El populismo y la ortodoxia

Lobisón

Las propuestas económicas de Marine Le Pen (proteccionismo y volver al franco) no pueden ser tomadas en serio por ningún economista o persona con conocimientos de economí­a. Eso puede querer decir que entre el 20% de franceses que la han votado no hay nadie así­, pero es un consuelo bastante tonto. La cosa tampoco mejora si pensamos que no se sostiene la idea de que la culpa de la crisis la tienen los inmigrantes, los otros europeos, etc. Vale, un 20% de los electores franceses se aferran a ideas disparatadas para expresar su descontento, o en busca de una salida (ilusoria) a la crisis de nunca acabar.

¿Puede llevar a un cambio de políticas el peligro para la convivencia social que supone el ascenso del populismo? Me temo que no, que lo único que puede cambiar las cosas es que las polí­ticas actuales dejen de tener respaldo en los parlamentos. Es más significativo que Geert Wilders se haya negado a respaldar nuevos recortes en Holanda, provocando la caí­da del gobierno, que el crecimiento del Frente Nacional en Francia. Ahora existe la incógnita de lo que sucederá en Holanda: ¿apoyará la izquierda los recortes alegando la situación de grave emergencia, antes o después de las elecciones? ¿Perderá Alemania a su fiel aliado holandés en la imposición de la ortodoxia?

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