¿Mariano en el país de las maravillas?

Sicilia

Bien es verdad que los programas electorales no suelen ser el paradigma del detalle y la concreción. Decía Clausewitz aquello de que “no hay estrategia que resista el contacto con el enemigo”, y es lógico que los partidos políticos se den un cierto margen a la hora de especificar con exactitud todas y cada una de las medidas que van a tomar a lo largo de la legislatura, hasta que vean lo que hay. Pero hombre, con la que está cayendo, y después de llevar cuatro años responsabilizando punto por punto al gobierno presente de todos y cada uno de los males de la tierra, parece posible haberlo hecho mejor en vísperas electorales.

Y es que leyendo el programa popular y las medidas que se esbozan, podría decirse que un 75% de lo que pone, sobre todo en materia económica es una generosa ración de generalidades y abundamientos de líneas que se llevan aplicando desde hace 30 años, más otro 20% de poner farolillos y manos de pintura, y sólo en un 5% se aparece alguna propuesta con un color más decidido.  Da la impresión de que fuese un programa de transición para una economía que va  más o menos como siempre en lugar de ser un cañonazo para dar la vuelta a la situación.

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