El PP contra las descargas

Lobisón

Una de las primeras cosas que ha hecho el nuevo gobierno ha sido aprobar el reglamento de la ley Sinde contra las descargas, que entrará en vigor en marzo. El escándalo de los internautas profesionales ha sido en cierta forma divertido. Creían —o fingían creer— que la oposición del PP a la ley era algo más que demagogia electoral. El gobierno ha abolido también el famoso canon sobre los productos susceptibles de ser utilizados para la copia privada de películas o música —cuya concepción era probablemente un disparate, entre otras razones porque ya nadie copia en CDs o DVDs— y buscará otra forma de compensar a los autores, con impuestos que pagarán todos los españoles, independientemente de que tengan o no ordenador o acceso a internet.

También resulta divertida la forma en que el nuevo ministro, José Ignacio Wert, justificó la medida. En vez de hablar de defensa de los intereses de los autores, dijo que era la única forma de que se tome en serio a la cultura española. O sea, la única forma de que dejen de pasar vergüenza los representantes del gobierno cuando en reuniones internacionales les echan en cara lo de que España es el paraíso de las descargas sin pago. Sospecho que las cifras que se manejan al respecto son exageradas o inventadas, pero la ausencia de una ley que las limite o las castigue hacía muy fácil a los lobbies del cine o de la música la intoxicación contra la ‘negligencia’ del gobierno español.

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