Barañain
En la vida polÃtica no parece que este año pueda hablarse, con propiedad, de “reentrada†tras el paréntesis veraniego. El verano ha transcurrido entre sustos con la deuda y sorpresas de alcance constitucional. No sólo ha sido en España. Con Merkel y Sarkozy reuniéndose cada dos por tres, Cameron suspendiendo sus vacaciones para afrontar los estragos causados por jóvenes airados (¿por qué motivo?…eso está por saber) y Zapatero agotando, en su último suspiro como gobernante, todas las posibilidades imaginables de reforma, este verano de los lÃderes europeos ha sido un buen indicador de las turbulencias de la época que vivimos. Sólo Berlusconi se ha permitido el lujo de seguir siendo Berlusconi, dejando que desde fuera le recordaran por escrito los deberes que tenÃa pendientes. ¡Y qué deberes!