El periodista ejemplar

Miguel Sebastián

José Mari Calleja era una persona excepcional. Amigo de sus amigos, enemigo de sus enemigos, siempre daba la cara e iba de frente. Nunca nadie recibió una puñalada suya por la espalda, aunque no rehuía el enfrentamiento con quienes se le enfrentaban. Y se desvivía por sus amigos, que eran muchos, siempre los mantuvo, y a los que contagiaba su vitalidad y su sentido del humor. Era difícil no sentirse bien a su lado. Me siento un privilegiado por haber sido su amigo desde hace más de veinte años. Nunca dejó de apoyarme, ni en los momentos más difíciles, de esos que todos tenemos en la vida. Aprendí mucho de él, de sus valores, de su valentía, de su nobleza. Pero hoy quiero recordar al periodista. El periodista ejemplar. Ejemplar porque nunca se vendía a nadie. Decía lo pensaba, aunque fuera a contracorriente. Eso le causó problemas, sobre todo con ETA, en su época del País Vasco. Pero antes los había tenido con la dictadura franquista y, después, con muchos de los llamados “poderosos”, grupos mediáticos y grandes empresas. Le daba igual. Periodista ejemplar también con la información confidencial que recibía. Jamás la revelaba. Para Zapatero, cuando decidió iniciar el proceso de paz, era muy importante contar con su opinión y le reveló su voluntad de comenzar ese proceso tan difícil y espinoso. Pero Calleja jamás presumió de esa consulta ni contó toda esa información delicada que había recibido de primera mano. ¿Cuántos periodistas hubieron hecho lo mismo? Le dijo a Zapatero que le iba a apoyar porque creía en su voluntad decidida de acabar con la banda terrorista. Y jamás le traicionó, pese a la brutal campaña contra el entonces Presidente de muchos de los que habían combatido contra ETA, pero que no entendieron o no quisieron entender que había llegado el momento para dar ese salto, que luego resultó ser definitivo, para terminar con ETA. Periodista ejemplar porque hablaba claro. La gente le admiraba porque le entendía. Te podría gustar más o menos lo que decía, pero no te engañaba ni te liaba con eufemismos. Gran comunicador, conseguía convertir en ameno hasta los temas más complejos. Periodista ejemplar porque, viviendo del análisis político como muchos otros en su profesión, jamás despreció a “los políticos” y la “clase política” en su conjunto. Era un demócrata consecuente. Como buen Tauro, era cabezota. Pero eso no le hacía desagradable, sino más entrañable si cabe. Gracias a él se creó este blog, Debate Callejero, que ahora llevará para siempre su nombre, en homenaje al periodista ejemplar.

La (in)seguridad juridica y el impacto de las políticas económicas sobre los resultados de las empresas.

Miguel Sebastián

El debate sobre la presunta retroactividad del tratamiento de la sobrerremuneracion de las energías renovables se ha asociado con el argumento de la «seguridad jurídica» y la «imagen internacional de España» ante los inversores extranjeros. Puede ser discutible si una reducción no pactada de la tarifa fotovoltaica tiene ese carácter. Pero no tiene discusión que la limitación del número de horas no es un cambio de las reglas del juego y, por tanto, no puede entrar en esa categoría de «(in) seguridad jurídica».

El RD 661 no regulaba el numero de horas fotovoltaicas que podían ser remuneradas. De hecho, se refería al PER (Plan de Energías Renovables) 2005-2010, que estimaba un numero de horas objeto de remuneracion, aunque no las explicitaba. Desde entonces la producción se ha disparado entre un 20% y un 25% con respecto a ese nivel previsto, dependiendo de si la tecnología tiene el mecanismo de «seguidores» (el efecto girasol) o es fija. Y ese exceso de producción, junto a otros abusos, se ha convertido en un aumento de las ya generosas primas fotovoltaicas de casi 1.000M€ al año. Para entendernos, el equivalente a una subida permanente de la luz del 10% a los consumidores domésticos.

