El Oficinista: las pequeñas viejas victorias.

Él: El oficinista.

Mira Cruz, te aprecio, pero todo no puede ser tan negro, ni de lo entonces, ni lo de ahora. Será que trabajar desde las alturas de Barcelona me da la sensación de triunfador como dices y que quizás ya no sepa quién soy. Pero mira, desde mi mesa, además de ver media Barcelona y parte el inicio del Bajo Baix Llobregat, un auténtico lujo, veo esos edificios de ahí, los que están justo al lado del dragón y enfrente del polideportivo. No sé si te he dicho demasiado que en su construcción trabajó mi padre cuando no haría mucho que habría llegado del pueblo, casi mata a un hombre por accidente, no sabe cómo pero le dio a un hierro que cayó por el hueco del ascensor y había un compañero dentro de él. El hierro caía y caía directo y en los últimos metros golpeó con suerte inesperada contras la pared y se desvió el golpe mortal. Sigue leyendo