Es el crecimiento, hombre

José D. Roselló

“¡Es la economía, estúpidos!” fue el célebre exabrupto que, según cuentan las crónicas, lanzó J. Carville, asesor de Clinton en la campaña del 92 que acabaría llevándoles a la Casa Blanca.

En un estilo similar, solo que menos faltón, puede decirse que cada vez más, se percibe como único rumbo razonable de política económica -que no aplicado todavía- aquel que empiece a preocuparse, y de manera palpable, por relanzar el crecimiento económico.

Pero en fin, sucintamente, a fin de no caer en repetir lo que puede leerse todos los días en la prensa, el consenso generalizado de peces grandes y chicos en esto de la prospectiva económica, es que el mundo se encamina a un periodo de fuerte reducción del crecimiento y Europa tiene, por un lado , varios de sus miembros afrontando una crisis  basada en el coste de la deuda pública importante, y por otro se enfrenta a la muy cierta posibilidad de caer en una segunda recesión durante el año que viene.

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A la tumba o a la obra

Frans van den Broek

Quien iría a pensar que un movimiento cuyo inicio no auguraba más que una o dos demostraciones de irritación colectiva terminaría por extenderse a más de 80 ciudades en varios países del mundo. Hay que ser cuidadosos, sin embargo, al describir el fenómeno, pues es fácil caer en las simplificaciones a que nos acostumbran la prensa y los análisis en dos columnas. Hablar de movimiento, en primer lugar, es si no falaz, al menos exagerado, por la naturaleza dispar de las organizaciones que coordinan sus actividades y la imprecisión o vaguedad de sus demandas. Hablar de indignados, empero, parece acomodarse bastante mejor a la naturaleza de los hechos, pues se trata más de un estado de ánimo y de una actitud que de una plataforma política viable, al menos por ahora, como no estaría desencaminado quien cualificara al movimiento de viral, esto es, extendido siguiendo un patrón de difusión epidémico, gracias en buena medida al internet y los media. El economista Paul Krugman cree, en todo caso -se lo acabo de escuchar en la CNN-, que se trata de un movimiento necesario, pues vuelve la atención del debate social a los problemas esenciales que dieron origen a la crisis actual, en lugar de dejarlos en manos de políticos y economistas que buscan causas subalternas o inexistentes, así­ como soluciones inadecuadas. Ignorante como soy, me declaro más bien incapacitado de juzgar a los indignados, si bien no puedo sino compartir parte de su indignación para con quienes hicieron de la codicia ilimitada sancón de vida libre. Un movimiento como este (que se ha rebautizado en otras partes como de los ocupadores de plazas o de bolsas, o algo parecido) está destinado a atraer a demagogos, desequilibrados, aprovechadores, adolescentes perpetuos u ociosos sin rumbo, pero tambiénn a seres nobles e idealistas que están hasta el copete de sentirse en manos de poderes ajenos al proceso democrático o eximidos de sus responsabilidades. O simplemente a personas afectadas por el desempleo, la carencia, la preocupación por el futuro o la ineficacia del estamento polí­tico.

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Listas electorales y engaños ciudadanos

Millán Gómez

El Partido Popular cuenta ya los días para llegar a La Moncloa. Llevan haciéndolo desde, cuanto menos, pasado el primer año de la legislatura en curso. Desde entonces se han dedicado a esperar con pereza. Bostezo por aquí, crítica al Gobierno (muchas fundamentadas) por allá. Del programa electoral, “ese animal mitológico” como brillantemente definió Ignacio Escolar, no sabemos nada. Han celebrado una convención y la novedad principal fue la alternativa de la cadena perpetua. Respetable pero bordeando la inconstitucionalidad.

Eso sí, los populares han presentado algunos de sus principales candidatos a las listas electorales. En Madrid han optado por lo coherente, pues los cinco primeros son obviamente Rajoy, seguido de Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Mato, Gallardón y Miguel Arias Cañete. Pueden gustar más o menos pero parece razonable que coloquen a gente con peso en el partido y la número dos fue la portavoz parlamentaria,  la número tres ocupa la responsabilidad organizativa y electoral, mientras que el quinto fue designado en el famosa Congreso de Valencia como Presidente del Comité  Electoral Nacional. La novedad es Gallardón, lo cual responde a sus más que conocidos deseos de saltar a la arena nacional y abandonar así la política local y autonómica. Entre eso y aprovechar la mentira política que supone el alcalde madrileño es tremendamente rentable, siempre desde el punto de vista electoral, claro. Bueno, mientras no lo coloquen de Ministro de Economía, por supuesto.

