Hablar lo justo

Barañain

Cuando Standard & Poor´s dio la última estocada, rebajando la calificación de la deuda de varios países, España entre ellos, la reacción fue en todos inmediata. Desde Merkel a Sarkozy, pasando por la propia Comisión Europea o el BCE, se criticó la actuación de la agencia y se tomó el dato como estímulo para escenificar nuevas decisiones o para solemnizar la importancia de las que ya se habían adoptado. ¿En todos? No, en esta pequeña aldea irreductible, ni el presidente del gobierno ni sus ministros de economía y de hacienda consideraron preciso cambiar el gesto. Ni una declaración formal, ni un aspaviento, ni, menos aún, algo que pudiera sonar a reunión de gabinete de crisis.

Después de haber criticado  durante meses que se actuara “al dictado de Europa” y al ritmo marcado por la exigencia de los mercados, toca ahora tirar de la chulería nacional, que ser español es, ya se sabe, una cosa muy seria: “No necesitamos que nadie nos diga lo que hay que hacer (…) el gobierno que presido lo sabe perfectamente”  ha proclamado Rajoy. (“Perfectamente”: ese énfasis al que nuestros políticos no saben resistirse y que les pierde).

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