Informe PISA: Vídeoconsolas, claro que sí (pero vídeojuegos no…)

José S. Martínez

Los padres consultan estos días con el banco y con los reyes magos la pertinencia o no de regalar vídeoconsolas a sus hijos. Hay cierto pánico moral con estos inventos del demonio, pues es normal temer lo que se desconoce y es más fácil “elegir” estar a favor o en contra de algo que dedicar tiempo para tomar una posición matizada. Por suerte, los menores cuentan con aliados entre los adolescentes cuarentones, que somos de la primera generación de vídeojugones.

Recientemente, en el blog «Nada es gratis» se ha publicado una entrada sobre este tema por Antonio Cabrales y Florentino Felgueroso (Los regalos, aún los de Reyes, tampoco son gratis: videoconsolas y efecto sobre la lectura en PISA), aprovechando que los datos del reciente informe PISA, dedicado a rendimiento educativo de los jóvenes, tiene en cuenta si en casa tienen una vídeoconsola y si la usan. Permítanme establecer polémica con este blog, en este tema concreto, pues en su razonamiento he visto varios de los errores que comúnmente se cometen en la interpretación de los datos de PISA. Una equivocación es fallar en la interpretación de las puntuaciones de PISA.Estas pruebas contienen dos tipos de errores, uno puramente aleatorio (son muestrales) y otro de medición (las preguntas que emplean para medir el nivel de competencia pueden ser equivocadas). El primer error es fácil de estimar, el segundo no. Por otro lado, está la cuestión de cómo interpretar las diferencias en puntuaciones; teniendo en cuenta que la media es de 500 y la desviación típica es de 100, si convertimos 10 puntos PISA en estatura (suponiendo una estatura media de 170 cm. y que el 95,5% de la población esté entre 150 cm. y 190 cm.), esos 10 puntos serían equivalentes a un centímetro, y ese centímetro es el margen de error aleatorio (es decir, entre 490 y 500 puntos de la diferencia puede ser por puro error estadístico). Lo digo porque estoy cansado de ver grandes propuestas de reformas educativas basadas en diferencias que son errores estadísticos o «milímetros» de estatura. Si los autores tuviesen esto en cuenta, verían que no en todos los países las vídeoconsolas producen efectos sobre la lectura.

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