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¿Listas abiertas? ¿Voto de preferencia? Con mucho cuidado, por favor

Alberto Penadés

En la noche de los tiempos democráticos, hace unos cien años, las listas abiertas se inventaron como un reducto conservador para que los antiguos notables hicieran valer sus apellidos en la competición electoral. Los conservadores muchas veces fueron reacios a abandonar el sistema mayoritario, de voto nominal en distritos de un escaño (o de pocos escaños) incluso cuando tenían todas las de perder,  porque creían que competir con los partidos de masas en sus propios términos era todavía peor. Los partidos de masas, sobre todo socialistas, pero también católicos, cuando defendieron el voto de lista (casi siempre) solían preferir que fuera cerrada y bloqueada, para hacer prevalecer la marca de los partidos sobre los nombres de persona, la ideología sobre los favores, la organización sobre la clientela. Así sucedió en lugares tan dispares como Finlandia o Italia: en países como estos las listas abiertas  (que permiten votar a candidatos de distintos partidos) y el voto de preferencia  (que permite votar por candidatos dentro de la lista de un único partido) fueron compromisos institucionales en esa encrucijada.

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Misiles en Rota

Barañain

Cuando preguntaron al candidato Rubalcaba por su opinión sobre la intención del gobierno de Zapatero de adherirse al proyecto del “escudo antimisiles”, contestó con una evasiva, manifestando así su distanciamiento de la misma. Un guiño del candidato a un sector de la ciudadanía de izquierda que estos días ha puesto el grito en el cielo por esa iniciativa.

Ya con la boca pequeña -una vez escenificado su guiño-, el candidato no ha dejado de reconocer que el asunto llevaba meses trabajándose, por lo que difícilmente podía ser él mismo ajeno al proyecto. Pero con las encuestas tan adversas, no era cosa de hacer pedagogía. El viejo profesional de la política optaba por dejarse llevar por esa corriente que, a las primeras de cambio, muestra su perfil “antimilitarista” y “antiamericano”.  Incluso cuando el asunto a debate -como en este caso-, no ofrece demasiado motivo para la escandalera.

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Alquilar sin dudar

LBNL

Como defender las acertadas palabras de Durán sobre los abusos del PER y el enquistamiento del PER mismo podría percibirse como demasiado provocador en el glorioso Día de la Hispanidad, voy a centrarme en una cuestión menos controvertida tal como las perspectivas del mercado de la vivienda en España.

En nuestro país en general se entiende que, a poco que se pueda, conviene comprar vivienda antes que tirar el dinero en alquiler. Alquilan los que no tienen más remedio, antes los que no podían ahorrar y ahora también los que no acreditan la solvencia que nuestros queridos bancos consideran suficiente para agraciarles con el dudoso privilegio de concederles una hipoteca.

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La subida de impuestos que viene

José D. Roselló

Al gobierno que salga de las urnas el próximo día 20 de noviembre, previsiblemente popular, le va a tener que tocar enfrentarse con una situación, de nuevo, de las de entre la espada y la pared.

El año 2011 va cerrarse con grave riesgo de entrada en recesión, los indicadores adelantados preven caídas del crecimiento bastante severas en los principales países de la Zona Euro,  y, en consecuencia, caída de los ingresos fiscales. La esperada evolución al alza que se preveía a principios de este año no va a producirse y en cambio se auguran más tensiones  en  el aumento del gasto por unos mercados de trabajo y una actividad económica renqueante a corto plazo.

