José D. Roselló
Los ingleses utilizan la expresión “el elefante en la habitación” para referirse a una verdad obvia que se ignora deliberadamente, y que, sin embargo, es imposible pasar por alto como lo sería la presencia de un hipotético paquidermo compartiendo nuestro salón.
Algo parecido sucede con el recorte de casi un 6,5% del PIB recientemente aprobado por el Gobierno. Una media de tal extensión, profundidad y simbolismo político provoca multitud de debates desde distintos ángulos; desde los que se plantean dudas sobre qué debe suceder con un gobierno que rompe en mil pedazos su discurso vigente hasta hace dos semanas, hasta los que hablan de cómo sería la manera óptima de introducir los cambios impositivos, o los que comentan qué grupos han sido afectados y a quienes se debería afectar. De un extremo a otro, pasando por todos los puntos intermedios, menudean las controversias interesantes y oportunas. Sin embargo, nos podemos atrever a decir que todas ellas son pequeñas comparadas con algo que, cuando se sabe, señala realmente al colmilludo elefante en la habitación.