Millán Gómez
La sesión celebrada esta semana en el Congreso de los Diputados no ha aportado avances para la solución de la crisis. El PP ha perdido una nueva oportunidad para presentar una alternativa seria al Gobierno actual. Ni come ni deja comer. Por un lado, hace suya la táctica del mÃnimo esfuerzo al no presentar iniciativa económica ninguna ni arrima el hombro y, por otra parte, simplemente trata de crispar el ambiente con el objetivo de erosionar al Ejecutivo en beneficio electoral propio. Es legÃtimo pero no ético. Diferencia sustancial.
Rajoy reconoció en la Cámara Baja que su objetivo pasa por una moción de censura. De todos modos, también demostró que no tiene los apoyos suficientes. En varios momentos se encontró sin respuesta ante el discurso y posteriores intervenciones de Zapatero. El PP tiene un problema grave: su candidato no cuenta con el liderazgo interno suficiente como para poder gobernar este paÃs. Si es no es capaz de ordenar su propia casa difÃcilmente podrá gestionar el dÃa a dÃa de este paÃs como Presidente del Gobierno. Asimismo, sus dos derrotas electorales anteriores le restan credibilidad ante una ciudadanÃa que, si bien no está ni mucho menos satisfecha con la polÃtica emprendida por el Ejecutivo, tampoco contempla certidumbres en el partido llamado a llegar a La Moncloa a corto, medio o largo plazo. Rajoy está ante su última oportunidad y lo deberÃa saber. Probablemente es consciente pero no hace nada por exprimirla. El objetivo vital de una persona siempre tiene que ser trabajar lo máximo posible por un fin determinado porque sólo asà cuando abandones tu carrera profesional podrás estar satisfecho contigo mismo. Dudo mucho que Rajoy pueda estarlo a dÃa de hoy. A tiempo está de rectificar.