¡A las barricadas!

H2S3

Cada día que pasa estamos un poquito más cerca de traspasar el punto de no retorno de nuestra democracia. Si piensan que peco de catastrofista, sepan que muchos de los que me conocen desdeñan mi optimismo congénito.

En los últimos treinta y cinco años, entre todos, hemos dado un salto de gigante en tiempo récord del desarrollismo incipiente al top ten de las economías mundiales. Lo hicimos a partir de una transición modélica a escala internacional, no sólo por la ausencia de sangre aparte de la provocada por ETA y algún otro grupo extremista, sino por sus resultados. La dictadura nacional-católica dio paso en un tiempo récord a una democracia, frágil pero moderna, capaz de integrarse sin complejos en la UE, la OTAN y demás escenarios internacionales.

Cabe sintetizar las muchas virtudes de nuestro querido país en la ausencia prácticamente total de incidentes de gravedad a resultas del intensísimo a la par que saludable mestizaje registrado por nuestra sociedad en los últimos quince años. Nadie planificó la “invasión” inmigrante que nos llevó del 3% de extranjeros al actual 12%, y aún así fuimos capaces de encajarla y aprovechar lo mejor de la misma. Otra cosa es que no estemos haciendo los deberes de cara a la segunda y tercera generación.

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