Qatar: ¿Esclavitud o El Dorado?

 Barañaín

 En Japón, Mariano Rajoy ha mostrado un loable interés en qué las empresas españoles que se dedican a las grandes infraestructuras se repongan del fiasco del sueño de Madrid-22, a base de conseguir algún pellizco de la tarta olímpica que se cocinará en ese país. Se nos recuerda estos días que las grandes empresas españolas de obra pública ya han logrado jugosos contratos en países petroleros del Golfo Pérsico, entre otros. Pero los medios que transmiten tan buenas noticias se cuidan muy mucho de ligar los éxitos de nuestros audaces super-empresarios, en ese mundo exterior exótico, con los costes laborales y otras condiciones que por allí afrontan.

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