Afganistán como prioridad

Millán Gómez

 

La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca ha trasladado el foco de atención de la política exterior estadounidense desde Irak a Afganistán, país centroasiático que vive en continua inestabilidad y con un creciente protagonismo de la insurgencia talibán. Una de sus primeras decisiones ha sido la de enviar 17.000 soldados más a Afganistán a partir de este verano. No en vano, el propio Obama, en “The New York Times”, respondió con un categórico “no” al ser interpelado sobre si estaban ganando la guerra. Este nuevo contingente implicará que la cifra de soldados supere los 80.000, de los cuales 55.000 son estadounidenses, lo que supone el mayor número desde el derrocamiento del Emirato Islámico instaurado por los talibanes en 1996.

 

Esta suma resulta escasa a ojos del Secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, quien, en una reunión informal de ministros de Defensa celebrada en Cracovia (Polonia), pidió “más aportaciones civiles y más coordinación de las actividades de la Alianza”. En las últimas fechas, 19 países han confirmado su disposición de contribuir a la petición realizada por Gates. Fuentes de la OTAN piensan que son necesarios 10.000 militares más.

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