La canción del verano

Barañain

Tras una primavera tirando a horrorosa y un mes de julio más cálido de lo habitual, agosto parecía una promesa de paréntesis confortable, por más que su pleno disfrute se adivinara problemático para una ciudadanía muy machacada por la crisis. Encima, nos fuimos de vacaciones con el eco trágico del accidente ferroviario de Santiago y con un ambiente político enrarecido;  aún rebotaba en las paredes del Congreso el “fin de la cita” con el que nuestro Rajoy quería zafarse de la exigencia de responsabilidades en relación con  Bárcenas y empezamos a descubrir que el actual presidente del constitucional es otro pillín.

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