La dificultad de ser bien visto por los musulmanes

Barañain

Tras las algaradas y asaltos de embajadas norteamericanas por turbas árabes islamistas, al principio se especulaba en los medios sobre el efecto que podrían tener estos  episodios y concretamente la reacción de la Casa Blanca en el resultado de las inminentes elecciones presidenciales. Ahora, a medida que los desmanes se han ido extendiendo, lo que se ve peligrar es toda la estrategia occidental – y de Obama en particular-, con respecto a la los efectos de la “primavera árabe”.

Muy prematuramente se dio por hecho que el candidato Romney había patinado al mostrarse más crítico que solidario con su gobierno por la respuesta inicial ante el asalto a su embajada en Libia. En El País, por ejemplo, se leía: “Romney, probablemente, había contado con que estos sucesos dañasen lo que ha sido hasta ahora uno de los puntos fuertes de Obama, su política exterior. Pero podría ser exactamente el contrario.” O no.

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