Gadafi y los demás. ¿Sic semper tyrannis?

Alberto Penadés

El artículo de hoy es un álbum visual que a mí me hace pensar, con perdón de lo sentencioso, que el dinero casi siempre doblega a la política, y ambos a la inteligencia.

La duda que siembran algunas de estas fotos es la de si en política el mal –el mal directo e intencionado- es inevitable; si el mal, no encontrándose casi nunca en estado puro, es sencillamente tolerable; si pudiendo, en fin, los malvados hacer el bien, el mal tal vez no sea identificable…

No tengo una respuesta que dar aquí. No obstante, me parece que durante estas semanas estamos contemplando cómo el progreso moral podría estar dando uno de sus raros pasos.

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