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La Iglesia, fuera de su casilla

Miguel Sebastián

En todas partes  las empresas de los sectores regulados tienden a llevarse bien con sus respectivos gobiernos, de cualquier color político. Y además, aquellas que viven del presupuesto público también mantienen una cordial relación con la Administración correspondiente, central, autonómica o local, que son importantes demandantes de bienes y servicios provistos por dichas empresas privadas. El caso de las empresas constructoras es paradigmático, porque reúnen esas dos relaciones con el sector público. Se trata de un sector regulado y, además, tienen como principal cliente a las administraciones públicas, que contratan sus servicios de obra civil. 

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Política anticíclica frente a “ajuste brutal”

Miguel Sebastián

A principios de los años 90 tuve la suerte de coincidir en el Servicio de Estudios del Banco de España con algunos de los mejores macroeconomistas y hacendistas de nuestro país. Tuvimos ocasión de analizar, por primera vez, la recién estrenada serie de PIB trimestral de la economía española, publicada por el INE, y que hasta entonces tenía una frecuencia anual.

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¿Gastamos mucho en los Reyes?

Miguel SebastiánEl día de Reyes, es, con permiso de Papa Noel, el día más feliz para muchos niños de España, porque los Reyes Magos les han aportado regalos e ilusión. Para muchos otros españoles, sobre todo los de mi generación, hay otros Reyes más importantes, los nuestros, los de verdad, que nos han aportado bienestar, estabilidad democrática y convivencia, y el período de mayor prosperidad económica de la Historia reciente. Por eso a algunos nos sorprende que a veces sean cuestionados desde diversos ángulos del espectro político, en general desde los extremos. Ese cuestionamiento es legítimo desde un punto de vista democrático, pero lo que no tiene ningún sentido económico es calificar a la Monarquía como un “despilfarro” o un “gasto inútil” de nuestro ordenamiento constitucional.

La Constitución establece que el Monarca es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, que arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes. Para ello, el artículo 65.2 de la Constitución dice que “El Rey recibe de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa, y distribuye libremente la misma”. Sigue leyendo

Intervencionismo económico

Miguel Sebastián

No resulta extraño escuchar voces que piden la intervención del gobierno para atajar problemas económicos como la escalada de los precios, la caída del poder adquisitivo de los salarios o la subida de las hipotecas. Hemos oído a políticos “liberales” exigir controles de precios ante la subida de algunos alimentos básicos y hemos visto a presidentes autonómicos “liberales” abrir más canales de televisión pública. También algunos empresarios exigen la intervención pública, las llamadas “ayudas”, cuando sus negocios flaquean o sus monopolios peligran. Pero, en general, ha calado en la opinión pública la idea de que el intervencionismo gubernamental en la economía no es bueno. Comparto plenamente esta idea y me alegro de vivir en un país donde la gente piensa así. Pero el intervencionismo, como casi todo en economía, es un concepto relativo, no absoluto, y la cuestión es si hay ahora más o menos intervencionismo del que había hace 4 años.

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PIB español: ¿por qué no encallas?

Miguel Sebastián

 

El próximo martes, 4 de diciembre, se cumple un año desde que abandone la Oficina Económica del Presidente del Gobierno. Un año intenso para mí. Para otros, parece que hace mucho menos. Para otros, que sigo estando aún ahí. Yo sigo callado. Trabajando. Dando mis clases. Escribiendo mis artículos, en clave positiva, como el que os adjunto. No me meto con nadie.

 

Solo me da rabia no tener más tiempo para poder estudiar más. Al leer algunos editoriales de periódicos relevantes descubro cuáles son los verdaderos «problemas capitales» de la política económica española. Y los economistas, sin enterarnos. Nada, ¡a seguir estudiando!

 

Un abrazo a todos.

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“Macro-errores” de previsión

Miguel Sebastián

Universidad Complutense de Madrid

Los economistas, sobre todo los que se dedican a la Econometría y a las predicciones, están acostumbrados a obtener errores de previsión que son “ruido blanco”. Es decir, que, además de tener suma cero, no guardan ninguna relación temporal entre sí. Sin embargo, y para el caso de la economía española, se detecta un interesante sesgo temporal en los errores de previsión del crecimiento del PIB español de los últimos años. Antes de 2004 los errores de previsión eran sistemáticamente al alza. Es decir, los analistas pronosticaban un crecimiento económico superior al que posteriormente tenía lugar. Por el contrario, a partir de 2004, los errores de predicción son a la baja. Es decir, el crecimiento económico español pronosticado es sensiblemente inferior al que finalmente tiene lugar en la realidad. El gráfico a continuación es bastante elocuente al respecto.

