Depresiones para todos los gustos

Padre de familia

 

La supuesta depresión económica, la depresión por lo de Oriente Medio – tanto por el probable resultado de las elecciones en Israel hoy como por el caos palestino -, la absoluta depresión de los etarras – a decir de sus propios papeles según viene relatando la prensa – y, como no, el partido político español que avanza de-presión en (de)presión hasta la derrota final, nuestro PP de los PP de toda la vida, por supuesto.

 

La semana pasada, el Consejero Delegado de General Electric eludía con humor definir si estamos ante una recesión o una depresión afirmando que sin duda ante una de las dos… Recesión son dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, eso lo sabemos todos. Pero, ¿existe una definición aceptada de lo que constituye una depresión económica? En todo caso, parece claro que estamos en una, y en una bien gorda. Los indicadores económicos globales de la OCDE indican que ya estamos al nivel de la crisis de 1973-74… y bajando.

 

Quizás la mejor prueba de la excepcionalidad de la situación que vivimos es que nadie se sobresalta ante la posibilidad de que la Reserva Federal empiece a comprar deuda pública emitida por el Tesoro norteamericano. Al contrario, el Banco Central Europeo no descarta empezar a hacer lo mismo próximamente. ¿No es acongojante? Es, cuando menos, muy sorprendente que nuestros Gobiernos emitan deuda y quienes la compren sean nuestras –independientes?- autoridades monetarias. ¿Con qué fondos la compran? ¿No son también nuestros al fin y al cabo? Es decir, ¿nos compramos deuda pública a nosotros mismos? ¿Quién la va a devolver? Me temo que nosotros también pero tengo que admitir que no sé muy bien cómo… O sí, emitiendo moneda, imprimiendo billetes, devaluando los que hoy tenemos en la cartera. ¿Y qué consecuencias va a traer semejante galimatías financiero? Seguramente estamos de acuerdo en que no hay nada peor que la deflación pero, ¿cómo sabrán el momento en el que el peligro de la inflación vuelva a más grave que el riesgo de deflación? ¿Y qué harán en ese momento con toda la deuda acumulada? Lo peor está por llegar. Depresión.

 

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