lope agirre
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El concepto de “lo falso†procede del mundo del arte. La falsificación intenta muchas veces sustituir a la obra verdadera, con fines comerciales, claro. Y lo consigue; hay quien prefiere obras falsificadas en el comedor de su casa, amueblada según el canon estético comprado en Ikea, todo noble, como se sabe.
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La ciudad de los Agirre, a orillas del Cantábrico, es un lugar admirable e incluso entrañable. Su peculiar belleza, de rasgos precisos y certeros, está rodeada, sin embargo, de un halo de falsedad. La famosa “área románticaâ€, un apacible y ordenado conjunto de calles, rodeando la Catedral, es falsa, en la medida que lo son las imitaciones en comparación con el original. Lo mismo sucede con la Catedral del Buen Pastor. Vista desde el cielo, se sabe que es catedral, recia como una caja de piedra, mas por ser imitación del gótico, sin serlo verdaderamente, hay que considerarla como falsa. Pero que nadie tome el término “falso†en un sentido peyorativo, sino en uno amable. En el mundo circulan perlas falsas que más bien parecen auténticas. También se ven perlas ensangrentadas y flores pisoteadas, que cantaba no sé quién. Los Agirre, cuando una mujer se nos insinúa, cosa que sucede una vez en el siglo, luciendo en su cuello un fanal de perlas, no preguntamos si son perlas verdaderas, sino si es ella, la hembra, verdadera y no producto de la imaginación, que de todo hay. También circulan por el mundo, perlas auténticas que más bien parecen falsas. Lo falso, muchas veces, es una manera de ocultarse.Â
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Los seres humanos tendemos a embellecer el pasado que no hemos tenido. El pasado nos atrae hacia sÃ, como una piedra magnética. A veces, la embellecemos inventándola; otras, decorándola por fuera, en la parte visible. Se pueden adecuar, según mande la ocasión, las opiniones que no hemos tenido, y manipular los recuerdos. En muchas biografÃas no aparece nada que a la luz actual sea oscuro o deplorable, aunque en la vida real lo hubiera. La belleza del pasado recreado destruye la verdad del suceso. Surge el mito, al otro lado del espejo. Si no se puede conducir el presente hasta el pasado, se atrae el pasado hasta el presente. Humana condición.