Lecturas

Millán Gómez

Y ganó Tomás Gómez. El rebelde. El insurrecto. El que fue capaz de plantarle cara al aparato federal socialista y al presidente del Gobierno. Casi nada. Finalmente, por un estrechísimo margen de poco más de medio millar de votos, Tomás Gómez se impuso a Trinidad Jiménez, lo que supone una sorpresa importante. También nos encontramos ante, quizás, el primer revés duro a Zapatero dentro de las filas socialistas desde que hace diez años un joven diputado se aupara al frente de la secretaría general del PSOE. No tiene por qué producirse a corto plazo algún cambio abrupto pero sí hay materia para reflexionar.

Trinidad Jiménez es una política modélica en muchos aspectos. Nunca suelta improperios ni ofrece titulares hirientes contra sus contrincantes. La ciudadanía la respeta mayoritariamente y está bastante bien valorada incluso en círculos políticos distantes. Los medios de comunicación, salvo excepciones, la aprecian. En la cercanía gana por su educación, su dulzura y su sonrisa perenne. Es fácil trabajar con ella. En definitiva, una mujer a la que es difícil llevarle la contraria porque ofrece empatía y saber estar.

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