Lo falso

lope agirre

 

El concepto de “lo falso” procede del mundo del arte. La falsificación intenta muchas veces sustituir a la obra verdadera, con fines comerciales, claro. Y lo consigue; hay quien prefiere obras falsificadas en el comedor de su casa, amueblada según el canon estético comprado en Ikea, todo noble, como se sabe.

 

La ciudad de los Agirre, a orillas del Cantábrico, es un lugar admirable e incluso entrañable. Su peculiar belleza, de rasgos precisos y certeros, está rodeada, sin embargo, de un halo de falsedad. La famosa “área romántica”, un apacible y ordenado conjunto de calles, rodeando la Catedral, es falsa, en la medida que lo son las imitaciones en comparación con el original. Lo mismo sucede con la Catedral del Buen Pastor. Vista desde el cielo, se sabe que es catedral, recia como una caja de piedra, mas por ser imitación del gótico, sin serlo verdaderamente, hay que considerarla como falsa. Pero que nadie tome el término “falso” en un sentido peyorativo, sino en uno amable. En el mundo circulan perlas falsas que más bien parecen auténticas. También se ven perlas ensangrentadas y flores pisoteadas, que cantaba no sé quién. Los Agirre, cuando una mujer se nos insinúa, cosa que sucede una vez en el siglo, luciendo en su cuello un fanal de perlas, no preguntamos si son perlas verdaderas, sino si es ella, la hembra, verdadera y no producto de la imaginación, que de todo hay. También circulan por el mundo, perlas auténticas que más bien parecen falsas. Lo falso, muchas veces, es una manera de ocultarse. 

 

Los seres humanos tendemos a embellecer el pasado que no hemos tenido. El pasado nos atrae hacia sí, como una piedra magnética. A veces, la embellecemos inventándola; otras, decorándola por fuera, en la parte visible. Se pueden adecuar, según mande la ocasión, las opiniones que no hemos tenido, y manipular los recuerdos. En muchas biografías  no aparece nada que a la luz actual sea oscuro o deplorable, aunque en la vida real lo hubiera. La belleza del pasado recreado destruye la verdad del suceso. Surge el mito, al otro lado del espejo. Si no se puede conducir el presente hasta el pasado, se atrae el pasado hasta el presente. Humana condición.

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Camelos de Hogaño (I)

Andrés Gastey

 

Cada época tiene sus camelos.

 

Quienes elaboran y utilizan el lenguaje público van introduciendo subrepticiamente en él algunas frasecillas biensonantes. Como consecuencia de su uso repetido e irreflexivo, generan lugares comunes que conviene diseccionar. A menudo, este análisis lleva a la conclusión de que se nos coloca impunemente mercancía discursiva averiada.

 

Por poner un ejemplo histórico reciente, aludiré a un camelo que se vendió con mucho éxito durante nuestra Santa Transición: «no hay que confundir libertad con libertinaje». Esto solían proferir ciertos personajes encorbatados que aparecían en pantallas en blanco y negro, con bigotito fino, gafas oscuras y un pañuelo blanco que asomaba por el bolsillo de la pechera de su chaqueta. En realidad, lo que nos querían decir era lo siguiente: para ellos la libertad y el libertinaje sí eran lo mismo, y mucho ojo con exigir la primera, porque caeríamos nefandamente en lo segundo.

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¿Crisis del sistema educativo?

José Saturnino Martínez García

Cada vez que se habla de Educación en España es para señalar que la situación es desastrosa. Pero sin vivir en el mejor de los mundos posibles, la situación no es tan negativa como se dice.

Los nefastos resultados de PISA (comparación internacional de rendimiento educativo), no son tan nefastos. Lo que es penoso es que en España la mayor parte de los comentaristas de estos datos no sepan diferenciar entre número ordinal y número cardinal. Imaginemos un grupo de cuarenta personas que miden 1,72 cm. como media (y 0,1 cm. de desviación típica, es decir el 95,5% mide entre 1,52 cm. y 1,92 cm.) y encontramos a alguien que mide 1,715 cm. Nos escandalizamos y decimos que esta persona es un pigmeo, porque entre  las 40 del grupo, está en el puesto 20 de ranking de estatura… Esta estupidez es la que se sostiene continuamente con los datos de PISA (la puntuación media está en torno a 500 y la desviación típica de 100, la puntuación de España, según la prueba es de 488, 480 y 461). Además, ese supuesto pigmeo es hijo de padres con estatura menor a la media. Es decir, no se comenta tanto que España es el tercer país de la OCDE, tras Corea del Sur e Irlanda, en el que más ha mejorado el nivel educativo de la generación de los hijos en relación con el nivel educativo de los padres, y que cuando se corrigen los datos por las diferencias educativas y económicas, España mejora sensiblemente. Tampoco se dice que tenemos menos alumnos con nivel bajo de rendimiento en Ciencias, que países como Noruega, Francia, EEUU, Italia o Luxemburgo. Y si se afirma que parte de nuestro problema educativo es debido a nuestro atraso secular, son muchos, especialmente entre la derecha, los que piensan que se está echando la culpa a las familias. Pero obviamente esto no es cierto, pues los resultados educativos de los hijos en España son mejores que los de sus padres, lo que prueba el esfuerzo de las familias; eso sí, no tan buenos como para acabar con siglos de analfabetismo popular fomentado por la desidia del Estado y el elitismo de la Iglesia, que casi monopolizaba la escolarización en España hasta los 70.

