La sufrida infantería interventora

Julio Embid

Estoy orgulloso de haber sido interventor el pasado 20N. Cuando uno se acuesta ese sábado antes de las elecciones y pone el despertador a las 6,30 para levantarse un domingo piensa, que coño hace y porqué lo hace. Son mis terceras elecciones generales y la quinta vez que soy interventor y esta era de largo la más difícil porque venía un chaparrón con azúcar y limón. Más en Madrid y más en el barrio cuartelero de Las Águilas (que generalmente no sale en el mapa, abajo a la izquierda), donde hay siempre un partido que barre.

Y cuando digo barre, lo digo con todas las cinco letras, donde no hay mesa que no duplique a la siguiente fuerza política. Llega hasta tal punto, que puedes escuchar a personas mayores decir que vale que con Franco no se podía votar, pero había más libertades que ahora,  que se podía fumar en los bares.

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