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De esfuerzos e hipertrofias

Frans van den Broek

Dicen las malas lenguas psicológicas que existe una ley (o, si se tiene aprensión ante este término en manos de psicólogos, una cierta regularidad psíquica) que nos compele a asignar mayor valor a aquello en lo que hemos invertido más esfuerzo, a veces en detrimento de la objetividad. La ley tiene una obvia ventaja evolutiva, pues suelen ser las cosas más esforzadas las que reportan mayor ganancia energética y mejores posibilidades de adaptación, y, por tanto, mayores probabilidades de supervivencia diferencial. Por ejemplo, si hubiéramos tenido la inconveniente tendencia a esperar siempre a que los mamuts se murieran de aburrimiento mientras uno esperaba tranquilo en la tundra comiendo líquenes y tomando agua de lluvia a que esto ocurriera para comérselos, otra especie seríamos. El gran esfuerzo cooperativo que supone la caza organizada es en parte responsable, nos dice la biología evolutiva, del surgimiento del lenguaje y otras formas de acción coordinada que requieren un cerebro un tanto menos pasmado que el del comedor de líquenes y de carroña. El problema surge cuando dicha ley adquiere una vida propia más allá de las condiciones que la hacen ventajosa, como cuando apreciamos acciones inútiles pero sudorosas, o productos alambicados sin razón aparente para preferirlos a versiones más simples o ahorrativas. Puede ser muy noble, por ejemplo, adquirir la costumbre de subir a pie los treinta pisos de nuestro edificio, pero a nadie le cabe la menor duda de que usar el ascensor tiene sus ventajas, aunque nos cualifique de ociosos. El esforzado pedestre, sin embargo, será más apreciado entre sus semejantes si se hace la pregunta a suficientes personas en el contexto correcto, como alguien procurando mantener su salud, digamos, o haciendo penitencia. De todos es conocida la costumbre de ir de rodillas hasta algún destino sagrado, valor que se perdería si el peregrino apareciese en su BMW con lunas polarizadas. En la misma guisa, un patinete no puede competir con el BMW en punto a apreciación, aunque sea más efectivo en ciertas circunstancias, como no fuera más que porque hacerlo demanda menos tiempo, atención y complejidad técnica.

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Carta abierta

Millán Gómez

No hay nada a lo que agarrarse, excepto a seguir luchando y defender que esta situación la superaremos juntos. Leer las noticias a diario es una verdadera depresión continua. Ayer mismo la agencia Fitch rebajaba en dos escalones la solvencia económica de nuestro país. El cierre de medios de comunicación continúa sin freno. También ayer mismo, Punto Radio Málaga. Mientras tanto, contemplamos a un Rubalcaba que egoístamente se aleja de Zapatero con tintes oportunistas y nos dice qué haría él si llegase a La Moncloa. Una verdadera pena pues  hasta hace nada proponía iniciativas diferentes. En el otro lado, el previsible próximo partido gubernamental, el PP, no propone absolutamente nada y apoya una medida cuanto menos insólita: utilizar perfiles de redes sociales personales para lanzar sus proclamas, que no sus propuestas.

En mis dos tierras tampoco nada parece positivo. En Galicia se mantiene un gobierno al que no se le puede valorar porque todavía no ha gobernado sino deshecho frente a una oposición con divisiones internas y políticos cuyo conocimiento y carisma se limita a, siendo generosos, una comunidad de vecinos. En Madrid, la fractura social es evidente mientras hay una oposición incapaz de capitalizar el descontento en forma de votos.

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Los pecados de la virtud

Lobisón

Tras el reconocimiento por parte del gobierno griego de que no podrá cumplir este año los objetivos de déficit y deuda acordados con la UE y el FMI, parece que los responsables comunitarios han dejado la puerta abierta al desembolso de un nuevo tramo de ayuda, admitiendo de forma implícita que la desviación es una consecuencia del efecto recesivo de las propias medidas de ajuste exigidas a Grecia.

Esto supone que tales medidas no eran realistas, en la medida en que su efecto sobre los ingresos era superior a la reducción del gasto que era el primer objetivo. Nada nuevo para quienes recuerden la agonía de Argentina en 2001. Lo que es nuevo es que la UE debería haber estado en condiciones de fijarse metas más realistas, que mantuvieran la economía en marcha a la vez que reducían el gasto público. La UE, además, está en condiciones de prestar ayuda financiera a Grecia para abordar esta dolorosa transición.

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