¿Quién quiere terminar con Garzón?

Aitor Riveiro

La carrera del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón vive uno de sus momentos más delicados cuando la situación de España y la suya propia menos invita a ello. El magistrado que puso sobre la mesa los crímenes de estado, la financiación ilegal de partidos políticos, que ‘metió mano’ por primera vez y de forma contundente a los clanes gallegos de la droga, que dio el salto a la política para luego volver a la Audiencia, que encausó a Pinochet y a otros dictadores latinoamericanos, que puso cerco a HB y a lo que se denominó en su día “entorno de ETA”… En resumen, una persona que ha golpeado siempre a diestra y siniestra sin, como recordaba un editorial al respecto publicado por ‘Los Ángeles Times’ el pasado día 15, tener en cuenta la ideología.

¿Por qué ahora? La respuesta parece clara: porque ahora pueden. ¿Y por qué ahora pueden? Porque es un muñeco usado y manoseado por todos que ha cumplido sobradamente las distintas misiones que le han ido encomendando desde mediados de los 80. Un muñeco que sobra y que ya nada puede aportar a los intereses a los que, consciente y/o inconscientemente, ha servido.

La cuestión, no obstante, sobra. O, por lo menos, resulta intrascendente. Garzón ha rozado, cuando no rebasado, los límites en multitud de ocasiones, ha estrujado la ley, reinterpretado la norma a su antojo o servicio; probablemente con buenas intenciones (quizá no siempre), pero al fin y al cabo actuando como un déspota ilustrado que parecía saber en cada momento qué necesitaba el país y cómo podía él proveerlo, aunque fuera mediante mecanismos contrarios a derecho, muchos de los cuales hubieran sido cortados de raíz de no ser porque los momentos históricos y políticos influyen, por desgracia, en la Justicia.

Sigue leyendo