Frans van den Broek
Es difícil juzgar la obra de quien se ha leído tantas veces sin prejuicios, preconcepciones o expectativas, o sin el concurso de teorías acumuladas durante los estudios o las lecturas al azar. Esta debiera ser, sin embargo, la manera de leer todo libro, como si fuera el primero de un autor desconocido y del cual se sabe poco o nada. Pensar en esto me produce nostalgia por aquella prístina época adolescente o juvenil, cuando uno se acercaba a los libros sin ideas preconcebidas y los juzgaba de acuerdo a su valor para uno en aquel momento. Pero he aquí la paradoja, o la maldición, de la lectura, que mejora en cuanto más leemos, a la vez que nos llenamos de pre-juicios, de interpretaciones y de expectativas. Recuperar el ojo inocente de antaño es imposible, pero cierta intencionalidad hacia recuperarlo podría ayudarnos a leer con más frescura y menos imposición interpretativa.