La paradoja de la globalización

Ricardo Parellada

“La paradoja de la globalización: la democracia y el futuro de la economía mundial” es el título de un libro publicado en 2011 por Dani Rodrik, uno de los economistas de primera fila más críticos con una globalización política y económica excesiva. Rodrik sostiene que en el mundo actual no es posible alcanzar a la vez tres grandes objetivos, la democracia, la determinación nacional y la globalización política y económica, y que solo pueden perseguirse adecuadamente dos a dos. Su propuesta es salvaguardar la política propiamente democrática de los Estados nacionales como actores fundamentales en el escenario mundial, en detrimento de una globalización creciente de la toma de decisiones políticas y de la internacionalización cada vez mayor de las normas y reglas del funcionamiento económico y financiero. A su juicio, que los Estados nacionales sean los decisores últimos no tiene por qué perjudicar la marcha de procesos económicos cada vez más internacionalizados, sino permitir más bien que puedan regularse de forma más ordenada y efectiva.

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Visitando cementerios

Barañain

No sé si muchos de los que se asoman a este blog tendrán la costumbre de incluir la visita a determinados  cementerios singulares en sus desplazamientos turísticos o si lo considerarán una costumbre morbosa, un signo de mal gusto o, en el mejor de los casos, una pérdida de tiempo, habiendo tantas cosas magníficas que contemplar por esos mundos de Dios. Confieso que en más de una ocasión yo he caído en esa tentación y no sólo con los cementerios más célebres, esos que se mencionan en cualquier guía turística (el Highgate de Londres, el cementerio judío de Praga, el de Génova, el Pere Lachaise parisino, etc…). Es más, en muchas ocasiones si no he podido cumplir esa costumbre ha sido más por falta de tiempo (y porque me pillaba muy a desmano) que por falta de ganas.

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La crisis de la izquierda (PSOE): escapando del bucle

Señor_j

Las últimas elecciones gallegas y vascas han confirmado el proceso de retroceso electoral que el PSOE experimenta desde los últimos comicios generales y le confirman cada vez más como un actor secundario en una escena institucional española, dominada por partidos de centro-derecha. Este proceso de retroceso al que no se observa un cambio de tendencia ni en las muy cercanas elecciones catalanas ni tampoco a medio plazo, está suscitando una crisis de confianza entre dirigentes, bases, simpatizantes y electores del partido, en cuanto a la capacidad de sus dirigentes de superar este bache, mientras que buena parte de su antiguo electorado se encuentra ya instalado en otras opciones políticas.

Por este motivo, se suceden las voces que piden una respuesta, alguna clase de cambio, alguna respuesta capaz de superar el escollo, devolverle credibilidad y capacidad de ser la segunda fuerza política española y alternativa de gobierno. Sin embargo, tales planteamientos, aunque comprensibles en sus intenciones, eluden la pregunta más importante: ¿es el PSOE lo que la izquierda española necesita? O dicho de otro modo: ¿Ha llegado el momento de dejar que el PSOE muera en un proceso de “pasokización” y que otro tipo de izquierda asuma su lugar como segunda fuerza? Cabe reflexionar sobre ello porque hay bastantes elementos que podrían aconsejar esto último.

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¿Crisis de la socialdemocracia?

 Lobisón

Hoy se presenta en Madrid, en el Centro Cultural Blanquerna, el libro de Ignacio Urquizu La crisis de la socialdemocracia: ¿qué crisis? (Libros de la Catarata). El título un poco enrevesado viene del hecho de que hace ya mucho tiempo que se viene hablando de que la socialdemocracia, desde la época dorada de la posguerra que terminó con el ascenso de la nueva derecha en los años ochenta, está en crisis. Aunque no se puede decir que las cosas hayan mejorado desde el comienzo en 2008 del gran estancamiento, Urquizu quiere analizar y valorar los cambios experimentados por la socialdemocracia y precisar en qué sentidos se puede decir que está en crisis.

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La cuestión catalana es un problema de todos: hagamos algo

Alberto Penadés

Se escribe a menudo en los medios de opinión, tanto centralistas como secesionistas, que el federalismo es algo en lo que nadie cree. Si con esto quieren decir que es el arreglo institucional favorito de relativamente poca gente en España – dentro y, especialmente, fuera de Cataluña-  pues tienen razón. Ahora bien, a menudo una posición aparentemente minoritaria es la preferida por todos al resto de las alternativas.  Es muy sencillo. Si mucha gente prefiere c>f>s, bastante gente prefiere s>f>c  y unos pocos prefieren f>c>s o bien f>s>c  es evidente que la mayoría prefieren “f”, digamos que una solución federal, a cualquiera de las alternativas, aquí resumidas como centralismo o secesión.  Estoy convencido que con un diseño correcto la mayoría de los españoles preferirían soluciones federales a centralistas, y desde luego estoy convencido de que preferirían el federalismo a la modificación de las fronteras.

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Go Obama, go!

LBNL

El tercer debate (cuarto si incluimos el vicepresidencial) electoral norteamericano volvió a ser ganado por Obama, dejando atrás –esperemos que definitivamente- el inesperado borrón del primero. Lo malo es que la política exterior, que era el objeto central en esta ocasión, no es lo que más interesa a los norteamericanos. De hecho, sorprendió el alto grado de convergencia de Romney con las tesis defendidas por el Presidente que, por el contrario, fue mucho más agresivo con las posiciones contradictorias defendidas por el ex Governador en varios temas como la salida de Afganistán (antes en contra, ahora ambiguo), Rusia (calificada como peor enemigo de EE.UU. en el pasado mientras que ahora considera que Irán es la mayor amenaza) y hasta China, a la que Romney declararía formalmente como manipuladora del cambio de su divisa en el primer día de Presidente para detener la deslocalización de empleos norteamericanos a la que sin embargo contribuyó activamente en sus días de alto ejecutivo de Bain capital.

