Final realista

Millán Gómez

Una de las noticias más positivas de la nueva remodelación del Gobierno emprendida la semana pasada por el presidente Zapatero ha sido la inclusión de Ramón Jáuregui como Ministro de Presidencia. Siempre había estado en las quinielas como ministro pero ese deseo siempre se posponía en el tiempo llegando incluso a ser eurodiputado. Su entrada en el Parlamento europeo se entendió como un portazo. Hombre de gran experiencia, su carrera política ha estado centrada en Euskadi, de donde es natural. Por ello, conoce de primera mano la realidad sociológica de aquella comunidad.

En una entrevista concedida al diario «El País», Jáuregui afirma que el final del terrorismo etarra no se producirá mediante una «disolución». Su discurso es realista y choca contra aquellos que, entendiendo la vida como una venganza, ansían un final de eta donde los terroristas se pongan de rodillas ante el pueblo pidiendo disculpas y entregando las armas. Eso no se va a producir. Para conseguir algo en la vida debemos marcarnos objetivos verosímiles y realistas. En caso contrario, lo único que estamos haciendo es engañarnos y perder el tiempo en dicotomías absurdas e imposibles.

El sueño de la paz está personificado en el actual Vicepresidente Primero del Gobierno. Rubalcaba tiene en sus manos el mayor poder político que ha tenido un dirigente español desde la Transición, a excepción evidentemente del presidente del Gobierno de turno. Puede pasar a la historia como el político que derrotó definitivamente a eta. La estrategia para asestar el golpe final a eta, en contra de lo que opina gran parte de la derecha mediática, social y poí­tica, la tiene clara. Hoy día, otro medio alternativo a la lucha policial resulta ineficaz. Por mucho que la izquierda abertzale se está moviendo, que lo está haciendo, sigue lejos de convertirse en un interlocutor válido, legítimo y creíble. Mientras tanto, detener, detener y detener. Y nunca bajar la guardia.

De aquí en adelante se consumirán ríos de tinta sobre la posible inclusión de la camaleónica (nominalmente sólolo) Batasuna en los próximos comicios municipales. Ellos saben el camino, mientras no reciten las palabras mágicas no hay debate. Por lo tanto, los medios deberían ignorar en la medida de lo posible esta polémica. No hay motivo para enfrascarse en un debate tan nimio.

El Gobierno tiene clara la receta. Como bien anunció Rubalcaba anteayer en la SER, «la palabra tregua ya no vale». Se rumorean próximos movimientos en el entorno etarra pero ellos ya saben perfectamente el anuncio que de ellos espera la opinión pública. No hay más piedras en el camino que la que algunos, con una ignorancia enciclopédica, quieren colocar. Partir del realismo es la mejor manera de conseguir un objetivo. Jáuregui lo sabe, Rubalcaba también. La oposición ha mejorado en su actitud en materia antiterrorista pero debería colaborar más y entrar en razón. No podemos esperar una derrota con las manos arriba y de rodillas en plena Plaza de la Constitución donostiarra. Escuchando los comentarios de según qué tertulianos y políticos parece que prioricen la venganza por encima de la paz y el sentido de Estado. Así les va.