Lope AgirreÂ
Abrumadito estoy de toda la sabidurÃa que se destila, como vino recio, en estas páginas de DC, Debate Categórico, Divulgación CientÃfica, Duelo Carbónico, Doble Colesterol, y es tanta mi vergüenza por no saber lo que deberÃa, para estar a la altura de los debates circunstanciales, es tanta la ignominia que siento subÃrseme por el canalillo de las vÃsceras, por no ser siquiera capaz de aparentar un mÃnimo de entendimiento, que me veo obligado a hacer una confesión: “Sólo sé que no sé nadaâ€. Duda Cierta, que no es lo mismo que Cierta Duda. Ya es algo, ciertamente. Dudo luego existo, quizás, quizás, quizás.
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La primera pregunta que me hago todas las mañanas, tras haberme despachado el café con leche y los suculentos bollos, medialunas, napolitanas que le acompañan es la siguiente: “¿Qué sé yo?â€. No es pregunta fácil ni sencilla, no es cuestión, como se dice ahora, baladÃ, que te di, porque de equivocarnos y afirmarnos, como consecuencia, en el ¡â€Yo qué sé!â€, estamos cambiando de tercio y de lugar sintáctico, en ese Desierto Caliente, que es el de la escritura y la comunicación.