Elecciones chilenas 2009: el quiebre de la Concertación

Alejandro Corvalán

El sistema político de Chile ha sido alabado por su estabilidad. Pero lo cierto es que tal estabilidad muestra cierto extremismo preocupante. Durante los últimos veinte años los resultados electorales continúan reflejando la votación del plebiscito de 1988 que terminó con la dictadura del general Pinochet. La coalición de centro-izquierda Concertación ha ganado sistemáticamente la presidencia (Aylwin y Frei – demócratas cristianos – en los 90s, y Lagos y Bachelet – socialistas – en los 2000s). La Derecha, ayudada por los enclaves autoritarios de la transición, ha controlado la mayoría de asientos en el Parlamento a pesar de no ser el sector más votado, desde donde ha obligado a la Concertación a pactar con ellos su agenda política. La izquierda comunista, que obtiene porcentajes similares a los de Izquierda Unida española, no ha colocado nunca un representante en el congreso debido a un draconiano sistema electoral promulgado por el gobierno militar luego de perder el plebiscito.

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Viernes trascendental

H2S3

Este próximo viernes 2 de octubre se tomarán dos decisiones que tendrán un gran impacto sobre nuestro futuro. Por un lado, los irlandeses volverán a votar sobre el Tratado de Lisboa y, por otro, los miembros del COI decidirán si Madrid organiza los Juegos Olímpicos de 2016.

La trascendencia del segundo referéndum irlandés está fuera de duda. La probable, que no segura, victoria del sí, reactivaría la ratificación del Tratado de Lisboa, enésimo intento de la Unión Europea de dotarse de instituciones más apropiadas y ágiles para un club de 27 países y que pretende seguir siendo relevante en el nuevo mundo global. El sí irlandés pondría seguramente contra las cuerdas al siempre difícil y adalid de los euroescépticos Presidente de Chequia, que amenaza con más maniobras dilatorias.

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Rebelión e ignorancia como productos lucrativos

Frans van den Broek 

Entre mis muchos defectos no se cuenta el de no escuchar a mis amigos, allende el hecho de que deba o no seguir sus consejos. Sí se cuenta, en cambio, el de atrasarlo todo hasta el último momento, al punto de perder muchas oportunidades y de olvidar tantas otras, si bien en el caso de los libros, siempre, mientras uno viva, hay remedio posible. Los libros que quiero comentar en este espacio me fueron recomendados por amigos de la madre patria hace algunos años, pero me ha tomado hasta hace poco el decidirme a leerlos. Aunque dispares en contenido, quiero creer que en el fondo los anima el mismo impulso de objetividad y desmitificación que se hacen tan necesarios en la política y la vida civil de hoy en día. 

Se trata de los libros ‘The rebel sell’ de Andrew Potter y Joseph Heath y ‘The black swan’, de Nassim Nicholas Talim. Su lectura no sólo es estimulante en el sentido académico, sino en aquel que deparan los libros que parecen decir cosas que uno sospechaba desde hace años, pero no encontraba la estructura necesaria para expresarlos. Ambos han sido traducidos al español, pero no han tenido en el mundo hispánico la suerte editorial que tuvieron en su lengua de origen, algo en sí no poco significativo. El primero propone una tesis simple, pero que desbroza en sus distintas ramificaciones. Según estos autores, la contracultura, sobre todo de cuño norteamericano, antes que un avance en las reivindicaciones sociales y políticas de la izquierda mundial, ha significado un obstáculo y hasta ha sido cómplice de la misma cultura que con tanto denuedo ha criticado y defenestrado. Aunque de nubosa definición, la contracultura ha venido a formar parte del ideario (inconsciente o consciente) de la generación que surge de las ruinas de la segunda guerra mundial y perdura, en una forma u otra, hasta nuestros días. Cualquiera que use vaqueros de manera consuetudinaria o incluso que decida comprar una cartera Prada, resulta estar obrando bajo la égida de este movimiento cultural que hizo del mundo juvenil y contestatario la medida de todas las cosas.

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El interés por encima de la ética

Millán Gómez 

El Grupo PRISA es posiblemente la empresa de comunicación de referencia en este país. El prestigio de medios como “El País”, “Cadena SER” o “CNN+” así lo corroboran. Muchos de nosotros somos fieles seguidores de sus informativos y algunos de sus programas. PRISA siempre se ha destacado por su compromiso con las libertades y por hacer un periodismo en defensa de los valores democráticos. No en vano, muchos ciudadanos vieron cómo “El País” respondía diariamente a sus inquietudes con la llegada de la democracia tras la dictadura franquista.

