Más de lo mismo

Millán Gómez

La banda terrorista eta ha anunciado esta semana un «alto el fuego permanente, general y verificable». La respuesta de las fuerzas polí­ticas ha sido de cautela exigiendo a los terroristas su disolución en el menor espacio de tiempo posible. Como bien dijo el Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, «no es la noticia» que todos deseábamos pero es evidente que es un paso positivo, un paso más en el proceso que debería terminar más pronto que tarde en el final de la mayor pesadilla que ha vivido la sociedad española en las últimas décadas.

La principal novedad es el modo con el que han recibido la noticia tanto los medios de comunicación como la opinión pública. Podemos decir que el comunicado, si bien no ha pasado desapercibida, no ha centrado ni mucho menos la atención mediática durante estos días, lo cual es sintomático. Al día siguiente, los digitales apenas otorgaban espacio al enésimo anuncio de eta. La conclusión evidente es que la sociedad española ha eliminado cualquier atisbo de credibilidad a los terroristas y ha decidido que el mejor medio para conseguir la paz es el Estado de Derecho. A partir de ahí, podremos discutir sobre si deben realizarse medidas de gracia, conversaciones más o menos profundas, etcétera. Pero en principio actuar con total firmeza contra eta y su entramado político y social. No en vano, al día siguiente volvimos a presenciar un nuevo golpe al complejo conglomerado etarra. Este hecho está cargado de un poderoso componente simbólico que sintetiza que tanto el Gobierno como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no están en tregua sino que muestran tajantemente cuán de estricta va a ser su labor en los próximos tiempos. Ninguna novedad en este aspecto. Ningún titubeo.

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