Constitución. Mal que les pese reconocerlo, la única razón por la que la ley reconoce a Puigdemont poderes para tomar decisiones sobre algunos ámbitos, se deriva de la Constitución española. La misma que, a decir de la ley express de desconexión, planean cercenar en el minuto uno de la nueva fase.

La ley express de desconexión es significativa. Han tenido que aprobarla para poder, en su momento, aprobar la desconexión y convocar el referendum antes de que el Tribunal Constitucional pueda declarar la nulidad de la misma ley de desconexión. Pero no va a servir de nada porque el Tribunal Constitucional tendrá tiempo de declarar la inconstitucionalidad de la desconexión y la convocatoria popular antes de que el referendum tenga lugar. Es más, tendrá tiempo también de sancionar un eventual uso del artículo 155 de la Constitución por parte del Gobierno central ante la insurreción institucional por parte de la Generalitat, que es quien tiene el deber de aplicar la Constitución en Cataluña.

¿Los tanques a la calle, entonces? Para nada. Los tanques en los cuarteles, que es donde deben estar salvo que haya un ataque exterior. Si se llegara a una situación como la que describo, el pulso sería judicial y policial. Los jueces en Cataluña tendrían que aplicar la ley, la ley tal y como la interpreta el Tribunal Constitucional. Anuladas la ley de desconexión y la convocatoria del referendum, cualquier juez que en Cataluña diera amparo a la nueva ilegalidad soberanista, perdería su empleo inmediatamente. Para siempre, sin garantía alguna de poder encontrar acomodo en el nuevo Estado que, como poco, correrá un severo riesgo de quedarse en un cónato regado de condenas judiciales inhabilitadoras por prevaricación. Lo mismo vale para los Mossos. Disuelta la Generalitat, deberán ponerse a las órdenes de la nueva autoridad competente decretada por el Gobierno central. De no hacerlo, perderán sus empleos en cuanto se restablezca la normalidad institucional. Como lo harán los que pertenecen a la policía judicial si desobedecen las órdenes de los jueces que se mantengan fieles a la Constitución u obedecen las órdenes de los que se sumen a la rebelión insitucional, si es que hay alguno que lo haga porque una cosa es compilar listas y otra bien distinta que los “listados” se animen a dar el paso cuando llegue el momento.

Así las cosas, en el peor de los casos tendríamos una “batalla” policial a las puertas de los colegios electorales, con Mossos impidiendo el acceso de los llamados a votar y otros en cambio desprecintando las puertas de los colegios cerrados por parte de sus directores, que esa es otra, dado que la inmensa mayoría de los colegios electorales en los que se vota normalmente dependen directamente del Ministerio de Educación, por lo que sus directores incurrirían en prevaricación y perderían sus empleos si aceptaran ser cómplices del golpe de mano institucional.

Lamentablemente todo lo anterior no es un escenario de política ficción. Es nada más y nada menos el escenario inevitable al que nos abocamos salvo que entendamos que, más temprano o más tarde, el soberanismo catalán envainará la espada, eso si, por supuesto lamentando la cerrazón anti-democrática del Estado español.

Rajoy y Soraya han empezado a dar algunos pasos conciliadores. El primero prometiendo una lluvia de millones en inversiones en Cataluña para los próximos años. La segunda, supustamente, entablando vías de diálogo secretas con representantes de la Generalitat. Más vale tarde que nunca. Está muy bien defender a ultranza la legalidad constitucional y la normalidad insititucional pero es completamente irresponsable negarse a explorar vías que permitan gestionar la pulsión soberanista con un coste infinitamente menor que el del choque de trenes, por más que la “victoria” esté garantizada.

Victoria entre comillas porque el aplastamiento legal de la insurreción sería una derrota también para el orden constitucional español. Una democracia seria tiene que ser capaz de arbitrar soluciones antes, y por mucho que Convergencia se haya tirado al monte para esconder sus vergüenzas, es el Gobierno central el que tiene la sarten por el mango y quien tiene más medios para evitar un resultado traumático, no solo para Cataluña sino para toda España. No se trata de ceder o de aceptar experimentos con las cosas de comer sino de mostrarse dialogante y aceptar que hay un problema político en Cataluña o con Cataluña, como demuestran los dos millones largos de catalanes que no se sienten cómodos con su encaje constitucional actual.