Por todas estas razones molesta mucho más la deriva que está adquiriendo últimamente. No sorprendería de otros medios que hacen bandera del sensacionalismo y que pretenden mandar ellos desde sus despachos y no un gobierno elegido democráticamente. De PRISA no esperábamos eso. Pensábamos que su ética y deontología profesional estaba por encima de cualquier otra vicisitud. Tampoco había motivos para desconfiar. Quizás pecamos de inocentes.

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La ofensiva

Lobisón 

Dice gente de El País que el mensaje que le llegó a la redacción no fue ‘todos a por Zapatero’, sino algo así como ‘que nadie se corte si tiene críticas que hacer al gobierno’. El matiz tiene cierto interés porque, si bien esto sería indudablemente interpretado como una consigna de ataque por las personas serviles, en otros casos puede haber servido simplemente para que afloraran malestares anteriores. O sea, que quizá sea necesario darle una vuelta a la cuestión de la comunicación del gobierno y del presidente para explicar parte de la agresividad que se ha puesto de manifiesto.

 Quisiera señalar sin embargo una paradoja. El País tiene ante todo el problema de la deuda acumulada por Prisa gracias a la singular estrategia empresarial de Cebrián, que parece haber encontrado en el trotsquista Jaume Roures la horma de su zapato. Pero tiene un problema adicional, del que la dirección del diario es muy consciente desde hace bastantes años: sus lectores envejecen, y no se advierte un reemplazo significativo, no aparecen nuevos lectores jóvenes.  Sigue leyendo

Aborto: el Consejo de Estado avala la reforma

Barañain

En el dictamen del Consejo de Estado sobre el anteproyecto de “Ley Orgánica de Salud Sexual y Reproductiva y de la  Interrupción Voluntaria del Embarazo”, es decir, de la reforma de la regulación legal del aborto voluntario promovida por el Gobierno hay al menos tres aspectos que me parece importante  destacar: uno, el más político, su valoración sobre la oportunidad de la iniciativa legislativa;  otro,  su criterio jurídico que en definitiva respalda la constitucionalidad de la misma, esto es, del sistema de plazos que se quiere instaurar; y el tercero, su propuesta relativa a la información a los padres, cuando la IVE afecta a una menor, propuesta cuya utilidad no acabo de ver y que por ello no comparto.

I

La derecha atacó desde un principio la iniciativa reformista del Gobierno (uno de sus compromisos electorales) considerándola innecesaria, la típica propuesta radical de Zapatero que, en realidad, no respondía a una demanda social. Ese ha sido un discurso habitual del PP para cuestionar la mayoría  de los proyectos legislativos del gobierno. Sobre la oportunidad de la iniciativa, sin embargo, es especialmente contundente el Consejo de Estado.

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Prostitución

José S. Martínez

Con cinco votos a favor, 329 en contra y seis abstenciones, el Congreso de los diputados ha rechazado la moción de ERC para regular la prostitución. No siempre se encuentra tanta unanimidad en el Parlamento. Mucha claridad política para un problema con muchos matices, que creo que refleja grandes tensiones sociales, las que hay en torno a la explotación económica, común a todo el trabajo asalariado, la dominación, que afecta a todos aquellos con escasos recursos y pocas alternativas, y la intimidad. Aquí presento algunas ideas que espero que ayuden a entender mejor las dificultades de pensar la prostitución.

Quienes defienden la prohibición de la prostitución emplean argumentos basados en derechos humanos. El argumento de la explotación señala varias características asociadas a dicha actividad. Una de ellas es que las prostitutas trabajan con su cuerpo, con grave riesgo de enfermedades profesionales, ¿prohibimos entonces el trabajo de los mineros? Otro argumento es que trabajan con un ámbito íntimo, ¿prohibimos los programas de cotilleos y perseguimos a esos vendedores de su vida erótico-afectiva? No sólo es la intimidad afectiva, es también la intimidad sexual lo que está en venta: si este es el buen argumento, deberíamos prohibir dichas escenas entre actores y actrices (estuvieron prohibidas hasta los 70). Y puestos a prohibir, los masajistas también, pues al igual que las prostitutas, trabajan con su cuerpo sobre otro cuerpo. También se señala la hipocresía de quienes defiende el derecho a ejercer un trabajo que no quieren para sí, o, en el caso de los varones, para sus mujeres (esposas, madres, hermanas, hijas…). Si es así, deberíamos prohibir todo tipo de actividad que no queramos para nosotros o para nuestros seres queridos, por ejemplo, prohibir que haya monjas de clausura. En general podemos decir que las prostitutas están explotadas, sí, pero como muchos otros trabajadores; nos recuerdan que el capitalismo se basa en la explotación, una relación formalmente entre iguales, pero en la que uno de ellos está en desventaja material. La única especificidad de su trabajo es que está vinculado al sexo.

