Donde habite el olvido

Pedro Luna Antúnez

Hace unos días un compañero de trabajo volvió a recordarme la historia de Pablo Díez. Han pasado ya diez años pero es como si el paso inexorable del tiempo hubiera difuminado o, en algunos casos, borrado el recuerdo de toda una vida. Ya casi nadie se acuerda de Pablo ni de su historia. La clase obrera no suele pasar a la posterioridad ni sus nombres merecen una entrada en la Enciclopedia. O en la Wikipedia para ser más actuales. Pasan a la posterioridad aquellos a los que les sonrió el destino. Aquellos que saborearon las mieles del éxito y que obtuvieron la fama y el reconocimiento social. Pero millones de vidas anónimas se consumen en el más absoluto de los silencios. Vidas que se pierden en la intrahistoria, que es la vida de los seres anónimos olvidados por la historia oficial. 

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