En todo caso, la política doméstica (educación, sanidad, déficit, empleo…) se coló recurrentemente en el debate y ambos candidatos volvieron a repetir sus principales propuestas. Simplificando, Romney quiere consolidar las bajadas de impuestos de Bush a los más ricos, extenderlas a la clase media, compensar las bajadas con la eliminación de “agujeros” en el código fiscal y reducir el déficit a base de eliminar gastos sociales cuya eficacia no esté probada. En resumen, volver a las políticas de Reagan de que el Estado deje en manos particulares más dinero que sirva para estimular la demanda y consiguientemente el crecimiento económico y el empleo. Y, por supuesto, se propone eliminar la reforma sanitaria de Obama (a la que denomina “Obamacare”) y que empezará a ponerse en práctica realmente a partir de enero.

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Un vistazo a las exportaciones ¿Qué pasa con los servicios?

José D. Roselló

En un artículo anterior se comentaban algunas cosas sobre cómo las exportaciones matizaban algunas ideas preconcebidas que podemos albergar sobre cuán influyentes, o competitivos, son algunos determinados países, o áreas económicas del mundo. El hecho de que dicho artículo se refiriese a exportaciones de mercancías y no incluyese datos de exportaciones de servicios levantó ciertas suspicacias, fundamentalmente en el terreno de que su omisión podría alterar de forma relevante las conclusiones del mencionado artículo. Merece la pena, pues, echar una ojeada a lo que ocurre cuando analizamos las exportaciones de servicios en lugar de las de bienes.

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Pax Europeana

Frans van den Broek

Tal vez no aprendiéramos mucho del resto del mundo durante nuestros estudios escolares en Perú, pero una cosa sí que nos quedaba clara en aquellos tiempos pre-post-coloniales (y perdóneseme la palabreja): Europa era superior en todo, o casi todo, pues en fútbol solían ganar también los sudamericanos y a los europeos del norte se los consideraba superiores, pero un poco cuadriculados. Más tarde me enteré que este tipo de actitud cuasi-servil con respecto al ex-colonizador tenía varios nombres y no pocas implicaciones políticas, morales y hasta venales: los pueblos de las márgenes estarían alienados, o colonizados mentalmente, u oprimidos por el imperialismo o carentes de identidad nacional o cultural, y muchos otros conceptos más que hicieron las delicias de tanto teorizador improvisado en las interminables reuniones que se convocaban para discutirlos. No creo que la discusión hay a acabado todavía, ni que nuestra actitud servil se haya modificado radicalmente, pero la globalización ha venido a remover las aguas del imaginario colectivo (otro de aquellos términos de moda) y la identidad nacional se ha asentado un poco más, por lo que no se ve al Europeo como se lo veía antes. En lo esencial, sin embargo, seguimos considerándonos inferiores a aquel continente lleno de poetas, escritores, ingenieros, músicos, futbolistas, genios científicos, mujeres bellas y libres, políticos racionales y gobiernos democráticos. Estoy hablando, por supuesto, de una imagen estereotipada de Europa, pero lamentablemente el ser humano se guía por estos estereotipos mucho más de lo que quisiéramos admitir. Y si no que se lo pregunten a los europeos que viven en Perú o a cualquier rubia: solo por ser lo que son, son tratados con deferencia, respeto y admiración, aun cuando en realidad sean unos imbéciles.

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2008-2012: los años de la Contrarreforma

Pedro Luna Antúnez

«El ejecutivo del Estado moderno no es otra cosa que un comité de administración de los negocios de la burguesía». 
Karl Marx.

Desde que se celebrara el último proceso congresual de CCOO hace cuatro años, la economía española ha sufrido grandes y profundos cambios que no han hecho sino agudizar el desmantelamiento de nuestro frágil Estado del bienestar y la precarización permanente de los derechos sociales de la clase trabajadora. Podríamos decir que en estos cuatro años hemos asistido no sólo a un cambio de ciclo económico sino a la ruptura del pacto constitucional de 1978. Los procesos económicos y políticos se han sucedido de manera paulatina pero sin pausa.

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El Oficinista. Reformas domésticas.

Senyor_G

CG: ¿Hace mucho que esperas?

EO: No, acabo de hablar con el paleta de las reformas del piso. Del pisito.

CG: Estamos de estreno.

EO: Sí, bueno. Ha sido la bomba el tipo. ¡La bomba! Todo pulido, todo limpio. Pero en la habitación grande una cama de matrimonio, vale, pero de las estrechas, eso sí un montón de armario. Amplias estanterías, puertas súper cuadradas. Paredes blancas, sin gracia.

CG: Hombre, para el uso que le das al piso te iría mejor una cama grande. No te sonrojes. ¿Y tú ni mu, no?

EO: No. Claro, le he dicho, que a mi me iría mejor una cama más grande y no tanto mueble, que traigo poco que guardar. Y algo de alegría. Y él diciéndome que no sé de lo que hablo, que el tiene mucha vida y experiencia, que hay espacio para dos allí para dormir y que al ser un piso pequeño, un armario grande da mucho respiro. Y que el blanco nunca pasa de moda, que otros colores cansan. Sigue leyendo