Huelgas en servicios públicos: máximo beneficio, mínimo riesgo

Barañain

 En el País Vasco  -y supongo que será parecido en el resto de España-, las convocatorias de  huelga de empleadas de comercio textil en torno a las navidades y al comienzo  de la campaña de rebajas  nos recuerdan que, más allá del sector público, la huelga sigue existiendo como instrumento de defensa de intereses de los trabajadores frente a sus empresarios.

 El efecto de ese recordatorio es efímero. La rapidez con que, afortunadamente, las huelgas convocadas en esas empresas privadas se desconvocan  -sea porque se consiguen los objetivos razonables, o porque simplemente se retoman las negociaciones previamente rotas por alguna de las partes, o porque se desiste del paro para evitar males mayores, etc.-, nos devuelve a la realidad del ejercicio de huelga predominante en nuestro país, el que se lleva a cabo en el sector público, que tiene ya poco que ver con el origen histórico y la razón de ser de ese instrumento de lucha sindical.

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