Lobisón
Hace unas semanas Pedro Sánchez apuntó su escenario ideal: que el PSOE ganara las elecciones de 2015, sin mayoría absoluta —tampoco hay que exagerar— y estuviera en condiciones de formar gobierno, con pactos puntuales con el PP o la izquierda, según lo que estuviera en juego. Casi todo el mundo pensó que se trataba de un voluntarioso ejercicio de optimismo, pero difícilmente realizable.