 

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¡Una recesioncita, por el amor de Dios!

Miguel Sebastián
Universidad Complutense de Madrid
 

Hace exactamente tres años, a la vuelta del verano de 2004, la economía pareció complicarse de forma inesperada. La causa, el petróleo. El crudo, que había estado oscilando en el entorno de los 20-30 dólares el barril desde hacía dos décadas (con la excepción puntual de la primera guerra del Golfo, en que alcanzó los 40 $/b sólo durante un mes) había roto la barrera de los 40 y se acercaba a los 50 $/b, batiendo su récord histórico. Era una causa externa y común a todos los países. Pero en España, como no puede ser de otra forma, se achacó a la mala gestión económica de los socialistas. Zapatero ya llevaba 6 meses gobernando y a algunos les parecía una eternidad. Y en eso llegó el dato de paro de agosto, que conocimos a primeros de septiembre. Un mal dato, en efecto. Un mazazo para algunos y una no disimulada alegría para otros, que lanzaron las campanas al vuelo. Se acababa la “inercia” del crecimiento económico de la era del PP y, con los socialistas, llegaba la recesión y el paro. El clima creado fue tal que el propio gobierno rebajó su previsión de crecimiento contra la opinión de algunos. Y lo hizo en nada menos que 2 décimas. Esta revisión gubernamental acompañaba al FMI, la OCDE y la Comisión Europea, cuyas previsiones para todas las economías, y en especial la nuestra, fueron solemnemente revisadas a la baja. Lo cierto es que la economía no sólo no se desaceleró, sino que creció con más vigor, hasta alcanzar el 4,1% de hace 2 trimestres, el crecimiento más alto desde 2000 y el octavo mejor trimestre desde 1991. ¿Y ahora? Espero tener ocasión de defender en este foro que la economía española no se va a desacelerar más allá del 3,3% ya previsto por el Gobierno antes del verano y que la “crisis subprime” tiene más probabilidades de afectarnos positivamente que negativamente.

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Los impuestos y la redistribución de la renta

Miguel Sebastián
Universidad Complutense de Madrid
 
Nota previa. Quiero pedir disculpas a los administradores y participantes de DC por haber incumplido con la fecha prevista para la entrega de mi artículo, que era ayer. Se ha debido a causas técnicas, con problemas en el servidor de Telefónica, nada que ver con«Santiago y cierra España«.

En los últimos 30 años se ha producido una notable redistribución de la renta en España, medida por múltiples indicadores, entre ellos el más clásico, el Índice de Gini. Según los datos del IVIE, calculados a partir de la curva de Lorenz, dicho Índice, que cuando más cerca de cero indica una mejor distribución de la renta, pasó de 0,36 en 1973 a 0,30 en 2003. Sin duda ésta ha sido una de las numerosas contribuciones de la democracia a nuestro paí­s. Muchos pensarán que esta mejor distribución de la renta se debe al desarrollo de nuestro sistema fiscal, con las sucesivas reformas introducidas desde 1978. Nada más lejos de la realidad. Nuestro sistema fiscal no es progresivo, es decir, no es cierto que paguen una mayor proporción de su renta los que más ganan. De hecho, es proporcional o ligeramente regresivo.  La proporcionalidad significa que se paga la misma proporción de la renta, independientemente de lo que gana cada uno. Este fenómeno, común a otros paí­ses, se debe a que los impuestos indirectos son regresivos y las cotizaciones sociales básicamente proporcionales, y no se ve compensado por los impuestos directos, que son los progresivos. El tema se agrava porque estos últimos, además, presentan fuertes distorsiones que hacen que sean «ex post« menos progresivos de lo que fueron diseñados «ex ante«.

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