7 días cruciales

Padre de familia

 

El mes de abril que empieza mañana viene cargadito, cargadito de veras, su primera semana en particular, con un carrusel de cumbres internacionales en las que se abordarán los problemas más urgentes que afronta la comunidad internacional.

 

El Presidente Obama en el que tantos hemos depositado buena parte de nuestras esperanzas de corregir los muchos y graves desmanes de lo que va de década, viaja a Europa por primera vez. El jueves día 2 participará en la segunda Cumbre del G20 en Londres. Los días 3 y 4 asistirá a la Cumbre de conmemoración del sesenta aniversario de la OTAN que tendrá lugar en Estrasburgo y las vecinas ciudades alemanas de Baden Baden y Kehl. El domingo día 5 viajará a Praga para la Cumbre bilateral UE-EEUU, desde la que partirá de vuelta a Francia para conmemorar el 65º aniversario del Desembarco de Normandia. Finalmente, visitará Turquía con la incógnita de si finalmente clausurará, tal y como anunció hace un par de semanas un portavoz norteamericano autorizado, la segunda edición del Foro de la Alianza de Civilizaciones que tendrá lugar en Estambul el lunes y el martes de la semana que viene.

 

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Justicia estatal, justicia global y filosofía

Ricardo Parellada 

Hace unas semanas propuse sin éxito a los articulistas de DC hicieran alguna vez pedagogía de sus propias disciplinas. Es claro que aquí participamos gente de bagajes y formaciones muy diferentes, interesados en general por el presente, animados por una curiosa simpatía virtual y coordinados por la mano magistral de Alguien. A mí me encantaría aprovechar este clima para que los articulistas reflexionaran también a vuela pluma sobre la naturaleza de su vocación. ¿Se imaginan a Lope deleitándonos sobre la esencia de la poesía, a Van den Broek sobre la naturaleza de la prosa, a Padre de Familia sobre los fundamentos del derecho, a don Cicuta sobre los vaticinios de las ciencias sociales, a Sicilia o Antesala sobre las predicciones económicas, a Aitor o Millán sobre el alcance del periodismo o a Teoura sobre las leyes de la combustión de los hidrocarburos, como dice el anuncio de Repsol? De momento yo dejo la esencia de la filosofía para otra ocasión y hoy propongo la distinción entre justicia estatal y justicia global y una reflexión sobre la pertinencia y la irrelevancia de la filosofía.

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La polémica sobre el aborto

Marta 

Hoy está prevista una manifestación en Madrid convocada por una serie de asociaciones que se muestran contrarias a la reforma de la ley del aborto que el Gobierno está preparando. Bajo el lema “Marcha por la Vida”, desfilarán asociaciones como Derecho a Vivir, Hazte Oír, Médicos por la Vida y Grupo Provida. No está prevista la asistencia de los principales líderes del PP, sumidos en profundas contradicciones internas respecto a esta cuestión, ni de representantes de la Conferencia Episcopal, quienes siguen con su habitual estilo vergonzante.

 

Esta manifestación forma parte de una verdadera campaña antiabortista, de tintes un tanto agresivos en ocasiones, que se inició hace ya un par de semanas por lo menos, ante la intención del Gobierno de aprobar una ley de plazos que equipararía a España en esta materia con el grueso de los países de la Unión Europea, incluido Italia.

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La valentía es virtud

Millán Gómez 

Las últimas sesiones de control al Gobierno en el Senado y el Congreso de los Diputados escenificaron la soledad del Ejecutivo con respecto al resto de la oposición. Si bien esta situación es más habitual en la Cámara Alta porque allí tiene el PP la mayoría, lo que sucedió en la Cámara Baja es ya más preocupante. En esta ocasión, el motivo fue la retirada de los 620 soldados españoles integrados en las fuerzas de la OTAN en la antigua provincia serbia de Kosovo. La mayoría de los grupos apoyaban el fondo de la cuestión pero no así las formas ya que dio lugar a cierta descoordinación en el Gobierno y el enfado de los aliados. Aunque sea Zapatero quien tenga que tomar la decisión última en política exterior, no parece tampoco lo más coherente que el Ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, desconozca la decisión y se entere, como quien dice, por la prensa.