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El Gobierno salva los presupuestos

Millán Gómez

 

Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) simbolizan anualmente los apoyos parlamentarios de los que goza el Gobierno central. El Ejecutivo socialista cuenta con mayoría simple y necesita el voto favorable de diputados de otras formaciones para sacar adelante las cuentas. Además, los PGE constituyen el principal acontecimiento del comienzo del curso político. Las cuentas para 2009 son, si cabe, más importantes que en ocasiones precedentes debido a la problemática situación económica que vivimos.

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Orígenes pirrónicos de la crisis financiera

Ignacio Sánchez-Cuenca

 

Mientras los investigadores y expertos del mundo entero se afanaban por entender las causas de la catástrofe financiera que se extendía por el planeta, centrándose en factores como las hipotecas subprime, el derrumbe de expectativas sobre los productos derivados y otros artefactos financieros semejantes, la crisis de liquidez, el colapso del mercado interbancario, etcétera, etcétera, etcétera, dos investigadores albaceteños, Cristóbal Molinero y Maruja Irujo, que llevaban años enfrascados en un trabajo sobre la ontologí­ade lo estrafalario, recordaron aquel resultado nuclear de la teoría de las catástrofes del matemático René Thom, en virtud del cual el aleteo de una mariposa en un bosque de secuoyas canadienses puede producir un tifón en el desierto del Gobi, osease, que alteraciones casi imperceptibles en un sistema pueden conducirlo hasta el punto en el que se produce una transición de fase (catástrofe) y el tal sistema sufre un cambio súbito y profundo.

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Berne en Miraflores

Frans van den Broek

 

No recuerdo si la lectura de los libros del Dr. Eric Berne me incitó a pensar en uno de los cuentos de Julio Ramón Rybeiro o si alguna relectura del cuento me evocó los libros del Dr. Berne, pero el caso es que en mi universo mental ambos han estado desde ya hace un buen tiempo amaridados. La primera pregunta que probablemente el lector español de hoy en día se haga es quién es este Dr. Berne, un nombre que en otros tiempos y sobre todo en otras latitudes generaba inmediato reconocimiento. Quizá aún lo genere en España, no lo sé, pero me temo que sus doctrinas y métodos han sido relegados al espacio que ocupan las terapias alternativas o a los áridos homenajes de las historias de la psicología. Para quien no esté en el hábito de reconocer este nombre, indicaré algunos rasgos básicos que también me servirán en los comentarios posteriores.

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¿Tendremos valor?

Aitor Riveiro

El pasado lunes, 12 de octubre, El País publicaba uno de los mejores artículos que recuerdo. Era tan bueno que tuvieron que relegarlo al suplemento Negocios, supongo que para que lo leyera menos gente y el país (España, quiero decir) no tomara al asalto los centros de poder del Estado.

Les voy a extractar parte del reportaje que firma Ramón Muñoz:

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¿Se acabó la crisis?

Mimo Titos

 

Las bolsas mundiales reaccionaron ayer con euforia record a las decisiones de los líderes mundiales durante el fin de semana. Primero fueron los bancos centrales los que, la semana pasada, decidieron dejar la preocupación sobre la inflación y darle un bocado concertado a los tipos de interés. No sirvió. Cuando cerraron los mercados el viernes, se había borrado de la faz de la tierra más de un 20% de la capitalización bursátil mundial, la peor bajada semanal registrada en los 112 años de historia del Dow Jones, un 30% durante el último mes. Por no hablar de las cifras de los últimos doce meses: una pérdida acumulada del 46% en Brasil, 48% en India, 62% en China y 63% en Rusia.

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Si ya lo decía yo…

Barañain

Ignorante como soy,me acerco a la lectura de las noticias económicas con el mismo escepticismo con el quecompruebo mi peso (creciente, maldita sea) en la báscula de mi cuarto de baño. No la entiendo, sé que no da un peso real y no tengo ni idea de qué hacer para calibrarla. Pero como hago uso siempre de la misma báscula me conformocon verificar la oscilación entre una medición y otra.La coherencia interna del aparato de marras me sirve para alarmarme o tranquilizarme sobre mi obesidad rampante.

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Muy buenos días a todos

Ceferina 

Hace mucho tiempo que no aparezco por aquí a contarles algo, aunque les sigo leyendo todos los días, porque tengo una afición a este Debate Callejero que no creo que se me quite ya nunca. Me parece como si les conociera a todos ustedes, aunque hay algunas personas nuevas pero que después de escribir una temporada seguida, ya parecen como viejos conocidos, como ese señor don Lezo, o ese otro don Sicilia, o don Teoura. En cambio, hay otras que ya no escriben, como aquel señor tan simpático y que escribía tanto y tan bien, don Jon Salaberría, y desde luego don A Verlas Venir, que ya me enteré que tuvieron una pelea muy gorda y que don A Verlas se enfadó mucho. A mí me da mucha pena que esos señores ya no escriban, o doña Devagar, y con lo de las peleas parece mentira que se comporten ustedes como críos, casi nunca es nada tan importante como para romper una amistad o un sitio como este donde ustedes lo pasan tan bien y donde se aprende tanto, todas esas peleas se las acaba llevando el viento, sólo los chavales las guardan dentro como si fueran importantes. Pero ustedes ya no son chavales.

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