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Una ley para el derecho al libre acceso a la información

Alberto Penadés

¿Se han preguntado alguna vez qué se gasta el dinero la SGAE? ¿O cuánto gasta en alquileres el ministerio de justicia? ¿O cuántos ciudadanos extranjeros han sido expulsados en un año? ¿O a cuántos jueces se les ha abierto expediente? ¿O qué terrenos del ministerio de defensa han sido sometidos a compraventa? ¿O cuánto cuestan las felicitaciones navideñas del Ayuntamiento de Madrid? 

No se lo pregunten, no se lo dirán. La Organización Info Access Europe hizo la prueba hace ahora un año de lanzar múltiples preguntas como estas a las administraciones. Los resultados fueron, en su inmensa mayoría, silencio o negativas: Los informes de la SGAE “no forman parte de un expediente”, el ministerio de defensa niega toda información por principio, el Ayuntamiento de Madrid ni siquiera abre las cartas, y así sucesivamente.

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Sobre la autoridad

Lope Agirre

Algo grave está pasando en este país, cuando los profesores piden, hasta desgañitarse, que se les considere “autoridad pública”, algo que Esperanza Aguirre les ha concedido en su predio-corte-cortijo de Madrid. Si ahora piden autoridad es que consideran que no la tienen, y si no la tienen ahora es que alguna vez la tuvieron y la perdieron. La pregunta es: “¿Qué sucedió, para que perdieran la autoridad?”.

Creo, sinceramente, que la respuesta no es sencilla. Antes, cuando Franco mandaba, los maestros tenían, además de autoridad, que es algo que corresponde a quien tiene la función social de enseñar, poder, mucho poder, y una vara para demostrarlo. Los buenos maestros no necesitaban pegar. La autoridad que, como un aura, desplegaban sobre sus alumnos era como una luz paralizante y atrayente. Recuerdo a los muchos buenos maestros que hemos tenido los Agirres, con cariño. Nos pasábamos horas viéndoles hablar y gesticular. Ser buen maestro no es fácil. Hace falta algo más que ciencia. Algo más tenían, claro, los buenos maestros que recuerdo. Y si los recuerdo es porque ese algo más me confiaron. Recuerdo que don Antonio Machado recordaba al maestro don Francisco Giner de los Ríos:

           “Su corazón repose

           bajo una encina casta,

           en tierra de tomillos, donde juegan

           mariposas doradas…”

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Alarmismo

 Millán Gómez

 Durante los últimos días se ha convertido en una costumbre afirmar sin rubor alguno que Zapatero está pasando por su peor momento desde que es Presidente del Gobierno. Es cierto que una crisis como la actual desgasta a este ejecutivo y a cualquier otro pero parece exagerado decir que justo ahora estamos peor puesto que, según los expertos, lo más grave de la situación económica ya ha quedado atrás y o bien estamos ya buscando la salida al túnel o, como mínimo, estamos más cerca de encarar la recta final. El argumento maniqueo de considerar que Zapatero está en las últimas porque algunos dirigentes socialistas hayan ido abandonando sus responsabilidades es un verdadero sinsentido. El abandono de algunos miembros del PSOE se debe a decisiones personales, a etapas profesionales ya cubiertas y puede ser que también a discrepancias con el Presidente. En caso de diferencias realmente irreconciliables (que no parece ser así) no parece que este argumento tenga el peso suficiente como para alarmar a la sociedad y decir que nos hallamos en el peor de los momentos y comenzar a dramatizar cuando menos motivos aparentes hay. Nadie es tan importante como para echar abajo todo un programa político compartido por sus militantes y todos aquellos votantes que le han prestado su confianza para cuatro años. Y tampoco ha dimitido un Vicepresidente del Gobierno, con todos mis respetos hacia los que se han echado a un lado.  Sigue leyendo