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«Si vienes a Madrid, ya eres de Madrid»

Antesala

De niño, cuando se acercaba el verano y hablábamos de nuestros destinos veraniegos en el patio del colegio, siempre contaba, con la felicidad ingenua de la infancia, que pasaría el mes de agosto en casa de mis abuelos. Como los de muchos otros, mis veranos transcurrían lentamente en la tierra que había visto nacer a mi madre. Hijos de castellanos, de extremeños, de andaluces o de gallegos volvíamos en septiembre contando correrías estivales en montes, playas o ríos, fiestas en honor de una patrona y reencuentros con amigos de temporada. Los abuelillos pasaban las tardes de otoño en los bancos de la plaza, relatando con nostalgia vivencias de su juventud en La Mancha, historias de maquis de Cuenca o emigraciones forzosas del campo de Jaén.

 

Recuerdo que, escudriñando el pasado de mis bisabuelos, sin ser consciente de que las partes tuvieran que sumar uno, solía decir que era mitad andaluz, mitad castellano y algo de canario. Un día descubrí que, tanto yo, como todos mis compañeros de juegos, éramos madrileños, porque ser de Madrid era ser hijo o nieto de emigrantes. Quizá ayudara el hecho de que nuestros apellidos, de procedencia castellana, no permitieran la distinción del origen. Aunque creo que la razón última es que el pueblo de Madrid ha sido siempre un pueblo mestizo, acogedor con los de fuera, que siempre se han convertido en los de dentro de forma inmediata. Todos hemos sentido nuestros orígenes familiares con pasión, en perfecta armonía con nuestro carácter de madrileños. Esta idiosincrasia colectiva es la que nos ha definido desde siempre y, quizá, su esencia pueda resumirse en la campaña publicitaria «Si vienes a Madrid, ya eres de Madrid».

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La derecha ante la crisis

Lobisón 

Durante treinta años, desde la primera victoria electoral de Margaret Thatcher, la derecha ha sentido que el viento soplaba a su favor. Es verdad que sólo la guerra de las Malvinas y la involución ideológica del laborismo le permitieron ser reelegida, como sin la llegada de Gorbachov, la caída del muro de Berlin y la posterior desbandada del bloque soviético, no se habría convertido el presidente Reagan en un personaje histórico para los norteamericanos. Pero no hay duda de que a finales de los ochenta el mundo había cambiado profundamente y las ideas que reinaban eran las de la derecha.

 

Eso no significa que todas las ideas de los últimos treinta años deban meterse en el mismo saco de un pensamiento único y conservador. El triunfo ideológico de la democracia liberal representativa sobre otras formas alternativas de gobierno constituyó probablemente un avance del sentido común, aunque Fukuyama lo presentara en un tono un poco megalómano. Pero la otra cara de ese triunfo del liberalismo político era el neoliberalismo económico, la idea de una sociedad en manos del mercado, de unos mercados autorregulados sin intromisiones políticas.

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¿Quién le pone el cascabel al gato?

Aitor Riveiro

El diario El País publicó ayer un artículo de Barack Obama en el que el presidente de Estados Unidos desgrana su estrategia para acabar con la crisis económica mundial: qué se ha hecho, qué se va a hacer y cómo habría que organizar, en su opinión, el sistema financiero mundial para evitar que una situación como la actual se vuelva a repetir.

Obama hace en el artículo una defensa no muy contundente de las medidas que su administración y otros gobiernos del mundo han tomado hasta ahora. Pese a asegurar que van en el camino correcto y que no había otra cosa que se pudiera hacer en un primer momento, el presidente de EE UU deja claro que queda todavía un largo camino por recorrer no sólo para salir de la recesión mundial en la que estamos inmersos, sino para, como decía, evitar que se repita.

