Bloqueo canicular

Juanjo Cáceres

Se acerca el día convocado para investir a Pedro Sánchez y parece que estamos lejos de poder alcanzar un acuerdo entre PSOE y Podemos que garantice, no solo la designación de Sánchez, sino que también dé estabilidad a un futuro ejecutivo donde las diferentes sensibilidades del acuerdo se encuentren suficientemente representadas.Las explicaciones sobre el no acuerdo abundan en prensa y tertulias televisivas, si bien a mí me interesan especialmente las aportadas por Guillem Martínez el pasado día 10 de julio, en un texto con el elocuente nombre de ‘Pactándose encima’. Tomado con los matices necesarios y separando las ideas de fondo de los giros humorísticos orientados a hacer gracia a la parroquia, este artículo me ahorra tiempo en exposiciones y permite pasar a señalar algunas cosas más concretas.

La primera, que el PSOE está realizando un juego muy duro para cargarse un acuerdo que, según el autor citado, ya estaba cerrado antes de las elecciones. Una «revelación» que cuadra perfectamente con la campaña de guante blanco hecho por Unidas Podemos hacia el PSOE, con el fin de optimizar los votos de izquierda y derrotar a las tres derechas, aun a costa de ceder terreno electoral. Una idea a añadir: tanto el que escribe como seguramente muchos de los que ahora mismo leen tienen alguna constancia de que, según parece, esto era así. En un texto anterior señalaba dos razones por las que el PSOE se habría echado atrás: para no abrir en España el melón de los gobiernos estatales de coalición (aunque sean la cosa más normal del mundo en Europa y sobre todo en cualquier país donde la fuerza más votada necesite un ¡¡¡43%!!! más de votos de los que tiene para conseguir la mayoría en el hemiciclo) y para facilitar una rápida reconstrucción del bipartidismo por el lado izquierdo.

La segunda, que a pesar de la obviedad de los números y lo racional de la propuesta, el PSOE está consiguiendo marcar el relato gracias a dos fenómenos y quizás a un tercero. Por un lado, el posicionamiento favorable de muchos medios de comunicación de masas y patrocinadores de los mismos a un gobierno monocolor o a otra fórmula que busque el sustento a través de Ciudadanos, ni que sea mediante acuerdos puntuales. Por el otro, el fino trabajo de posicionamiento realizado por estos con Íñigo Errejón y los suyos, sumado a la posibilidad de que en caso de repetición electoral, este pudiera estar ya dispuesto a dar el salto para presentarse a las Generales, acompañado de varias confluencias y otros versos libres de la izquierda que se han ido quedando por el camino estos años. A todo ello tal vez se añadiría una tercera, que sería todo el pensamiento positivo que Podemos utiliza para relatar los beneficios de un acuerdo con el PSOE, el cual está fortaleciendo por añadidura a Pedro Sánchez desde el éxito de la moción de censura contra Rajoy. Y es que a Podemos no solo le está costando trasladar contradicciones a la posición del PSOE, sino que es posible que su propia narrativa acabe protegiendo las tácticas comunicativas sanchistas.

La tercera, el matiz: ese pensamiento positivo, ese guante blanco en campaña, ese no perder las formas aunque lo que tocaría es mandar bien lejos a alguno o a alguna, no es por buenismo, sino que responde a una honda preocupación. Preocupación ante los problemas endémicos de nuestro país, que empiezan con vivienda y energía, siguen con trabajo y personas excluidas y a partir de ahí ya se vuelven infinitos. Preocupación también ante la alternativa, el triunfo de un espacio político fuertemente derechizado que cabalga a lomos del populismo más banal, pero del que se percibe que su interior cuenta con un abanico de políticas regresivas que van desde una respuesta reaccionaria a los avances en derechos sociales y civiles hasta dramáticos planes ultraconservadores en política económica y fiscal. Eso es lo que se oculta tras el atrezzo de cierta política televisiva y tertuliante, de consumo rápido y voz en grito, a la que estamos ya acostumbrados, marcada por una ausencia flagrante de diagnóstico de las necesidades reales de nuestra sociedad y a menudo también por una voluntad ideológica de aplicar políticas que hagan de la desigualdad el pan nuestro de cada día.

Y la cuarta, el siempre peligroso hartazgo. Los votantes de izquierdas son exigentes y desean que su voto se plasme en la búsqueda de soluciones a sus problemas desde el ámbito político. De ahí que convertir los platós y el papel en un escenario donde chulearse y lanzarse dardos acabe siendo una pésima idea. Hoy es el PSOE el que considera que una repetición electoral perjudicaría gravemente a Podemos y fortalecería su posición aumentándole el número de diputados, pero que no se piense tampoco el soldado Sánchez que su relato va a salir indemne si llegamos a eso. Ni considere que todo el mundo va a seguir viéndole como el gran salvador cuando Unidas Podemos, en una hipotética campaña electoral en la que se juegue el todo por el todo, pase del guante blanco al guante de hierro. Ya está siendo y seguiría siendo un proceso tedioso por el que sectores importantes de la ciudadanía no se sentirían interpelados, de modo que o bien se quedarían en casa, o bien mirarían en otras direcciones.

Es por eso que sería de agradecer mayor altura de miras y asumir ya que un gobierno apoyado en 123 escaños, a 53 de la mayoría absoluta, carecerá de la base de apoyo suficiente para aplicar un programa de gobierno y subsistir durante cuatro años. Ahora toca pactar, ahora toca formar un gobierno en el que hayan integrantes de PSOE y UP y donde no existan vetos gratuitos.

4 comentarios en “Bloqueo canicular

  1. Mimetismo político.

    VOX mantiene en vilo la presidencia de MURCIA y MADRID.

    PODEMOS impide al PSOE presidir el Gobierno de La Rioja. Y mantiene en vilo la candidatura de Peter Sanchez.

    Escorpiones,NO, gracias.

  2. Me pregunto que escenario tienen (porque está claro que lo tienen) quienes defienden la convocatoria de elecciones en noviembre. Yo no lo veo pero seguro que hay cosas que otra gente puede ver y a mi se me estén escapando.

  3. “ Preocupación también ante la alternativa, el triunfo de un espacio político fuertemente derechizado que cabalga a lomos del populismo más banal ”.
    Bien, al parecer hay otros populismos menos banales , como más familiares y sin intención. Amables, o de otro modo , de los nuestros.
    Es un artículo ordenado y salvador de muebles , que hace abstracción del enorme estropicio de una ambición incómoda , capaz de intentar la cuadratura del círculo y deslegitimar a sus adversarios al perseguir el mismo fin.
    Entre tanto , seguimos paralizados y con los mismos presupuestos de Rajoy.

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