Lobisón
Para interpretar los resultados de las elecciones es preciso analizar las motivaciones de los electores desde algún esquema racional de preferencias. No es una tarea sencilla, y hasta hoy se sigue discutiendo si Clinton ganó las elecciones de 1992 por razones económicas o no. A favor de la economÃa juega sobre todo una famosa consigna en el cuartel de campaña (It’s the economy, stupid!), pero no es tan seguro que ése fuera el diagnóstico correcto.
La prensa y los medios no pueden esperar a tales análisis, y asà es inevitable que en las primeras horas tras unos resultados electorales llamativos se realicen interpretaciones en caliente. El precio inevitables es que tales interpretaciones pueden decir mucho más sobre quienes las realizan que sobre el significado polÃtico de las elecciones.