El artículo de Obama es el preludio a la cumbre del G20 que en los próximos días reunirá a los líderes mundiales para decidir los pasos a seguir en esa nueva refundación del capitalismo en la que, según parece, estamos inmersos. Pese a asegurar a lo largo del texto que su país está preparado para “tomar la iniciativa”, Obama asegura que “el éxito de la economía estadounidense está inextricablemente unido a la economía mundial”. Todo el artículo es, en resumen, un canto al multilateralismo y un aviso a navegantes: morir solos, sobrevivir juntos.

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Saber perder, saber ganar

Barañain

El 2 de marzo pasado,  tras las elecciones vascas, concluía mi comentario en Debate Callejero diciendo que, en realidad, “lo noticioso, lo que hará memorable esta jornada electoral es que haya ocurrido lo que es normal en cualquier democracia asentada. Que en Euskadi, por fin, tras casi tres décadas de hegemonía nacionalista, haya alternancia política”.

 

La alternancia en el gobierno  es una de las señas de identidad, si no la mayor, de las democracias. Pero lo cierto es que cuesta asumirla con naturalidad  cuando se ha  estado disfrutando de un poder continuado durante mucho tiempo. Abandonar el poder puede resultar casi agónico. No ya, o no sólo,  por la dimensión propiamente política del hecho, sino por la repercusión que tiene sobre la vida de  multitud de personas abocadas a buscarse empleo tras una larga trayectoria de desempeño de cargos públicos. Para el perdedor, la alternancia suele ser, además, un eficaz revulsivo que sacude sus estructuras internas: una oportunidad para la revisión de ideas y estilos y para determinar qué personas serán las adecuadas para liderarlo.

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Salto a la fama

Lope Agirre

No todos valemos para todo. Es algo evidente; no para todos, claro. Hay quien se cree que vale para todo, y hay quien se cree que no vale para nada. Ambos son dignos de conmiseración, y ambos tienen algo de tartufos. Son, en cierto sentido, hipócritas. No hay peor forma de orgullo que el exceso de humildad; ni peor forma de humillarse que excederse en la propia estima.

 

Para ser excelso o notable en la actividad a la que nos dedicamos, en cuerpo y alma, sea cual sea, hacen falta talento, esfuerzo y suerte, mucha suerte, sobre todo. En tiempos más sublimes que los actuales, o cuando el sentimiento religioso no estaba tan enmascarado en lo cotidiano, a quien se consideraba privado de las virtudes necesarias para el desempeño de un trabajo se le disuadía sin brusquedad, con bastante delicadeza, casi con dulzura: “Dios no te ha llamado por ese camino”. Y el que creíase llamado para realizar grandes proezas ante Dios y grandes servicios ante los hombres, agachaba la cabeza y desistía de seguir por la senda de sus sueños. La vocación, amigos, era en definitiva la instancia decisoria, la llama que alumbraba la divina providencia.

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Héroes de celuloide

Marta

Estamos ante el final de un Puente, el primero en casi tres meses, y eso se palpa en el ambiente. Hay ganas de salir, de entrar, de viajar, de quedarse en el sitio a descansar. No sé si les pasará a ustedes, pero noto cierta saturación, no sólo por el continuo quehacer diario en esa monótona sucesión de semanas lunes-viernes, lunes-viernes, lunes-viernes… sino por lo ajetreado de la actualidad, con campañas autonómicas, tramas de corrupción y espionaje, crisis, crisis y crisis…

 

Apetece, pues, desconectar, y soñar con que un mundo mejor es posible. Para estas ensoñaciones propias de una mañana (o una tarde) perezosa de domingo, y en lo que no comience el Mundial de Fórmula Uno, ayuda mucho acudir a los héroes de celuloide, a las películas de siempre.

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