Que la mayoría en Cataluña no sea independentista o no esté dispuesta a lanzarse incondicionalmente detrás del soberanismo no quiere decir que no haya una mayoría en Cataluña que desea y necesita soluciones políticas. Claro que aceptar esto implica seguramente aceptar el grave error de haber luchado como gato panza arriba contra el Estatut que Zapatero consiguió negociar. Pero seguro que encuentran una forma de justificarse y bien nos vendrá a todos porque si Puigdemont y los demás acaban en la cárcel, el problema a largo plazo será mayor, por más que la victoria a corto plazo resulte aplastante. Y nunca mejor dicho. Mucho mejor sería una victoria constitucional tan suave y sólida al tiempo como la que sepultó el soberanismo de Ibarretxe, sin que el ínclito tuviera que reunirse con Otegui entre rejas.

6 comentarios en “Cataluña: el principio del final

  1. Hay que ver las tertulias mañaneras en TV3 , en el que los tertulianos se exprimen el cerebro hasta la saciedad para justificar una ceseción en toda regla.
    Toda la television publica catalana está al servicio del proces independentista.
    Los independentistas sufren el sindrome de experiencia religiosa sean catolicos ,agnosticos, ateos o antisistemas aberchalaos.
    Pero bueno , la realidad constitucional , mediante las resoluciones judiciales estan pobiendo a cada cual en su sitio.
    Ya saben Homs , fuera del congreso de diputados.
    Y cuando se confirmen las sentencias por el 9N , Arthur More & More y sus acolitas seran inhabilitadas una larga temporada…en fin seran sus martires para la Semana Santa que hara su experiencia religiosa un repique de tambores.
    Luego les seguira la president del parlamen de Catalunya y asi sucesivamente llegará el desafio final con la CUP sacando sus OjOs desorbitados y mostrando sus colmillos.
    En fin mucho me temo que el sindrome de abstinencia de la sociedad independentista catalana causará grandes estragos y es que cuando se vive una experiencia religiosa no hay apostata que las consuele.
    Ante mi doy fe
    AC/DC
    Firmado..JAJAJA….quins nervis

  2. Todo marcha bastante bien hasta que aparece Zapatero o Madina con sus revisionismos. La sentencia que invalida algunas disposiciones del Estatuto aprobado en referéndum salvaguarda el núcleo intangible de la Constitución Española.
    La victoria sobre los delirios de Ibarretxe fue una victoria legal desde la aceptación de procedimientos legales y nada tuvo que ver con habilidades de taumaturgo templagaitas.
    La confianza de la gran mayoría de españoles descansa en la seguridad que ofrece un texto y el compromiso insobornable de su defensa.
    Los que se cobijen bajo este paraguas recibirán también su correspondiente derrota suave y sólida. Sin acritud. Pero quiero creer que si insisten en otros caminos, en los martirios posibles para causas imposibles, ocurrirá lo que el guión de LBNL pronostica cual renovado John Reed para unos días que asombrarán sobre todo a la CUP.

  3. Lo de Senyor G no lo entiendo. Es una referencia a que el mes que viene muchos catalanes harán una declaración de la renta catalana? No lo creo así que no lo entiendo.
    AC/DC: Los de las CUP puede que tengan los ojos desorbitados pero no colmillos, afortunadamente.
    Mulligan: Mola la comparación con Reed. Me leí su crónica de la revolución de octubre en su momento. Ahora bien, creo que puede contarme entre los «revisionistas» porque creo firmemente que si el Estatut hubiera seguido en vigor en su integridad, no habríamos llegado a este sinsentido. Otra cosa, cómo explica que la salvaguarda de la Constitución española no implique invalidar los preceptos idénticos de los «nuevos» estatutos andaluz y valenciano? Y finalmente, supongo que lo de templagaitas va por Zapatero y «su» Estatut. De ser así, cómo explica que fuera precisamente Zapatero el que sepultó con tanta suavidad como firmeza a Ibarretxe? En aquel momento fueron muchos los que le llamaron templagaitas por dejarle venir a exponer sus delirios ante el Congreso y no enchironarle como pretendía el PP…

  4. #LBNL a ver teóricamente el lunes pasado pasaron los 18 meses y Catalunya ya deberia ser independiente… Y no lo es y los catalanes haremos la declaración de la renta como siempre.

    Y bastante de acuerdo con su comentario.

  5. Que el proses atraviesa un momento de máxima debilidad polítíca, a nadie se le escapa. Y que como tal esta llegando a su fin, tambien.

    Pero sigue sin plantearse un proceso que resuelva la diferencia politica que lo nutre y ninguno de los actores que lo componen , ni sus opuestos, dan pasos hacia una alternativa creible.

    Por lo tanto algo nuevo surgirá…

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